Ana Paula Vázquez, la arquera coahuilense que le apunta al sueño completo en los Juegos Olímpicos de París 2024
Ana Pau es una arquera olímpica de éxito, ha superado lesiones y desafíos, y conoció la gloria en Tokio 2020. Ahora, apunta a París 2024 y sueña con algún día ser la mejor entrenadora de tiro con arco en México
Ana Paula Vázquez Flores es atleta olímpica, y no solo pretende seguir ganando todas las medallas posibles, sobre todo las de oro, también busca que en el país y el mundo se hable de ella como la mejor entrenadora que ha dado México en el tiro con arco.
Todo anhelo, compromiso y logro tienen un costo si se toman en serio, la ramosarizpense de 23 años lo sabe.
Para ser deportista de alto rendimiento, pertenecer a la categoría mayor del tiro con arco nacional y permitirse soñar de esa manera, ha tenido que superar críticas, sacarle provecho a sus lesiones y enfrentarse a personas heridas por la experiencia.
Como recompensa, el alto rendimiento le ha dado tres regalos aplicables en la vida: control motriz, tolerancia a la frustración y juicio nulo. Todo eso llevó un proceso.
Ana Paula recuerda ser una niña inquieta, amante de las películas, buena estudiante, le gustaban los juegos de mesa y practicar deportes. Siendo la única mujer entre tres hermanos, aprendió a ser ruda.
“Yo tenía mucha energía, pero mis hermanos eran un desmadre”, platica mientras recuerda como uno de ellos solía subirse a los techos de las casas.
Esa rudeza la llevó a recibir comentarios desafortunados, sobre todo en la escuela, como que la señalaran de ser “marimacha”. Lejos de desanimarla y separarla de disciplinas que históricamente han sido practicadas por hombres, Ana Paula se dedicó a aprender y disfrutar. De hecho, una de esas actividades le resultó apasionante y encontró que era muy buena en ello: el futbol americano.
“Estaba torita”, describe Ana Paula, quien agradece que sus entrenadores nunca hicieron distinción entre ella y sus compañeros del emparrillado. Si se trataba de jugar, era parejo, y le tocaba hacer labores tanto en las líneas defensivas como en las ofensivas. Estaba fascinada, hasta que llegó la lesión, más o menos a sus 11 años.
Un empujón por la espalda, una mala caída y un cartílago afectado. Aquello terminó en “castigo” -infracción que cometen los jugadores durante un duelo de futbol americano y que es marcada por los referís-.
La lesión no significaba el fin de su vida deportiva, pero sí un reajuste a su enfoque. Por recomendación de amistades, se acercó al tiro con arco.
EL ARTE DE TIRO CON ARCO
La nueva disciplina tenía muchas cosas opuestas a lo que desarrolló con el futbol americano. El arco y la flecha le exigían plena concentración, control de la respiración, movimientos precisos y fluidos. La clave: apuntar siempre al objetivo moviéndose lo menos posible.
A diferencia del deporte de las tacleadas, donde las consecuencias de las decisiones se comparten en equipo, en el tiro con arco cada una de las flechas son responsabilidad de Ana Paula.
“¿Puedes lidiar con eso?”, le preguntaron sus papás. Al responder “sí”, la coahuilense no sabía que eso significaba tener que aprender a enojarse menos, lidiar con la frustración y darse cuenta de que muchas personas creen, que hiriendo a los pupilos, es la única manera de transmitirles conocimientos y experiencia.
Cuando se enamoró de la arquería en su máximo nivel, el primer objetivo se aclaró: convertirse en atleta olímpica. La meta cercana era Río 2016, pero la clasificación no fue posible.
Un año después, Ana Paula recibió otro duro golpe, la muerte de su abuelo. Aunque le fue difícil reconocerlo en ese momento, sabía que si se levantaba de eso, podría con lo que fuera.
DE TOKIO 2020 A PARÍS 2024
Finalmente, la máxima recompensa. Ana Paula acudió a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y figuró en el medallero. En la modalidad por equipos fue arropada por las atletas de renombre Aída Román y Alejandra Valencia.
Luego de probar la gloria, la ramosarizpense lo quiere todo. El próximo objetivo son los Juegos Olímpicos de París 2024 y conquistar cuantas medallas estén disponibles.
Hoy ella es la atleta, pero el anhelo a largo plazo es ser la mejor entrenadora del país, y junto con su novio, desea tener su propia academia de arqueros.
“Así es ella. Su sueño siempre ha sido que a donde sea que se meta, va a ser porque quiere ser la número uno”, dijo Hugo Vázquez, el papá de Ana Paula, en una entrevista para Vanguardia concedida cuando la atleta consiguió su pase a Tokio 2020.
Buscando conjugar el éxito deportivo con el personal, Ana Paula quiere estar acompañada de las personas que ama y que la aman. Sus papás: Hugo Vázquez Saucedo y Laura Olivia Flores Santos; sus hermanos: Emilio y Diego Antonio; sus padrinos: Dante Alighieri Cisneros y Sonia Elizabeth Mireles; su abuela María Olivia Santos; desde el cielo, su abuelo Marco Antonio Flores; y su novio también arquero Jorge Osiel Nevárez.
“Estaría de la chingada llegar ahí (el éxito) y estar sola”, refiere Ana Paula.
Mientras apunta al sueño completo, la arquera disfruta cada flecha que dispara, sintiendo el éxtasis que eso le provoca. Tan similar a cuando se toma un café y ve una película. Tan parecido a su gusto por el clima frío. Y cuando las cosas se complican, siempre es buen momento para retomar la posición, respirar hondo, y redireccionar la flecha sin perder de vista el objetivo.
El poeta y cineasta de Saltillo, explora la conexión entre ambas artes, impactando con obras que revelan paisajes, disidencia y su propia transición de género
María Fernanda creció en el seno de una familia emprendedora. En su juventud ya era empresaria, actualmente estudia cosmetología y busca concluir nuevos productos y posicionarse dentro del mercado.
La estudiante de arquitectura y apasionada fotógrafa de la naturaleza, comparte su visión única del mundo, destacando la importancia de la conservación ambiental a través de sus imágenes
Descubre la trayectoria de Ángela Ruiz, prometedora arquera de Saltillo que aspira a brillar en los Juegos Olímpicos Paris 2024, tras éxitos en competiciones internacionales
Desde niña estuvo rodeada de personas altruistas. En su adolescencia, todo lo aprendido empezó a florecer y se convirtió en una inspiración para otros jóvenes. Su principal preocupación son los problemas medioambientales
Muchos recuerdan la película “Billy Elliot”, en la que un niño descubre por azar el ballet y decide practicarlo porque le parece divertido y emocionante. Algo similar le ocurrió a Edwin Said González a los siete años, cuando llegó a la Escuela Profesional de Danza Coahuila