Nadie dijo que emprender era sencillo, mucho menos que hacerlo desde un arte rodeado de estereotipos, tabúes y obstáculos aumentaría el grado de dificultad; para Verónica Cárdenas, ese es el camino que ha tenido que sobrepasar
- 17 diciembre 2023
La vida de los jóvenes hace 20 años no era la misma. Ni hablar de quienes vivieron la flor de su juventud en los noventas u ochentas; para ellos, es un hecho que, con todas y cada una de las facilidades y herramientas que tenemos en pleno ‘veinte veintitrés’ -que ‘en sus tiempos’ no existían-, hoy todos y todas lo tienen ‘regalado’.
Y es que, aunque los sueños y metas han existido desde que la humanidad llegó al mundo, a veces ignoramos que cada persona que vive entre nosotros tiene sus propios objetivos y sus ganas de brillar, pese a las adversidades que pudieran presentarse en medio de un largo, largo, etcétera.
Para la emprendedora saltillense, artista del tatuaje, artista plástica y cantante, Verónica Cárdenas Abramo, conocida como Charley Jansen, este es el caso. Con una grande y hermosa sonrisa en su rostro, Vero voltea a ver el camino que ha ido construyendo piedra por piedra, con sus manos, esfuerzo y el deseo de alcanzar lo que anhela.
LA FILOSOFÍA DE CHARLEY JANSEN
La de Saltillo, que ahora vive en Monterrey, día con día acepta el reto de ser una artista del tatuaje que sobrepase fronteras y descubra nuevos mundos. Aunque actualmente cuente con más de 15 mil seguidores en Instagram, un claro indicador del éxito de sus decisiones y determinación, para ella no es suficiente y representa, apenas, el comienzo.
El discurso y la filosofía que ha estado predicando e implementando, que la han llevado a trabajar en un estudio de tatuajes a cinco años de haber comenzado su carrera en este rubro y a convertirse en un referente reconocido en el mundo artístico, gira en torno a buscar tus oportunidades, abrir tus puertas y demostrarte a ti, y a nadie más, que es posible hacerlo. Para Verónica, ser constante y creer en ti son los pilares para hacerlo posible.
Su expansión alrededor de México y su próxima gira al Viejo Continente, a ciudades como Lisboa, Ámsterdam, Berlín y Barcelona (que arrancó el 15 de diciembre), son una realidad pese a que, en un principio, ella no pensaba que algún día podría vivir de dedicarse al tatuaje.
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Si bien Charley siempre tuvo en su esencia al arte a través del dibujo y el canto, la presión que sentía de su entorno como un obstáculo, con ideas como “no se puede vivir del arte” o “no se puede vivir de tu emprendimiento”, la mantuvo al margen, pensando en otras maneras más ‘aceptables’ de hacer lo que quería. Lo más cercano era el diseño gráfico o el diseño industrial.
SU PRIMER TATUAJE
Pero hay momentos en la vida que no podemos desaprovechar o dejar pasar bajo ninguna circunstancia y lo que Vero necesitaba se presentó explícitamente y de la manera más literal posible: en su llegada a Monterrey, en casa de uno de sus amigos, había una persona que estaba tatuando. Fue ahí cuando su amigo se dirigió con él y le dijo “oye, mi amiga quiere aprender a tatuar” y, ¡abracadabra!, el chico respondió con un “va, pues que tatúe” y, ¡pum!, “así nomás”, Vero agarró el que se convertiría en su instrumento favorito por primera vez EN SU VIDA. Tatuó una rosa que abarcó desde el antebrazo hasta la muñeca. Y de ahí todo hizo clic.
Durante todo ese tiempo, la saltillense se había preguntado “¿cómo es que hay gente que hace lo que yo hago en papel, pero en la piel?”, y ahora lo sabía. La piel “es un lienzo donde haces arte”. Es por eso que no perdió tiempo; compró un kit de 1,800 pesos y empezó a tatuar sin costo, día y noche -literalmente-, de 11 de la noche a 5 de la mañana, a la gente que se acercara. Fuera quien fuera y pidiera el tatuaje que pidiera.
Un año de hacerlo por sí misma, aferrarse a su talento, pero, sobre todo, creyendo en él, dieron como resultado la idea de emprender su propio negocio e ir por todas. El reto de ahora era emprender y el paso número uno, que a su vez sería el más difícil, llegó: irse de Saltillo.
No se detuvo. Por sus propios medios y por su propia cuenta, se fue a probar suerte. Afortunadamente, pese a que no tenía a ningún conocido, encontró la manera de entrar al estudio ‘Reina Negra’, donde ya tiene cuatro años como artista del tatuaje.
“Crear mi propia marca, aprender marketing, publicidad y todo para poder vender lo que quería hacer y mi estilo. Yo no quería ser una tatuadora más, quería ser mi propia marca”. Y así nació Charley Jansen. Así nació su proyecto de vida.
Las adversidades posteriores partieron de perder su miedo a mostrarse a la cámara, al público, vender su arte... hacer todo esto en un mundo donde el tatuaje “no está muy bien aceptado al 100 por ciento”.
Día con día, la artista le enseña a sus clientes que el tatuaje es justo eso: arte.
“Lo único que hay que hacer es tener paciencia y entender que el sol brilla para todos. Lo que a mí me hizo lograr y llegar a donde estoy, porque no tuve apoyo de nadie, fue que no dejé de creer en mí: yo dije ‘yo lo voy a lograr’. Te tropiezas y está cañón, pero no hay de otra. Se ve imposible, pero, si te mantienes concentrado, ves para en frente y dices que lo vas a lograr, lo vas a lograr”.
Con tan solo 25 años, Verónica está viviendo su sueño, desprendiéndose de un mundo de adultos que, en reiteradas ocasiones, le hicieron creer que no podría. La vida de una artista y joven emprendedora en este ámbito dominado por gente mayor, representa, por sí misma, un obstáculo.
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