Atenea siempre ha disfrutado leer, por lo que no es de extrañar que, como adulta, dedique su vida a la difusión de la lectura, ya sea desde su salón de clases o en clubes de lectura para los alumnos y los papás
- 15 diciembre 2024
Atenea cree en los libros. ¿Cómo no va a hacerlo si siempre la han acompañado? Cree en el poder transformador, salvador y humanizante que tienen. Cree que son la herramienta para que las personas sean más empáticas, comprendan la otredad, sean más abiertas y estén más dispuestas a escuchar y respetar.
Por eso, por esa certeza, les ha dedicado su vida.
Como maestra de español en la Secundaria General No. 11, Atenea López Lerma tiene un reto: hacer que sus alumnos lean. Y ella puede asegurar, sin pestañear, que todos los años, sus alumnos leen al menos tres libros.
Para conseguirlo, junto con sus compañeras, también maestras de español, tienen un proyecto lector en el que cada grupo compra un libro (cuentan con un presupuesto de 150 pesos) y, una vez concluida la lectura, lo intercambian con otro grupo.
Gracias a ese programa, ha mediado con diferentes casas editoriales para conseguir los libros, lo que ha permitido que los alumnos puedan conocer a autores como Antonio Ramos Revillas.
En el club de lectura, se leen libros juveniles porque Atenea tiene claro que necesitan leer algo que les interese a los adolescentes. Sabe que los clásicos son importantes, pero esos los ven en clase, no aquí. Este espacio busca que se enganchen con leer. Les toca conocer historias de otros jóvenes como ellos e inspirarse.
Sentarte a platicar con Atenea, quien estudió la licenciatura en educación media básica, en la especialidad de Lengua y Literatura Española, en la Normal Superior, es como sentarte con el tío Paco, de Persona Normal, de Benito Taibo. Tiene una risa contagiosa y la voz comprensiva. Puedes sentarte con ella y contarle, uno a uno, todos tus problemas y te va a escuchar sin chistar. Porque sabe que escuchar da más resultados que mandar reportes o citatorios.
Ve a sus alumnos como seres humanos, sintientes, con necesidades, problemas y agobios. No descarta sus emociones porque son adolescentes, como otros podrían hacer. Le interesa levantarles el ánimo y la autoestima. Siempre los trata con cariño y respeto. Quiere que sepan que valen mucho y que todo lo que hacen está bien hecho, porque dieron lo mejor de sí mismos.
Está dispuesta a que su salón de clases se convierta en el lugar seguro que ellos necesitan (y con 45 alumnos por grupo, no es una labor sencilla). Lo de ella, como el tío Paco, es la educación emocional: educar para la vida. Y los libros son excelentes maestros.
Sus actividades de fomento a la lectura no acaban ahí; además de contar con el club para alumnos, Atenea tiene uno para padres de familia porque cree que no se puede formar un hábito lector en los jóvenes si no ven a sus padres tomar un libro en casa.
No son muchos, como ocho o diez, pero este grupo ha tenido un impacto positivo en los padres. Una madre de familia le contó que, gracias a este club de lectura, ahora ella tiene uno familiar con sus hijas y todas las semanas se sientan a discutir el libro que cada quien está leyendo.
Atenea ha participado durante dos años en la Feria del Libro de Coahuila, donde ha presentado sus proyectos lectores y ofrecido charlas sobre salud mental. Esto fue posible gracias a la invitación de una exalumna, quien, junto con su hermana, fundó la organización Empezar.
Esa exalumna la buscó porque, sin saberlo, Atenea la ayudó en su adolescencia. Lo único que hizo fue transformar su salón de clases en un espacio seguro, donde ella podía bajar la guardia y simplemente respirar.
Además de dar clases, Atenea trabaja en el Instituto de Desarrollo Docente, Investigación, Evaluación y Certificación Educativa (IDDIEC), donde, en conjunto con una compañera, realiza un podcast de recomendaciones literarias.
A 25 años de haber iniciado como maestra, Atenea se sigue preparando. Estudia una maestría en Gestión y Administración de Instituciones Educativas en el Centro Universitario San Isidro. Debido a eso, tiene un permiso, la Beca Comisión, que le permite separarse de la escuela para poder estudiar algún posgrado.
Por lo que el club de lectura de padres de familia y el podcast están en pausa (el proyecto lector de los alumnos sigue siendo sacado adelante por otras maestras de español de la secundaria). Pero ya le urge volver al salón de clases y seguir difundiendo la lectura.
La docencia siempre fue el camino para Atenea. Creció viendo a sus padres, ambos maestros: José Luis López López (también líder sindical y presidente municipal de General Cepeda) y Magda Inés Lerma Gamboa (quien toda su vida fue maestra frente a grupo).
Ambos la inspiraron, pero su mamá es la responsable de que hoy sea maestra. El profesor José Luis le dejó muchos aprendizajes, le enseñó a amar la historia, pero notar el cariño que había entre la maestra Magda, sus alumnos y los padres de familia dio en el clavo. Ella quería ser como su mamá.
Y lo cumplió. Sus alumnos regresan a darle las gracias por lo que hizo por ellos en secundaria (ya sea por enseñarles a escribir un ensayo, abrirles los ojos al explicarles cómo se llena una solicitud de empleo, por el impacto que la lectura ha tenido en ellos o, simplemente, porque les dio un oasis en un salón de clases).
Atenea está construyendo hoy los cimientos del futuro que quiere ver: uno en el que haya más y mejores bibliotecas, en el que crezca el interés por la lectura y que esta se vuelva más accesible.