La cuarentena por la pandemia de COVID-19 en 2020 obligó al aislamiento social y al refugio en el círculo cercano familiar. Eloísa, Daniela y Olga Sofía Durón Cantú no fueron la excepción.
- 17 diciembre 2023
La cuarentena por la pandemia de COVID-19 en 2020 obligó al aislamiento social y al refugio en el círculo cercano familiar. Eloísa, Daniela y Olga Sofía Durón Cantú no fueron la excepción.
Cada una tenía una vida y una meta. “Las tres estábamos en diferentes canales, yo estaba a punto de terminar mi carrera de Derecho, mi otra hermana estaba estudiando gastronomía y la otra seguía en preparatoria”, detalló Eloísa Durón, la mayor de las tres hermanas.
Los primeros días, pese a la incertidumbre por la emergencia sanitaria, sirvieron para el reencuentro familiar. “De alguna forma conectamos en que queríamos hacer algo, porque en este momento, pues todos estábamos sin hacer nada en nuestras casas y no podíamos seguir con los planes o proyectos que teníamos”, recordó Eloísa.
Generar recursos económicos fue un empuje para las hermanas Durón Cantú. De raíces familiares echadas en el Pueblo Mágico de Cuatro Ciénegas, Coahuila, ubicado en la región Centro-Desierto del estado, las hermanas se dieron a la tarea de replicar las paletas heladas típicas de su terruño.
“Como que empezó como algo de entretenimiento, como pensamos que iba a ser algo más momentáneo o pasajero en lo que, pues cada quien seguía su camino. Sin pensar en que se iba a convertir en el trabajo de las tres hoy en día”, destacó Eloísa.
De acuerdo con Daniela Durón, la clave de su emprendimiento fue justo las complicaciones que acompañaron a la pandemia. No había forma fácil de empaquetar productos sin extremar medidas sanitarias, las entregas tenían que ser cuidadosas y organizadas, y por supuesto, la preparación de los productos era hecha con el mayor detenimiento posible.
EN HONOR A LA ABUELA LOLA
La Lola Snack Bar lleva el nombre de la bisabuela. Tienen un menú amplio para todo tipo de paladar, desde paletas artesanales, papas y fruta preparada, elotes, cheesecake, brownie con nieve, strudel de manzana. Además de opciones saludables como manzana cubierta de tamarindo.
Cuando las emprendedoras comenzaron a ver que su negocio funcionaba aún sin tener la planeación y estructura formal, las tres tomaron las riendas. “Por la experiencia que ya teníamos de negocios de nuestra familia, tuvimos muy claro que íbamos a arriesgarnos”. ¿La meta? Tener la mínima merma posible.
Hasta ahora no saben si el éxito obtenido se debe al momento en que arrancaron su negocio, el tipo de producto que eligieron para comercializar o la manera de venderlo que iba con las exigencias sanitarias que permitían solo ventas para llevar. Lo que sí aseguran, es que fueron y son bendecidas.
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“Muy bendecidas, teníamos que estar en el teléfono todo el tiempo: -¡Mamá, vennos a comprar más de todo!, o sea, todos los días teníamos que surtir dos o tres veces, o -vayan aquí al súper que sea porque ya no completamos-“, recordó Eloísa.
La pandemia terminó y las ventas disminuyeron. Eloísa, Daniela y Olga Sofía pudieron haber dado por terminada esa aventura y regresar a sus vidas anteriores, pero prefirieron adaptarse al cambio.
“Es irte actualizando y adaptando a las circunstancias actuales. Obviamente es prueba y error, hay cosas que no han funcionado al cien y pues las cambiamos. Yo creo que de eso se tratan los negocios, tienes que arriesgar y no ver como errores, sino como aprendizajes”, enfatizó Eloísa.
La mayor de las hermanas Durón Cantú revela que tiene una amplia lista de aprendizajes en tres años de empresaria. La más significativa fue la que tenía que ver con la delimitación de las funciones de cada una, con base en lo que a cada una se le facilitaba realizar de acuerdo a su perfil personal.
AMOR DE HERMANAS
Los conflictos comunes entre hermanas no se dieron de niñas y no se dan de adultas y socias. “Siempre hemos tenido una buena relación, pero si tuvimos que dividir tareas, porque si no todas queríamos intervenir en todo y no se concretaban las cosas”, consideró Daniela.
“Al contrario, como que nos ha hecho tener una relación diferente. Ya no solo como de hermanas, sino que es ya como que de colegas y de amigas en el negocio”, complementó Eloísa.
Las hermanas recomiendan emprender sin miedo. Aunque reconocen que ellas tuvieron una red de apoyo en sus padres, invitan a aventurarse aún y cuando no se cuente con ese soporte emocional, pues lo peor que puede pasar, es el que el negocio no funcione.
“Creo que a nosotros nos ayudó muchísimo que nuestra familia es de emprendedores, entonces el apoyo de nuestros papás, fue sumamente importante a emprender sin miedo. Mi consejo para los que no tienen ese empujoncito que a veces necesitamos, es perder el miedo”, dijo Eloísa.
El viaje por el emprendimiento les cambió la vida. Eloísa concluyó la carrera de Derecho y hoy estudia la maestría. Daniela cambió de carrera y se regresó a Saltillo. Olga Sofía terminó la preparatoria e inició sus estudios universitarios.
El objetivo es continuar extendiendo el negocio. Las hermanas Durón Cantú han incursionado en el sector de eventos sociales, pese a que el trabajo se ha duplicado, ya están por concretar la apertura de una nueva sucursal en una plaza comercial.
“Nuestro punto final es franquiciar ya cuando esté todo súper bien estructurado, eso será una forma de tener un retiro para nosotros, sin tanto trabajo, y sin que impliquen nuestro tiempo completo”, concluyó Eloísa.