Movilidad urbana en Saltillo: ¿y las ‘víctimas colaterales’?
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Los proveedores del servicio de transporte de personal de las empresas de la Región deben ser regulados en su actividad pues actualmente afectan a múltiples personas y negocios
Uno de los problemas que demandan urgente solución en la capital de Coahuila, poca duda cabe, es el de la movilidad urbana. Se trata de un fenómeno de múltiples aristas que ha sido históricamente desatendido por las autoridades estatales y municipales y debido a ello sigue creciendo.
Una de esas aristas es la relacionada con el transporte de personal de las empresas que operan en la zona metropolitana de Saltillo. A falta de un transporte público eficaz -ya no digamos eficiente- el sector industrial se ha visto en la necesidad de contratar empresas privadas para garantizar el transporte de sus empleados lo cual implica problemas colaterales.
Por un lado, es preciso tener en cuenta que las empresas privadas de transporte de personal son un negocio, es decir, su preocupación central es cubrir las necesidades de sus clientes: que sus empleados lleguen a tiempo a sus centros de trabajo y luego, al terminar su turno, de vuelta a sus casas.
Tal hecho implica, en primer lugar, la generación de “horas pico” en el tránsito citadino. La ecuación es simple: en el período de entrada y salida de personal de las empresas que utilizan transporte privado, una miríada de unidades se concentran en las calles de ciudad para cumplir su cometido.
Pero no es solamente el congestionamiento vial una de las traducciones indeseables de este fenómeno. Además de lo anterior, está el hecho de las molestias que la operación de las empresas de transporte privado generan a los vecinos de las áreas donde operan. Tal como lo consignamos en esta edición, el uso de cientos de unidades, que inician su operación en puntos concretos de la mancha urbana, provocan múltiples molestias.
El testimonio de una de las “víctimas colaterales” de este fenómeno, habitante de la colonia Villa Olímpica, es elocuente: “los choferes de DM Control (una de las empresas que presta el citado servicio) están tan adaptados a su estacionamiento particular, que nos despiertan desde las primeras horas de la mañana con su peculiar música a todo volumen y se burlan de los vecinos al pedirles que lo bajen. Estamos en total indefensión”.
Otros afectados, en la colonia Provivienda y el fraccionamiento Indio, a un costado del Distribuidor Vial “El Sarape”, refieren molestias similares: “en las mañanas es cuando tenemos (más) problemas. Al abrir, tenemos que esperar a que los choferes vengan a mover sus camiones porque no respetan los portones”, dijo el empleado de una empresa que no puede iniciar sus actividades regulares debido a la presencia de los camiones.
Quienes se dedican a transportar a los empleados de las empresa de la región, sin duda tienen derecho a realizar su actividad, pues esta forma parte de la economía local. Sin embargo, es necesario que sus operaciones respeten los derechos de terceros.
En este sentido, lo deseable es que las autoridades estatales y municipales que tiene como responsabilidad regular tales actividades intervengan para que todas las personas -relacionada o no con tales actividades económicas- puedan ejercer sus derechos sin que en el camino se generen “víctimas colaterales” como claramente hoy está ocurriendo.
Encuesta Vanguardia
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