La vida de Gabriela Manzano ha estado marcada por un propósito: compartir amor y conocimiento. A pesar de los desafíos, su pasión por enseñar inglés a través de YouTube ilumina como un faro de esperanza a sus más de 650,000 suscriptores.
- 15 diciembre 2024
Desde pequeña, la maestra Gabriela Manzano Rodríguez soñaba con ser misionera y compartir el amor y la palabra del Señor. Lo que no sabía era que Dios tenía un plan aún más grande para ella. Hace cinco años, su vida dio un giro inesperado con la llegada de su jubilación, la pandemia y el fallecimiento de su esposo, lo que transformó sus clases de inglés en algo más profundo que simples lecciones de gramática. A sus 66 años, Gabriela continúa enseñando, combinando su pasión por la educación con una filosofía de amor y espiritualidad, a través de su canal de YouTube, Teacher Gaby Manzano.
Su trayectoria docente comenzó en 1989, cuando decidió compartir su amor por los idiomas. Trabajó en escuelas como el Instituto Bilingüe San Lorenzo y la Universidad Autónoma de Coahuila, donde dejó una huella imborrable en cada uno de sus estudiantes. Sin embargo, fue tras su jubilación que encontró una nueva audiencia, alcanzando más de 650,000 suscriptores en su canal de YouTube. Este cambio no solo le permitió seguir enseñando, sino también tocar vidas de maneras que nunca imaginó.
Gabriela recuerda con nostalgia cómo nació su interés por la misión durante su infancia, cuando conoció a misioneros en su iglesia. “Venían misioneros, a China, Rusia y África. Mi pastor organizaba conferencias misioneras anualmente. Desde pequeña decía: ‘yo quiero ser misionera, quiero trabajar en una misión’”. Aunque las cartas de aceptación nunca llegaron a sus manos, Gabriela encontró su vocación en la enseñanza, compartiendo el amor y la fe que Dios depositó en su corazón con cada uno de sus estudiantes.
La pasión de Gabriela por la educación se encendió cuando comenzó a dar clases de doctrina a los niños de su iglesia, a los 15 años. “Finalmente, cuando tuve la oportunidad de enseñar inglés, comprendí que podía combinar mi amor por la enseñanza con el deseo de ayudar a otros a aprender, así que seguí ese camino”.
Lo más importante es transmitir a sus alumnos que el aprendizaje es una puerta a innumerables oportunidades, y que nunca es tarde para iniciar un nuevo viaje. “No importa la edad o las circunstancias. El conocimiento abre caminos que antes parecían inalcanzables”, asegura con firmeza. “Quiero que mis alumnos se sientan capaces y que comprendan que no se trata solo de aprender un idioma, sino de abrirse a nuevas culturas y formas de pensar. Cada lección que impartimos es una invitación a explorar el mundo”.
De sus alumnos, ha aprendido el valor y la belleza de ser vulnerable y confiar en uno mismo. “Desgraciadamente, al crecer, muchos de nosotros no pudimos expresarnos libremente, pero he aprendido de ellos que, cuando alcanzan esa confianza, se abren completamente. Eso es una gran bendición. Me enseñan a ver la vida con una mirada fresca, llena de posibilidades”.
La razón detrás de su entrega es simple: “dejar una huella positiva en ellos es invaluable”, dice con una sonrisa llena de esperanza. Además, afirma que admira profundamente a los docentes que muestran dedicación y creen en el potencial de sus alumnos, haciendo de su compromiso un faro de luz en la vida de muchos.
La pandemia y la adaptación a las nuevas tecnologías no fueron los mayores retos que enfrentó. Con sentimiento y mucho cariño, recuerda que su más grande motivación fue su esposo, quien lamentablemente falleció a causa del COVID-19, en 2020. “Él me ayudó mucho, era fotógrafo y me enseñó cómo acomodar la cámara y las luces. Aunque su visión se fue debilitando, él seguía ayudándome y tomaba fotos para asegurar que todo estuviera perfecto. Su apoyo fue fundamental en mis inicios en YouTube”.
Para Gabriela, enseñar es una inversión en el futuro y el porvenir con el que sueña es motivador. “Imaginemos un futuro donde lo emocional y lo espiritual sean fundamentales. Si esas áreas están bien, serás un triunfador, no importa si llegas a ser el gerente de una gran empresa o un trabajador en cualquier lugar. Lo que importa es que, espiritualmente y emocionalmente, estés sano y fuerte”.
La historia de la maestra Gabriela es un poderoso testimonio de que nunca es tarde para transformar las vidas de otros y dejar una huella de amor y conocimiento en el mundo. A través de su dedicación, sigue inspirando a cada vez más generaciones a abrirse al aprendizaje y a la espiritualidad, recordándonos que, al final del día, todos podemos ser misioneros en la vida de los demás. Cada video que sube y cada clase que imparte son un reflejo de su fe inquebrantable en el poder de la educación.
Con su espíritu resiliente y con su cámara en mano, continúa iluminando el camino de quienes buscan aprender, creciendo junto a ellos y creando un mundo donde el conocimiento y el amor son las verdaderas lenguas universales.