Por puro amor reparte ropa entre necesitados en colonia de Saltillo
Recordando su infancia difícil y entendiendo la necesidad de la gente, Denisse les tiende una mano
Este es el segundo año en que Denisse Adriana Moreno Reyes, una empleada de la nevería La Sultana, llega a la colonia Ampliación Morelos quinto sector cargada con varias de bolsas de ropa equivalentes a 10 mil pesos y la regala a las personas que no tienen cómo abrigarse durante el invierno.
Antes de las 11:00 horas, Denisse Adriana llegó acompañada de sus dos hijas en su coche a las orillas de la colonia con la intensión de repartir la ropa que usó durante un año o poco más. Las ocasiones anteriores también llegaron a este mismo lugar, pues aseguran, no saber a dónde más ir a entregarlas cosas que han guardado desde hace varias semanas.
—De hecho mi hija quería hacer una posadita, pero no hemos tenido tiempo. Son cosas que nosotros dejamos y hay a otras personas a quienes les sirven…La finalidad es ayudar a la gente que necesita.
A mis hijas les gusta mucho venir a regalar ropa y siempre venimos, ya son dos veces que venimos. Sabemos que ellos les van a dar utilidad y en lugar de tirar la ropa, mejor la regalamos.
Las decenas de bolsas de ropa contienen entre 600 y 700 prendas de ropa para dama y niños, que Denisse y sus hijas sacan cada año de su clóset o compran por grandes cantidades en Estados Unidos.
UN ORIGEN HUMILDE
Denisse recordó que durante su niñez vivió en la colonia Valle Escondido y también tuvieron carencias de ropa y alimentos, pues cuando había desastres naturales o lluvias, se mojaban y su madre tenía que subirlas a las mesas para evitar que se mojaran.
—Nosotros desde niños venimos desde muy abajo y entonces, yo una vez estuve así como ellos y a veces teníamos qué comer y otras no. Nosotros queríamos que la gente nos ayudara y a mí me nace porque yo sé la necesidad que tiene cada quien, por eso lo hago. Por eso les digo a mis hijas: que valoren lo que tienen porque ellos no sufrieron y nosotros cuando estábamos chiquitos batallamos mucho.
La satisfacción que le deja regalar ropa en la colonia de escasos recursos es ver la cara de felicidad de los niños y mujeres.
—Se emocionan cada vez que traemos las cosas y eso es lo que me gusta. Que me regalen una sonrisa y un: “gracias, señora”.
Sabemos que ellos les van a dar utilidad y en lugar de tirar la ropa, mejor la regalamos”.