Silenters: educar para crear un futuro incluyente is the new cool
En su camino por hacer de la inclusión una realidad en México, Daniela Espinoza trabaja como maestra de Lengua de Señas Mexicana y como médico cirujano, brindando atención a personas con discapacidad. Esta es su forma de hacer un mejor futuro
Daniela Fernanda Espinoza Ibarra es bilingüe. Pero no en el sentido tradicional. No a lo mainstream.
Y es que Dany, como le dicen de cariño, es fundadora de Silenters, una academia enfocada en la enseñanza de Lengua de Señas Mexicana (LSM). Una academia que nació por eso que llaman vocación, porque que está segura que es necesario “aprender para incluir” y que esto, sin duda, crear un mejor futuro.
En el verano previo a ingresar a la carrera, Dany se interesó por una materia que cursaría: Educación Especial. Buscó más información y para el primer día de clases, ya sabía el alfabeto de la Lengua de Señas Mexicana.
Sin embargo, descubrió que no era suficiente. En México, la discapacidad sigue siendo un tema tabú y, a lo largo de muchas décadas, la comunidad sorda ha sido invisibilizada.
Bajo el lema “aprender para incluir”, Daniela fundó años después la academia Silenters, donde imparte clases de LSM y braille, además de dar conferencias y consultorías a empresas, así como terapia del lenguaje.
Actualmente, tiene alrededor de 300 alumnos.
Además, a sus 27 años, compagina esta labor con la medicina integral: es la única médico cirujano en Coahuila que ofrece consultas completamente en LSM, entrega recetas en braille y proporciona asesorías a familias.
Sueña con formar a más profesionales en materia de inclusión y así, gracias al aprendizaje de estos sistemas alternativos de comunicación, puedan crear empleos u oportunidades para personas con discapacidad.
Continuará con Silenters, en espera que más alumnos se incorporen y poder acompañar a más empresas en su camino por hacer de la inclusión una realidad para los grupos minoritarios.
Daniela Fernanda Espinoza Ibarra funda, a sus 22 años, la academia Silenters, bajo el lema “aprender para incluir”. Allí da clases de Lengua de Señas Mexicana (LSM) y de braille, conferencias y consultorías a empresas, así como terapia del lenguaje.
Es bilingüe, pero no de una forma mainstream.
A sus 27 años, compagina esta labor educativa con la medicina integral. Es la única médico cirujano en Coahuila que brinda consulta completamente en LSM, entrega recetas en braille y asesora a familias sobre cómo adaptarse a las nuevas dinámicas y retos cuando uno de sus integrantes adquiere una discapacidad.
¿CÓMO ALGUIEN TAN JOVEN SE CONVIERTE EN UN REFERENTE?
La respuesta está diez años en el pasado, en las vacaciones de verano de Dany antes de entrar a la Escuela Normal Regional de Especialización (ENRE). Se interesó por una materia en particular: Educación Especial. Buscó un poco de información, le puso esfuerzo y tal: para el primer día de clases ya sabía el alfabeto de la LSM.
Sin embargo, descubrió que no era suficiente. “Era mucho más que eso, era un idioma por completo, muy amplio, muy vasto”.
Su acercamiento al tema trajo consigo una revelación: su abuela es sorda. ¿Cómo pudo ser esto una suerte de epifanía? Pues es que si la chica nunca lo notó es porque su abuela puede leer los labios y no tiene alteraciones en el lenguaje, debido a que perdió la audición cuando ya podía hablar.
Después supo de más familiares sordos. Y todo encajó de pronto. “La Lengua de Señas iba a llegar a mi vida de una u otra manera. Estaba destinado que la aprendiera”.
El tema es que no todo era prometedor. Este recuerdo es de 2013, cuando no existía formación profesional especializada y los contenidos en Internet eran limitados. La mayoría de los videos relacionados en YouTube eran proyectos escolares de preparatorias y universidades de Estados Unidos. Lo más cercano en español era el Festival Nacional de la Canción en Lengua de Señas, del cual Dany memorizó todas las composiciones.
La inquietud y la falta de respuestas la llevó a compartir estas situaciones con un maestro de la carrera que también era sordo y fue su puente hacia más personas sin audición. Fue en la escuela también donde realizó prácticas con niños de entre 7 y 10 años con esta discapacidad.
Y aunque el camino parece hasta este punto demasiado claro, las cosas cambiaron cuando cursaba el tercer año de la ENRE, ya que Daniela decidió cambiarse a la facultad de medicina en la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) de donde se graduó como médico cirujano.
Mientras tanto, hoy, la discapacidad en México continúa siendo un tema tabú en el que Dany considera que la comunidad Sorda lleva varias décadas siendo invisibilizada.
Tan solo en Saltillo, se tiene registro de 4,500 personas sordas y según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), hay alrededor de un millón 200 mil en el país. Sin embargo, no es un dato certero, pues no se contabilizan en el censo los casos de discapacidad auditiva por vejez, ni a quienes no han recibido diagnóstico.
”Es necesario que se les otorgue un espacio y se les respete. Son una comunidad con características únicas en cuanto a costumbres, ideales e idiosincrasia y nos puede aportar mucho a la sociedad. Es importante acercarnos a aprender. Son personas que se han visto muy limitadas en oportunidades y quizás estas no han existido porque no tenemos el conocimiento de cómo crearlas”, explica.
Pero no es sencillo. Cuando alguien se alza para lograr un cambio, por muy necesario que sea, los cuestionamientos y la incredulidad también se le levantan para sujetar a esos agentes de cambio, como anclas que pretenden frenar el progreso. Daniela los sintió en sus tobillos al intentar abrir brecha para la gente sorda:
‘Tú no eres nadie, tú no tienes título, no puedes hacerlo’. “Esos fueron los primeros comentarios que recibí”, recuerda.
Sin embargo, su amor y pasión hacia la LSM, su dedicación y su constancia le permiten elevarse. “Más allá de mi edad, yo creo que ha sido el trabajo duro”, asegura.
Fundó Silenters en 2019. Y a pesar del tiempo, a pesar de la pandemia, de las críticas, de las complejidades para adecuar los modelos educativos contra corriente, la academia permanece con cinco años ininterrumpidos de actividades y 300 alumnos activos.
El impacto ha sido tan positivo que algunas de las colaboraciones se han gestado con empresas e instituciones como BBVA, Whirlpool, la Universidad Carolina, la UAdeC, Casa Tiyahui, Coordinadora de Instituciones y Asociaciones de Rehabilitación de Honduras (CIARH), el Fondo Social Europeo de la Unión Europea, Unicef, Cinvestav, Impact Hub, TalentLand Latinoamérica y la Asociación Mexicana de Médicos en Formación A.C. (AMMEF).
Daniela sueña con formar a más profesionistas en materia de inclusión y que ellos, gracias al aprendizaje de estos sistemas alternativos de comunicación, puedan crear empleos u oportunidades para personas con discapacidad.
También desea expandirse, “tener sucursales [de Silenters] en otros lugares. Eso sería increíble. Es algo que otras instituciones jamás han logrado”.
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