Montar derechos, andar bien vestidos, respetar la charrería y siempre dar el mejor rendimiento posible, este es el legado de ‘El Titán del Norte’ a su familia y al “único deporte realmente mexicano”.
Macario González Rodríguez se puso el sombrero de charro gracias a la pasión de su padre, él hizo lo mismo con sus hijos Gerardo, Mariana, Alejandro, Bárbara y Mariángela; la tercera generación también ya ensilla la herencia.