Pedro Páramo: una novela de las ánimas en pena
¿Cómo es que la novela prima del escritor Juan Rulfo captura una de las escenas más oscuras pero bellas de la literatura mexicana? Pues aún en este Día de Muertos, en Comala las ánimas continúan conversando
El portal de Jóvenes Lectores realizó hace años en su serie “¡Silencio! Maestros leyendo”, una discusión sobre la novela Pedro Páramo.
Es posible que, aun siendo esta una obra maestra de la literatura mexicana, las nuevas generaciones no la conozcan fuera de los salones de clase, o las ferias del libro. Desconocen la historia de un pueblo “fantasma” que, en lugar de buscar la destrucción o el caos, busca su descanso.
“Aquella (Comala) está sobre las brasas de la Tierra. La mera boca del infierno. Con decirte que muchos de los que ahí se mueren, al llegar al Infierno regresan por su cobija.” se dice al protagonista de la historia, el joven Juan Preciado
Pedro Páramo es el cacique de Comala. Un poblado de gente tan pobre e insignificante que se encuentran, según dice el escritor Juan Villoro, fuera de la historia. Viendo que su tierra se vuelve árida y desolada, Pedro Páramo abandona al pueblo a su suerte.
La gente llega a creer que en el Día de Muertos, se pueden escuchar las voces de los fallecidos. Pues en Comala, ocurre lo mismo a Juan Preciado cuando arriba a Comala. Voces sueltas se llegan a escuchar por doquier. Voces de gente que ya ha fallecido, como el mismo Juan Preciado quien anda en búsqueda de su padre: Pedro Páramo.
Juan Rulfo fue testigo de experiencias desagradables y tristes durante su infancia como la muerte de su padre y abuelo en las Cristeadas. El abandono, el desdén, la sequía y la desolación son temas recurrentes en sus escritos; que aun cuando éstos pueden ser compilados en un solo tomo, resultaron un parte aguas en la novela en español.
Pedro Páramo es una novela que manipula el tiempo y la secuencia de los acontecimientos, para hacer parecer que las cosas se repiten. Que Comala se encuentra atrapada en una especie de bucle, de donde sus fallecidos no pueden, o se niegan el salir.
"Nada puede durar tanto, no existe ningún recuerdo por intenso que sea que no se apague"
