Más que un docente, Jesús Valdés Cook es un mentor cuya influencia trasciende el aula. Este es un vistazo al hombre que, más allá de compartir conocimientos, siembra futuros y toca vidas en cada clase
- 15 diciembre 2024
Padre, abuelo, docente, ingeniero, maestro, doctor, amigo... Jesús Valdés Cook ha dejado una huella en más de 17 mil saltillenses a lo largo de sus 40 años de carrera. “Tuve un promedio de entre 16 mil y 18 mil alumnos, de todos los niveles y de todas las universidades”, dice con orgullo. Entre ellos me incluyo, como tantos otros que lo recuerdan con respeto, admiración y cariño. Su legado en la docencia va más allá del aula, donde dejó una profunda huella en cada uno de sus alumnos que compartieron el privilegio de aprender de él.
A sus 67 años, ya no da clases, terminó el año pasado, en 2023. De profesión es Ingeniero Químico e hizo una maestría en Administración de Empresas y un Doctorado en Alta Dirección.
Decidió estudiar esta carrera porque: “lo traía desde chiquito, siempre me gustaron los experimentos y las ciencias exactas, desde primaria me gustaban los números y las matemáticas”.
Su carrera profesional comenzó en 1980, en PepsiCo, en la industria, y tres años más tarde tuvo la oportunidad de dar clases. Tiempo después sintió que estaba consolidado en su carrera como docente y que podía traer experiencias reales de la industria a las aulas. “Enseñaba la parte real y la parte teórica, eso le encantaba a los alumnos”, externa con una sonrisa.
¿Cómo se puede mantener la motivación durante 40 años? ¿Alguna vez pensó en dejar de ser maestro? “No, me encanta enseñar, es mi pasión. Hubo un momento en el que llegué a tener 17 grupos, y estaba estudiando la maestría, imagínate... más la familia, mi esposa, mis hijos... Pero no, nunca perdí el ánimo de dejar las instituciones”.
Sus clases siempre fueron divertidas, y entre las distintas actividades, destacan los famosos Cookie-Bonos (Cuqui-Bonos). “Como sabes, mis materias son materias de batalla, de esfuerzo, de estudio. Había que incentivar a los alumnos a querer aprender. Incentivar, con una actividad diferente y dinámica, la participación... No sé si te acuerdas, los Cookie-Bonos eran intercambiables por décimas extra, y ustedes los usaban en los exámenes”. Yo me acuerdo... se ponía buena la competencia por los Cookie-Bonos. “Correcto, la gente no faltaba los viernes, porque había Cookie-Bonos”, comenta riendo.
¿Cómo era dar clases en 1983? “Fíjate, en 1983 tenía 26 años... y no había más que el salón, pupitres, gis y pizarrón, todo se hacía en cuadernos y cartulinas... Después en el Tec de Monterrey se empezó a usar el pintarrón, filminas y acetatos. Unos años más tarde fui uno de los primeros en usar computadoras, ¡imagínate!, daba miedo picarle a algo mal y que se echara a perder...” Y hace unos años, dando clases en pandemia, profe “Nombre ahí si pa’ que veas, puro Zoom... Vámonos” - rio y aplaudió carismáticamente.
La pandemia fue un reto, un cambio en la educación. “Se perdió mucho... ¡Pero ya pasaron cinco años desde que comenzó! No puede ser que sigamos estancados, no puede ser que tengamos la misma infraestructura, los mismos programas de estudio, no capacitemos correctamente a los maestros, no les paguemos bien... Tenemos que retomar el esfuerzo, como sociedad y como gobierno”.
Sobre el futuro, su apuesta es clara. “A los muchachos, hoy y siempre. Hay que apostarles y apoyarlos a ser gente de bien”.
Nos desviamos brevemente platicando sobre el futuro y sobre cómo el internet cambió el mundo, pero le sacamos provecho. Entonces, llegó Chat GPT a la conversación. “El uso de la tecnología es necesario, pero el alumno tiene que entender que tiene que poner de su parte y no fiarse de lo primero que le aparece. Hoy, más que nunca, los alumnos tienen que investigar, leer y desarrollar razonamiento analítico. Recuerden chavos, las computadoras no te dan habilidades blandas necesarias en la vida post-académica”.
¿Qué le recomienda a los estudiantes que están leyendo esto? “Tienen que entender que más allá de lo académico, hay que ser humanos, tener valores y principios, ser humildes y ver por los demás. Si no se practica eso, irán directo al fracaso”.
Mr. Cook siempre se ha distinguido por apoyar a sus alumnos más allá de lo académico. “Hay que ponerles atención, conocerlos. Tienes que lograr un ambiente en el que haya mucha confianza y mucho acercamiento. Me motiva mucho el tenerlos cerca y que platiquen conmigo. A lo mejor están a la espera de que alguien los ayude... Es crucial lo académico, pero es más significativo lo humano, lo personal.”
Por consecuencia, tiene varias anécdotas que le marcaron. “Una vez una alumna me dijo que no quería regresar a casa. No te estoy hablando de hace poco, ya es un problema añejo... — “Aquí me voy a quedar en el Tec, aquí me voy a dormir”, me dijo... Imagínate”.
Y por supuesto, están las historias esperanzadoras, “una alumna, de escasos recursos, entró al ITESM en la prepa, becada. Desde que empezó era la niña de puros cienes. Hizo la ingeniería en Monterrey, igual. Hizo su maestría, igual, y hoy en día está en Canadá. Me impactó mucho, porque de venir desde abajo, sin recursos, ¡hasta donde llegó! Me dio mucho gusto verla, durante la pandemia, aquí en Saltillo. Gracias a su esfuerzo, al Tec de Monterrey, y a su capacidad intelectual, llegó a donde está”.
Sobre la desconexión de la sociedad y el distanciamiento con los problemas de los demás, comentó: “Se necesita que los padres de familia pongan atención, y más ahorita, que están muy ocupados, supuestamente. Los padres de familia tienen que poner más atención en sus hijos, ¿por qué?, porque si no te van a cobrar la factura más adelante.”
Ahondamos sobre el tema y coincidimos en que hoy es muy fácil para los jóvenes perderse. “Hay que ponerles atención, escucharlos, hay que ver que es lo que traen emocionalmente. Ver que traen en su morral, sáquenlo... Platiquen”. “Los muchachos no pueden solos, hay que apoyarlos. Padres de familia, abusados”.