A partir de su propia trayectoria como estudiante, ha creado su estilo de enseñanza durante 14 años de docencia probando varios enfoques en sus aulas. Su pasión continua, le ha otorgado a comprender sobre los elementos que inspiran a los estudiantes
- 15 diciembre 2024
¿Por qué los estudiantes siguen cometiendo errores? ¿No deberían comprender mejor las cosas ahora? Ante estas preguntas, el profesor Benito Gaytán tiene una respuesta sólida: “No, aún son jóvenes y siguen cometiendo muchos errores”. Con sólo 38 años, como director de (High School) del Colegio Americano de Saltillo, cree apasionadamente en el poderoso impacto que tienen los docentes en las aulas. Para comprender su filosofía, debemos reconocer que él también fue un estudiante y afrontó los mismos desafíos y problemas que enfrentan los jóvenes hoy en día.
Reflexionando sobre sus días en la escuela preparatoria de Texas comenta: “Fue un desafío para mí”. Incluso se llegó a considerar “estudiante difícil”. Como muchos adolescentes que atraviesan las complejidades de esta etapa, él estaba en una búsqueda personal para descubrir la vida. Sin embargo, recuerda con cariño a dos buenos maestros: el Sr. Butler y el Sr. Harding, quienes modelaron su perspectiva sobre el aprendizaje. El impacto que ellos tuvieron sobre él, lo hizo consciente de cuánto puede influenciar un educador en las vidas de sus alumnos.
El señor Harding, su profesor de matemáticas, le inculcó un profundo sentido de logro. “Al principio, deseaba estar afuera durante las clases, (...) pero él reconoció mi inquietud y encontró una manera de canalizarla, permitiéndome salir brevemente hasta que resolviera un problema matemático”. Al final del año, emergió como un estudiante que no sólo amaba las matemáticas sino que también descubrió el placer de aprender a través de desafíos. Por otro lado, el Sr. Butler, su profesor de historia, se acercó a él con compasión y comprensión. Se tomaba el tiempo para interactuar con él, preguntando sobre sus pensamientos y emociones. Esa atención personalizada lo hizo sentir valorado y cuidado. Hoy, el profesor Benito sigue motivado a crear aulas en donde los estudiantes se sientan comprometidos, comprendidos y capaces.
”La verdad no pensé que fuera apto para trabajar con niños”. Sin embargo, al llegar a México, la vida le tenía reservada una sorpresa: una oferta para enseñar inglés a alumnos de quinto grado. Allí, fue testigo del incontrolable espíritu activo y la alegría contagiosa de los niños. En lugar de sentirse abrumado, se sintió completamente cautivado. Eso sí, el comienzo no fue nada fácil para él. “Los niños se arrastraban por el suelo, y se trepaban por las ventanas...”. A partir de ese momento se centró en construir una relación cercana con los niños. Comprendió que cultivar su mente era el paso clave antes de sumergirse en lo académico y, muy pronto, sus esfuerzos comenzaron a dar excelentes resultados. A partir de ese momento le quedó claro que su pasión por la enseñanza no era simplemente una carrera: era una vocación.
Después de años de árduo trabajo, se le presentó la oportunidad de convertirse en el director de COLAM High School. Para él no era sólo un trabajo, era una oportunidad para hacer una diferencia. Quería centrarse en el valor interior de los estudiantes, no sólo en los expedientes académicos que reciben. Pero ahí no paró, también quería inspirar a los profesores para aprovechar todo su potencial y hacer la diferencia. En el camino, ha enfrentado una montaña de retos y desafíos, mismos que han fortalecido su ideología sobre la educación.
”Trata a los demás como deseas que te traten a ti”. Esta creencia simple pero poderosa es una de las ideas esenciales que ha adoptado y gracias a sus alumnos ha aprendido que la clave para conectar con ellos radica en priorizar la “comprensión”. Cuando surgen conflictos entre estudiantes y profesores, anima a los maestros a escuchar y ser empáticos para entender el comportamiento de los alumnos. Y no se trata sólo de los estudiantes, Benito aplica este principio también con los maestros creando así una atmósfera en donde todos se sientan valorados; sabe que al invertir tiempo en entendernos unos a otros, llegamos a crear una comunidad más consciente, que genera un efecto dominó de comprensión y amabilidad en toda la escuela.
El profesor Benito espera sinceramente que “los docentes se centren en formar a los estudiantes como buenos ciudadanos y buenas personas”. Entiende que los adolescentes todavía están madurando y ahí es donde entran los profesores: ellos deben estar listos para guiarlos, mostrando paciencia y ofreciendo mano firme hasta que comprendan el significado de sus acciones y decisiones. Después de todo, se trata de convertirse en el tipo de persona que marca una diferencia real y necesaria para el mundo.
Hoy, Benito se mantiene firme en su devoción por la enseñanza, impulsado por un profundo deseo de guiar a los estudiantes a través de los desafíos, tal como lo apoyaron sus propios maestros. Todos los días, fomenta conexiones con sus estudiantes e inspira a sus compañeros a convertirse en líderes transformadores, capaces de tomar decisiones y expresar con firmeza sus ideales.
A todos los profesores que lean esto, que la historia de mi director los inspire y les recuerde que pueden tener un impacto duradero en la vida de sus alumnos. Y a mis compañeros de clase que tuvieron el privilegio de conocer a un mentor tan extraordinario, los exhortó a llevar adelante su legado incorporando las lecciones de sabiduría y bondad que nos compartió. Juntos podemos crear un futuro mejor, inspirados por el cambio que él continúa realizando.