Desde sus tiempos de estudiante ya pensaba en la posibilidad de colocarse frente a un grupo en un salón de clases. Tras retirarse del servicio activo en el Poder Judicial de Coahuila, Pedro López solo tiene clara una cosa: seguirá dando clases
- 15 diciembre 2024
Hace quince años Pedro López Medrano, abogado de profesión y juez con una trayectoria de casi tres décadas en el Poder Judicial, tomó una decisión que cambiaría el rumbo de su vida profesional: buscar una oportunidad para impartir clases en una universidad de Saltillo. Desde entonces equilibró su labor en las salas de audiencia con su compromiso en las aulas, primero como docente en la Universidad La Salle y más tarde en diversas instituciones de educación superior y posgrado en México.
Pero no llegó al aula por azar: desde sus días como estudiante de Derecho ya imaginaba compartir sus conocimientos con otros, aunque inicialmente no era su prioridad. Fue el Poder Judicial el que le permitió acercarse a la enseñanza mediante la impartición de pláticas y conferencias sobre justicia para menores, un área en la que se especializó como juez. Desde que se integró al claustro académico de La Salle su labor docente no ha cesado y ha dejado una huella profunda en varias generaciones de estudiantes.
“Me interesaba el conocimiento profundo de la ley, de las condiciones de hecho y, sobre todo, el sentido humano al aplicarla”, explica.
Esa tríada de valores no solo guió su trabajo como juez, sino que también define su enfoque como maestro. Según relata, ser docente lo mantiene en un constante estado de aprendizaje, pues los desafíos que plantean los alumnos, con sus preguntas y perspectivas, lo obligan a prepararse y a cuestionarse continuamente.
“Ser docente exige prepararte, y eso enriquece tanto al maestro como al estudiante”, asegura.
Enseñanza basada en el rigor y la participación
A lo largo de los años ha perfeccionado un estilo de enseñanza que se apoya en tres pilares fundamentales: rigor académico, lenguaje accesible y un enfoque en la participación activa de los alumnos. Su método incluye desde simulaciones de audiencias –especialmente útiles en materias como Derecho Procesal Penal– hasta el uso de casos de estudio que exigen a los estudiantes abordar problemas reales desde la práctica jurídica.
Uno de sus motivos de orgullo es haber logrado que una de sus propuestas académicas fuera integrada al plan de estudios de La Salle: la materia de Litigación Estratégica. “Antes, muchos de nosotros egresábamos sin experiencia práctica; queríamos cambiar eso”, explica.
El compromiso para con sus alumnos ha dado frutos: uno de sus mayores logros es haber preparado a generaciones enteras de estudiantes para el examen CENEVAL, logrando que el 100 por ciento de ellos lo aprueben. Sin embargo, para él, el verdadero reconocimiento está en los mensajes de sus alumnos.
“Cuando me escriben diciendo que aplicaron lo aprendido y lograron algo importante, siento que todo vale la pena”, confiesa.
Inspiración en el aula: sus maestros y su legado
Pedro López Medrano no ha olvidado a quienes marcaron su formación. Entre sus profesores más influyentes recuerda a Óscar Villegas Rico y Agustín de Valle, quienes le enseñaron el valor del conocimiento profundo de la ley y la importancia de transmitirlo con claridad y pasión.
“Quiero ser como ellos”, dice Pedro, quien busca emular ese legado al impartir clases donde no solo se enseñe técnica jurídica, sino también ética y responsabilidad.
El impacto de Pedro como docente también se refleja en las trayectorias de sus estudiantes. Algunos han alcanzado posiciones destacadas como jueces, altos funcionarios en el área fiscal o miembros de empresas internacionales. Entre ellos, Pedro menciona con especial orgullo a una exalumna que hoy ocupa un puesto directivo en una empresa global, y a otro estudiante que, tras egresar, ha contribuido significativamente al fortalecimiento del sistema judicial en su región.
Enseñar en un mundo cambiante
Pedro reconoce que la docencia en un mundo interconectado plantea retos importantes. Atrás quedó la época en que los alumnos escuchaban atentamente a un profesor que dictaba cátedra desde su escritorio. Hoy, la enseñanza exige captar y mantener la atención de estudiantes inmersos en un entorno lleno de distracciones.
“El lenguaje ha cambiado, y tenemos que adaptarnos. Usar términos más humanos y accesibles no significa sacrificar el rigor académico, sino encontrar formas de conectar mejor con los alumnos”, subraya.
Otra herramienta clave en su método es la simulación de audiencias, una actividad que permite a los alumnos experimentar el derecho en acción. Pedro incluso colabora con el Poder Judicial del Estado para que los estudiantes asistan a audiencias reales y luego repliquen esos casos en clase. Este enfoque, asegura, no solo fortalece sus habilidades, sino que también les da confianza al enfrentarse al mundo laboral.
Aunque recientemente se retiró como juez, Pedro no planea abandonar la docencia. Para él, estar en el aula no es solo un trabajo, sino una forma de vida. “El mayor premio es ver el desarrollo de mis alumnos; cómo aplican lo aprendido y dónde llegan con su esfuerzo”, reflexiona.
Su retiro del Poder Judicial, tras una emotiva ceremonia en la que estuvieron presentes colegas, familiares y amigos, marcó el cierre de un capítulo importante en su carrera. Sin embargo, Pedro ve el futuro con optimismo. Está explorando la consultoría y otros proyectos profesionales, pero su prioridad sigue siendo la enseñanza.
“Quiero trabajar hasta el último día que pueda, porque el trabajo es parte esencial de la vida, y la docencia es mi forma de seguir contribuyendo”, concluye.