El legado más grande del Cañón de San Lorenzo es su permanencia en la majestuosa Sierra de Zapalinamé. Nos dice lo que ofrece. ¿Ya lo sabes?
- 18 diciembre 2022
Dicen que lo único seguro en la vida, es la impermanencia de las cosas. Pero lo que yo te ofrezco, si así lo deseas... es lo contrario.
El legado más grande que puedo ofrecerte a través del tiempo es mi permanencia, pues además de mi riqueza biológica y la belleza escénica de las paredes que me conforman, siempre he sido pulmón, fuente de agua y vida para la ciudad.
Quizá si te asomas por tu ventana y alzas la mirada me podrás observar, siempre he estado aquí, dentro de la majestuosa Sierra de Zapalinamé.
Soy el Cañón de San Lorenzo, más que “un lugar”, ¡soy un ente vivo! Soy hogar de miles de especies de plantas y animales, como el oso negro y la distintiva Cotorra Serrana, la cual veo cada vez menos porque está en peligro de extinción.
No sé si lo sepas, pero siempre he cuidado de ti. Purifico el aire que respiras, de mi subsuelo se obtiene parte del agua que llega a tu hogar y por más de 400 años he sido espacio de recreación, aventura y de conexión con la naturaleza.
Mi permanencia, al igual que el de las especies que habitan en mí, hoy dependen de ti. Te invito a que vivamos en armonía para que juntos aseguremos nuestra propia supervivencia.
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