Educar para hacer campeones de la vida

Tras 46 años formando deportistas, ser uno de los primeros impulsores de la educación física en Saltillo y haber laborado en importantes instituciones como la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, el ‘Champion’ dice no haber sido campeón de nada, sino de la vida

  • 15 diciembre 2024

Para Nicanor Piña Ríos, la vida no puede entenderse sin un vínculo inquebrantable entre el deporte y la docencia. Originario de Ciudad Victoria, Tamaulipas, con la posibilidad de ir a Monterrey, Torreón o Nuevo Laredo, eligió a Saltillo como la ciudad donde a sus 80 años sigue dejando huella.

Junto con su hermano Marco Antonio acudía con regularidad al río San Marcos, donde aprendió a nadar junto con amigos que a la postre se convirtieron en grandes deportistas a nivel nacional e internacional. Nombres como Santiago Plaza (atletismo), Arnoldo Rodríguez (tiro deportivo), Jorge Aguilera Noriega (salto de garrocha y atletismo) y Alicia Cárdenas (voleibol) usaban las instalaciones deportivas de la ciudad.

A todos ellos los influyó Vito Alessio Álvarez, un maestro de educación física que no era maestro de educación física, pero que con su entrañable actitud les enseñó futbol, basquetbol, voleibol y hasta natación.

Nicanor cursaba apenas la educación primaria, pero desde entonces la entrega de su profesor le inspiró para dedicarse a la docencia.

Estudió en la Ciudad de México en la Escuela Nacional de Educación Física, donde a raíz de la costumbre de su hermano Artemio, se refería a todos sus compañeros invariablemente como “campeón”. Junto a su compañero Javier Álvarez comenzó a destacar en el futbol, por lo que ambos eran “los campeones”.

“Así sucedió. Llegué a Saltillo y yo les decía a mis compañeros ‘vamos a campeón’, ‘vamos con aquel profe, campeón’ y entonces ya se me quedó el apodo de ‘Campeón’, el ‘Champion’. Pero no soy campeón de nada, nada más campeón de la vida”, relata.

Su objetivo: promover todos los deportes

$!Por su destacada trayectoria, Nicanor posee medallas y reconocimientos.

Trabajar como árbitro de futbol le permitió pagar hospedaje y comidas. Una vez graduado como profesor, el 1 de enero de 1968 arribó a Saltillo a las órdenes de Conrado Rodríguez Ibarra, entonces director federal de educación física. Las escuelas primarias José R. Muñiz y Juan Hernández García, al poniente de la ciudad, le ocuparon sus primeras experiencias al frente de grupos.

Luego, ser el entrenador del equipo de futbol de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, a recomendación de un compañero suyo, fue su encargo y pasión por 23 años.

Su formación se basó en un enfoque muy característico de los años 1960 y de la Escuela Nacional de Educación Física. Aunque es su pasión, no todo es futbol. Su objetivo es promover todos los deportes, por lo que la instrucción incluye esgrima, boxeo, tenis, softbol, voleibol o atletismo.

Además sumó técnicas pedagógicas, inglés, español, medicina y evaluación física. Todo se conjunta para hacer competitivos a los equipos de cualquier disciplina. Bajo las órdenes del ‘Champion’, se ganaron campeonatos nacionales en voleibol, atletismo, beisbol, atletismo y futbol.

La humildad es una característica clave para los campeones, en el deporte y en la vida. Nicanor cuenta que en una ocasión, en la colonia Guayulera, consiguió postes para poner porterías y pintar campos de futbol.

Los vecinos no estuvieron del todo de acuerdo, pues querían que los niños del barrio jugaran béisbol. El cielo fue el que destrabó el conflicto.

“Un día cayó un aguacerazo y todos corrimos a la escuela y dejé las porterías. Al día siguiente aparecieron las porterías destrozadas. Haz lo que vieras. Entonces a todos los niños les pedí que llevaran guantes y bates, ahora tocaba béisbol. Un niño me dijo ‘oiga, profe, dice mi abuelito que si él nos entrena en béisbol porque usted no sabe nada de eso’”, cuenta entre risas.

Lejos de ofenderse, con los años presume haberse apoyado del material humano que le rodeaba, entre vecinos, padres de familia, otros docentes y las directoras de las escuelas en las que laboró.

$!A Nicanor siempre le ha preocupado la formación de ciudadanos.

“Hay que formar ciudadanos”

De sus alumnos, dice, aprende la puntualidad y la asistencia. Si él programa un entrenamiento a las 8:00 de la mañana, sus equipos están listos desde las 7:00. Eso por supuesto lo obligaba a estar antes que sus pupilos.

Además se convive en un ambiente de respeto. No existen los apodos, todos son “campeones”, que no solo muestra reconocimiento al atleta sino que sirve de motivación. En la Narro, la formación militar de sus alumnos le enseñó disciplina.

“En esta vida hay que formar ciudadanos, que es uno de los objetivos de la educación física. Formar ciudadanos que sean buenos para el desarrollo del país, y claro, de su estatus familiar, su estatus municipal, estatal, nacional. Eso se ha logrado mucho con el deporte. Casi todos se formaron, otros no tuvieron la oportunidad, pero llevan una vida decente”, apunta.

El “Champion” tiene claro que el origen del amor por enseñar nace del alma. Recuerda con cariño a Evangelina Aguirre Peña como su primera directora. Estricta, puntual y honrada.

Tuvo como referentes a otros docentes como Ambrosio González, Juan Antonio García y Conrado Rodríguez, personalidades del deporte en Saltillo. Su objetivo es superarlos, aunque reconoce que eso puede no ocurrir. Superar al mejor como signo de competitividad, en la vida y en la cancha.

Por ello apuesta a la educación para tener un México sin problemas, con gente alegre, de progreso, en paz. Y para lograrlo es indispensable la educación física.

“Todo maestro que está dedicado a la enseñanza debe aspirar a que el joven aprenda a servir a la patria, formarse y poder formar una familia”, considera.

Nicanor Piña
Nicanor Piña

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