Generación sin evocación: ¿Qué comida recordarán los adultos de mañana?
Aún recuerdo la cocina de mi familia, los sabores. Aún extraño el aroma del caldo de pollo de mi bisabuela cuando me daba gripa. El cuidado sin medicamentos, sólo los mimos. La natilla que me dejaba golosa de ir por otra hecha por mi abuela paterna y cómo olvidar los tamales de elote de Lorenza, mi abuela materna. ¿Qué podrán recordar estas generaciones cuando tengan esta edad? El olor a aceite compuesto de toda la fritanga de comida muerta, sin alma, sin intención.
Las bebidas de colores y envasadas con azúcares malignas, las sopas de vaso del microondas y el exceso de químicos. Esta modalidad de picantes casi incomibles, en las bolsas que hacen más basura que lo que realmente sería la función de una botana, una colación. Los refrescos saturados, la pizza que siendo una venerable cocina italiana se convirtió en muchas partes en comida chatarra por la baja calidad de la salsa de tomate, entre harinas procesadas y embutidos.
¿Qué recordarán los niños de ahora en 30 o 20 años? La increíble comida para niños que ahora muchas mamás piden para sus pequeños, donde una sopa, unos taquitos, una piernita de pollo guisada no es parte de esas comidas, menos unas verduras, unos elotes o nopalitos con huevo. Se retiran si no hay catsup para que el pequeño pueda sobrevivir en su salida a comer.
Los nuguets. Ya imaginé al adulto del mañana con problemas de colón, de intestino lento, de problemas gastrointestinales, recordar aquellas alas tiesas repletas de aceite que llegan por toneladas de China a México. Agradecer ese ruido de la moto donde casi toda la semana pedían comida en un envase terrible de nieve seca, como la evocación de su actual realidad.
Porque cocinar ahora no es algo que dignifica no solo la salud de la humanidad, también es el espíritu de estos niños que no saben a qué sabe la comida verdadera. Quizá no sea una generalidad ya que existen cientos de tik toks de comida saludable, que pocos consumen pero sí le dan like.
Los recetarios desaparecerán, esos escritos a mano, para que fueran inolvidables e incluso legados familiares. La receta de...
Los próximos años será la comida sin memoria, sin conexión y sin calor. ¡Estamos invadidos de mercadotecnia gastronómica! Ese es material para otro artículo.
La lechuga orgánica, todo es “artesanal” pero por 20 veces su costo real, como queriendo decir que sólo la gente pudiente puede comer sano.
Les pondré un breve ejemplo de las bondades de la cocina real:
Anemia: come diario una porción de caldo frijol negro con rábanos y agua de berros, alfalfa y miel.
Gripa : caldo de pollo (no de pechuga) con todo y menudencias, té de canela, té de limón, té de jengibre y de bugambilia, con su miel, por favor.
Amibas: ponga epazote y aguacate en su dieta.
Hígado triste: Tome jugo de betabel puro durante una semana, en ayunas.
Estreñimiento: Cómase la papaya y las semillas de la misma. Una el primer día, dos al siguiente y así sucesivamente hasta el día 15 y después del 15 al 1, de reversa, para las enzimas.
Tristeza: Coma un pedazo de chocolate (no de marcas gringas).
Baja energía: Agua de amaranto con cacao, chile ancho y piloncillo.
Insomnio: Té de menta.
Apapacho: Una tierna sopita de fideos con verduras.
Para todo hay, procuremos este recurso de amor que cada vez va quedando en el olvido, que no se olvide la esencia de lo que nos mantiene vivos: La comida.
Encuesta Vanguardia
https://vanguardia.com.mx/binrepository/1200x830/0c14/1200d801/none/11604/QRJK/junk-food-day1-scaled_1-8186952_20240206220950.jpg
$urlImage