Carlos Rodríguez, el emprendedor que busca colocar a México en el mapa de la industria aeroespacial
Hace cuatro años se auto impuso un reto complejo: irrumpir en la industria aeronáutica con soluciones innovadoras. La perseverancia que lo caracteriza ha hecho que permanezca enfocado, sin desistir, avanzando hacia la meta
Se define a sí mismo como alguien resiliente, proactivo, innovador y perseverante. Y ha debido serlo para, desde que apenas contaba 20 años, pararse ante quienes aspira a convertir en sus clientes y conseguir que le permitieran exponer su idea: un método disruptivo para detectar defectos estructurales en el fuselaje de los aviones.
Hoy tiene 24 y ya ha logrado captar la atención de algunas aerolíneas debido a que su fórmula ofrece ventajas sobre el método tradicional: puede realizarse hasta en una décima parte del tiempo y eso implica no solamente la posibilidad de reducir los costos, sino que las aeronaves permanezcan menos tiempo en tierra y más en el aire.
¿DÓNDE ESTÁ LA DISRUPCIÓN?
Para apreciar el salto evolutivo que representa la fórmula de Carlos Rodríguez del Bosque es necesario mencionar un detalle crucial: entre las tareas que se realizan cotidianamente para garantizar nuestra seguridad, cada vez que nos subimos a un avión, se encuentra la identificación de defectos estructurales en la piel de las aeronaves, es decir, en la superficie exterior de lo que técnicamente se conoce como “fuselaje”.
Desde el inicio de la aviación comercial, nos explica, el método para detectar estos defectos ha sido el mismo: la realización de inspecciones visuales que lleva a cabo un equipo, de cuatro o cinco personas, quienes recorren la superficie del avión en busca de las marcas que deja un golpe de rayo, así como de abolladuras y rayones.
Este proceso toma a dicho equipo alrededor de ocho horas y, en apego a los estándares internacionales de seguridad, las aerolíneas comerciales deben someter cada unidad de su flota a unas 20 inspecciones al año, en promedio.
Carlos y su socio han desarrollado una solución tecnológica que permite, mediante el uso de un dron y un software especializado, realizar esta inspección visual en una fracción del tiempo que actualmente toma, para luego dejar a los algoritmos el análisis de las imágenes y la detección de los defectos que deben ser atendidos por los responsables del mantenimiento.
EMPRENDIMIENTO Y AVIONES: ESO ES LO SUYO
Siempre se ha sentido atraído por los aviones. Pero no por volarlos, sino por entender cómo funcionan; por comprender los secretos que le permiten flotar a esos inmensos y pesados tubos de metal con alas. Por eso, cuando llegó el momento de escoger carrera, su primera opción fue la ingeniería en aeronáutica que ofrece la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Sin embargo, dado que viene de una familia de emprendedores, también ha tenido siempre la intención de recorrer ese camino. Así que terminó decantándose por la opción que ofrece el Tecnológico de Monterrey: Ingeniería en Negocios y Tecnologías de Información, en la cual encontró la mejor combinación de sus dos pasiones.
Su proactividad le llevó, desde el principio, a pensar en grande: tras realizar sus prácticas profesionales en una aerolínea pensó en establecer un taller aeronáutico. Pero el monto de la inversión inicial requerida le llevó a posponer ese plan y, en cambio, aguzar la mirada para identificar una oportunidad más cercana a sus posibilidades actuales.
Así detectó el área de actividad en la que viene trabajando desde hace casi cuatro años: un proceso a cuya realización no había sido incorporada la tecnología, por lo cual ofrece un potencial enorme y la posibilidad de ser pionero en el desarrollo de soluciones innovadoras.
PONER A MÉXICO EN EL MAPA
Cuando se habla de tecnología aeroespacial en el mundo, rara vez se escucha el nombre de México entre los lugares donde esta se desarrolla. Carlos quiere ubicar a nuestro país en la lista de naciones altamente competitivas en este campo, “porque a pesar de que me han dicho que no se puede... también podemos. Somos capaces”, asegura con determinación.
En la ruta hacia la meta, hoy se encuentra desarrollando una prueba piloto que implica someter su solución a las exigencias regulatorias de dos federaciones aeronáuticas: la de México y la de los Estados Unidos.
Es un proceso que debe desarrollar en cada país donde quiera ofertar sus servicios, pero que será mucho más fácil si obtiene el visto bueno de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), la división del Departamento de Transporte de los Estados Unidos responsable de certificar a las empresas de mantenimiento de la aviación civil.
Si todo marcha conforme a lo planeado, en 2024 atestiguaremos el lanzamiento formal de su empresa, AirDX Technologies, a través de la cual aspira, en cinco años, a capturar el liderato de la industria.
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