La juventud, inocencia y la herencia del talento empresarial se fusionaron para que, a los 16 años, María Fernanda Elizondo abriera su primera tienda de productos en Saltillo. Era una isla dentro de un centro comercial de la ciudad donde se vendía jabón a granel.

Con el apoyo y la experiencia de sus padres, logró iniciar un negocio, un sueño que para muchos llega en una edad adulta.

Nunca tuvo miedo de emprender. Hoy, diez años después, reconoce que fue la inocencia de la edad. “Como era más chica, no lo pensaba tanto”.

Esto podría ser la justificación del fracaso, pero en el caso de Marifer es todo lo contrario.

Ella no solo logró continuar con su negocio, logró posicionarlo en la ciudad. Además, durante la pandemia logró sobrevivir y continuar con la venta de sus productos. En este punto fue donde prevaleció el talento empresarial, pues desde niña estuvo inmiscuida en este mundo.

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Desde hace 30 años, sus padres se dedican a la elaboración y distribución de materias primas. “Es algo que ya traigo desde siempre, crecí con las materias primas y es algo que me ha llamado mucho la atención, porque mi mamá siempre nos hacía nuestro shampoo o acondicionador, y mi papá nos enseñó a hacer perfumes y gel antibacterial”, menciona. Este último producto tuvo una gran demanda durante la pandemia.

Marifer hoy es madre de familia y combina esta nueva faceta con su negocio. Continúa con la venta de estos productos en su empresa Soap and Soul, en Saltillo y Monterrey. Estudia cosmetología y se ha convertido en un referente empresarial para las nuevas generaciones saltillenses.

Sabe que el camino no es fácil, pero cuenta con el apoyo de su familia, quienes en todo momento han impulsado sus sueños, la han aconsejado en sus aventuras profesionales y la han ayudado en su trabajo.

Reconoce que no solo se trata de la realización de productos, sino del manejo de la marca, la promoción, el servicio al cliente y la constante capacitación para no estancarse. En el ámbito empresarial es necesario reinventarse para continuar vigente dentro del mercado.

Una de las figuras que admira es Marisa Lazo, reconocida empresaria mexicana que en 1992 fundó la Pastelería Tía Lola y Helados Dolce Natura. Actualmente, cuenta con más de cien sucursales. Ha sido presidenta de Latinoamérica para la organización YPO (Young Presidents Organization), la cual congrega a más de 30,000 empresarios de 142 países. El objetivo es formar mejores líderes a través de la educación y del intercambio de ideas.

”Es una mujer que es una gran jefa. Me encanta su liderazgo, y me parece que tiene una visión correcta a la hora de liderar a su equipo de trabajo”, comentó Marifer, quien ha seguido de cerca la trayectoria de Marisa Lazo.

Marifer se dedicó este año a estudiar cosmetología y se ha centrado en los detalles del producto. “Al principio empecé a hacer muchos productos y lo que estoy haciendo ahora es repasar cada producto para mejorar la imagen”.

Para María Fernanda, la meta es trabajar en la promoción, tener nuevos distribuidores y extenderse a San Pedro, Nuevo León. Sueña con convertirse en una empresaria exitosa y ser un referente nacional.