No descuides las etiquetas de productos alimenticios

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La legislación de los alimentos exige cada vez más información y transparencia. De hecho, obliga a que tenga un tamaño mínimo de letra para favorecer su lectura.
El etiquetado de los productos alimenticios es una característica obligatoria en todos los envases. Hay personas que le prestan más atención que otras según su estado de salud o sus preferencias. ¿Tienes alergias o intolerancias? ¿Te importan las calorías? Antes de comprar lee la etiqueta.
El etiquetado de todos los productos que consumimos puede darnos pistas para evitar riesgos a nuestra salud y tomar buenas decisiones en nuestra alimentación.
La legislación de los alimentos exige cada vez más información y transparencia. De hecho, obliga a que tenga un tamaño mínimo de letra para favorecer su lectura.
Entre los elementos que recoge la etiqueta se encuentran el nombre del alimento, la lista de ingredientes ordenados de mayor a menor según su importancia en peso, la cantidad neta del alimento, la fecha de caducidad, las condiciones especiales de conservación y preparación, la información nutricional y el nombre de la empresa con su dirección.
Dentro de este último apartado, los elementos a los que más importancia dan los compradores siguen el siguiente orden: “Las calorías -aunque no es lo más importante-, los azúcares, las grasas saturadas, los hidratos de carbono y la sal”.
Según explica la experta en nutrición, hay 14 que presentan mayor riesgo de causar alergias en la población. Los más comunes, leche, huevos, soja o pescado.
No obstante, no hay que bajar la guardia porque hay muchas personas que son alérgicas a determinados alimentos que “no están recogidos en la lista de los más comunes”.
Siempre que el consumidor tenga dudas respecto a alguno de los ingredientes, debe resolverla “llamando al número de teléfono servicio de atención al consumidor que normalmente está también incluido en el envase”.

En algunas ocasiones, en la etiqueta del producto aparece un mensaje que nos alerta de que puede contener trazas de gluten, leche, huevo...
Con esto se refiere a que en la misma línea de fabricación de ese alimento ha pasado otro que sí lo contenía.
Según Aragón las etiqueta tienen que estar basadas en la evidencia científica.
Sin azúcar, sin sal, sin grasas: Uno de los casos más comunes es el de las declaraciones “cero azúcares” o “cero grasas”. Hay que tener cuidado en este aspecto porque “a veces los sin grasa se compensan con más azúcar y los sin azúcar tienen un extra de grasa para que conserven un sabor agradable”.
Alimentos light: No por denominarse “lights” significa que sean bajos en calorías o especialmente saludables.
El consejo central es precaución y leer bien las etiquetas, ya que, a veces, hay enormes diferencias entre productos que parecen similares.