¡Viva México, que viva México!
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El intérprete se presentó la noche del sábado en el primero de sus dos conciertos en la Arena Monterrey y aunque ofreció el mismo show de su anterior visita, ahora tuvo un toque diferente porque estuvo enmarcado en la celebración de las fiestas patrias.
Monterrey.- Aunque nunca tomó los sombreros que le ofrecían, ni incluyó en su repertorio una canción mexicana, el artista sí gritó "vivas" para nuestra nación, que fue el primer país que lo apoyó en su carrera como solista.
Con una hora de retraso, debido a una fuerte tormenta que azotó la ciudad, Ricky dio inicio a su espectáculo a las 21:28 horas.
En esta ocasión lució un poco más llenito, que su anterior visita, pero eso sí con unos brazos muy musculosos y la agilidad que lo caracteriza para bailar.
Las mujeres se deshicieron en gritos apenas vieron aparecer al puertorriqueño en escena. La primera canción del repertorio fue "Pégate", un tema muy rítmico en el que Ricky demostró toda la candela que tiene para bailar.
La producción fue exactamente la misma: una pantalla central en forma cilíndrica, dos laterales, una en la parte de atrás y las bandas eléctricas que le permiten bailar y acercarse a la gente de enfrente del escenario.
Siete músicos, ocho bailarines y dos coristas acompañan al ex Menudo en escena, que con el concierto de Monterrey retoma las actividades de su tour Blanco & Negro, después de un breve receso.
Y aunque de antemano el público sabía que el espectáculo es el mismo, el artista demostró que tiene un lugar bien ganado como uno de los consentidos de los regiomontanos, que sumaron 10 mil en el recinto.
El show fue un derroche multicolor y de energía en especial en los temas rítmicos como "I Don't Care" y "María".
Dos de las canciones más coreadas de la noche fueron las baladas: "Vuelve" y "Nieve de Noche, Fuego de Día", con las que el boricua mostró su lado romántico.
Entre la audiencia había gente con banderas de México y Puerto Rico, dos naciones que esa noche se unieron a través de la música de Ricky Martín.
El vestuario que usó el intérprete en su presentación fue el mismo que la vez pasada, no hubo cambios ni en las canciones, la producción o la indumentaria, pero eso sí el público disfrutó del cantante a más no poder.
El artista prometió dejar su alma en el escenario y en verdad así fue porque se entregó por completo en su show que tuvo duración de casi dos horas.
El bloque de temas súper bailables como "Livin La Vida Loca", "La Copa de la Vida", "Lola Lola" y "La Bomba" pusieron a todos al borde del frenesí y demostraron que por la sangre de Ricky corren carretadas de ritmo latino.
El final fue tan mexicano como el inicio: una fanática lanzó al escenario una bandera mexicana y Ricky la tomó y se cubrió con ella.
A las 23:00 horas el boricua se despidió de su público que lo ha colocado desde hace años en la categoría de ídolo.