El talento más joven de Dinos Saltillo que sueña con jugar en la NFL
¿Los sueños se cumplen? Rodolfo Ortiz Alanís sabe que sí. De niño veía a los jugadores de futbol americano como seres del olimpo llenos de gloria. Años después, la disciplina lo llevó a estar rodeado de fans, gente ansiosa por tomarse una selfie con él, niños pidiéndole autógrafos.
Desde sus seis años, el crack de Rodolfo Ortiz comenzó a hacer de las suyas en el campo de futbol americano con los Cargadores de Saltillo. Fue el quarterback del equipo hasta que cumplió 11. Y aunque sus papás intentaron sacarlo debido a los golpes que recibía, esa “pausa” duró poco tiempo; la pasión siempre termina imponiéndose.
Un día de 2018, por sorpresa, Rodolfo se topó en el aeropuerto de Dallas con Drew Pearson, el legendario exjugador de los Cowboys que ganó varios Super Bowls. Platicaron un rato y Drew le prestó su anillo de Super Bowl. Ahí mismo, Rodolfo supo que quería conseguir uno igual.
Si ya sabía desde antes que quería dedicarse al futbol, esto confirmaba su vocación.
Total que después de esa experiencia, con 17 años, su sueño era jugar con un equipo universitario. Pero había un pequeño problema: debía estar inscrito a algún centro educativo para unirse a su equipo. Rodo se las ingenió y se inscribió en una universidad como si estuviera estudiando lenguas (vaya hack).
Durante su primer partido en Sabinas, sin tener ni idea de qué estaba pasando, rompió el récord universitario con un field goal de 62 yardas. Quedó en shock. “Bueno, vamos a meternos más en el futbol americano”, se prometió.
De esa forma, con una mezcla de suerte y gustos en común, Rodolfo acabó en un grupo de WhatsApp con varios saltillenses fanáticos de los Dallas Cowboys. Ahí compartió un video de cuando jugaba americano en aquella universidad. De inmediato, alguien le mandó un mensaje diciendo: “Ey, trabajo en Dinos. Ven. Quiero hacerte unos tryouts”.
Para entonces, Ortiz llevaba dos años sin jugar. Y es que mientras los sueños van tomando forma, la vida no para. En ese lapso se mudó a Monterrey para estudiar la carrera, amores nacieron, amores murieron y corazones se rompieron, nuevas expectativas del futuro, una pandemia de por medio...
Aquel mensaje llegó en octubre del 2020 y la temporada comenzaba en diciembre. Y con un sí irremediable como respuesta, tenía dos meses para entrenar y enfrentar las pruebas. Long story short... ¡Quedó seleccionado! Sin darse cuenta, al entrar al equipo, se convirtió en el jugador más joven de Dinos Saltillo con apenas 22 años.
Hoy, el pateador no puede evitar emocionarse al terminar un partido y ver a la multitud enloquecer de emoción. Pero la verdadera satisfacción viene cuando sale del estadio y se encuentra a un montón de niñitos esperando ansiosos para tomarse una selfie y conseguir su autógrafo.
“No nomás lo hago por mí, también por esos niños, que si no gana Dinos, se van bien tristes a su casa”, explica.
MINDSET GANADOR
Antes de cada partido, Rodolfo tiene su rutina on point. Se da un paseo descalzo por el pasto natural del estadio y luego se sienta en medio del campo y le da play a su meditación favorita para recargar pilas.
Y es que no es tarea sencilla ser el más joven de la liga.
Imagina estar en el campo con jóvenes que vienen de universidades de Estados Unidos o de escuelas súper tops en el mundo del futbol americano. Y de la nada llegas tú, un chavo que nunca ha jugado para una universidad mayor. Esto se vive en el campo y tiene consecuencias. Se vive en el campo y construye los futuros de los jugadores. Porque muchas veces los coaches y colegas no confían en ti hasta que te ven on fire jugando.
El mismo Rodo dice que el futbol americano es muy injusto, ya que entrenar duro no te garantiza siempre alcanzar tus metas. Pero una cosa es segura, si no te esfuerzas, estás garantizando que no lograrás tus objetivos. Así que, sí o sí, la disciplina es clave.
Y es justamente la disciplina lo ha llevado a vivir cosas súper locas que ni él se imaginaba.
Por ejemplo, cuando un día le llegó un mensaje de los Steelers, diciendo que había sido uno de los 11 elegidos para participar en un campamento en la CDMX. Al llegar al lugar, se encontró con varios reclutadores y, para su sorpresa, ahí estaba Raúl Alegre (un exjugador de la NFL y una verdadera leyenda del futbol americano mexicano).
En el campamento, tuvieron varias pruebas eliminatorias y, aunque Rodolfo no quedó en primer lugar, sí en el top 5. Pero lo más cool de todo es que hizo buena amistad con Alegre y, ahora, de vez en cuando, se mandan mensajes por WhatsApp para platicar de futbol americano y de la vida en general.
Rodolfo es un chavo que sabe exprimir al máximo las oportunidades. Y una de esas fue irse de intercambio a Francia, donde está viviendo nuevas experiencias, pero sin soltar su amor por el americano. Tanto así que es coach del equipo local de la ciudad. “Además de conocer nuevos lugares, sudar en el gimnasio, matarme en la escuela, me doy el tiempo de entrenar a estos chicos... bueno, a estos señores”, dice Rodolfo entre risas.
El pateador tiene sueños gigantes. Por ahora, su objetivo es convertirse en el jugador más top de la liga. Pero en un futuro cercano, sueña con que otras ligas internacionales le echen el ojo, como la CFL, XFL y, por supuesto, la NFL.
”Hasta ahora, la liga profesional de México apenas tiene 7 años, está empezando, así que vamos a ver cómo evoluciona. Si no, pues la jugada sería aventarme a otra”.
Rodolfo guarda en su corazón el recuerdo de su abuelito. Esa figura legendaria en su vida que le contagió su pasión por el deporte y, sobre todo, por el futbol americano. Recuerda cómo su abuelo solía llevarlo a los entrenamientos, lo animaba desde las gradas en los partidos y, a veces, lo entrenaba personalmente. Rodolfo nunca se imaginó que ese chiquillo de 6 años, al que su abuelo guiaba con amor, llegaría a ser parte del equipo representativo de la ciudad.
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