Los libros, un boleto de ida y vuelta hacia un mundo más feliz

Zeferino Moreno es el creador e impulsor de un método de enseñanza que combina el hábito de la lectura con la práctica del buen humor, una fórmula que le ha permitido, a él y a sus estudiantes, acceder a un mundo más feliz

  • 15 diciembre 2024

La principal herencia que el maestro Zeferino Moreno Corrales, de 51 años, ha dejado, deja y seguirá dejando a sus estudiantes universitarios es el amor por la lectura y los libros.

Al respecto, la destacada cronista argentina Leila Guerriero afirma que el mejor taller que una persona, ya sea periodista, mentor o cualquier otra profesión, puede tomar en la vida es leer. Para Zeferino, este hábito ha sido una fuente inagotable de felicidad.

“En preparatoria, hubo un maestro de filosofía que nos hizo la pregunta: ‘¿Para qué estamos en el mundo?’, y dijo: ‘Pues para ser felices’. Después leí en un libro de Fernando Savater que alguien le preguntó: ‘¿Para qué venimos a esta vida?’, y él respondió: ‘Para ser felices’”.

La lectura, afirma Zeferino, al igual que las distintas ramas del idioma español, es una herramienta esencial, comparable a las ciencias exactas, para resolver encrucijadas, solucionar problemas cotidianos y alcanzar la felicidad.

El humor en los salones de clase es otro de los secretos del maestro Moreno Corrales, una estrategia que conecta profundamente con sus alumnos.

“Como Fernando Savater, que tenía un gran humor y contaba historias. Desde esa perspectiva, voy contra la tradición castigadora. Mucho buen humor, no castigo. Me gusta más emplear la persuasión, que los estudiantes hagan las cosas porque quieren. Uso el humor; si no hacen sus materias, les hablo de lo que puede o no pasar”.

$!Zeferino desarrolla el humor como modelo de lenguaje en sus clases.

A lo largo de 25 años de carrera en la docencia, Zeferino ha encontrado la manera de combinar la enseñanza de la literatura con el humor, la paciencia, la no crueldad y la ironía, una pieza clave, dice, para vivir plenamente.

“Me gusta enseñarlos a preguntar. Como decía Fernando Savater, hay que hacer preguntas, preguntar, preguntar. Usar la dialéctica, es decir, poner un tema sobre la mesa y confrontarlo con otro”.

Su pasión por los libros nació en su niñez, cuando el futuro maestro de literatura disfrutaba leyendo a los clásicos. Esta afición marcaría para siempre su manera de concebir el mundo.

Años más tarde, nacería su otra gran pasión: la enseñanza.

Al egresar de la carrera de Letras Españolas de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la Universidad Autónoma de Coahuila, Zeferino comenzó su vida profesional enseñando español a un pastor norteamericano llamado Kerry, quien pronto descubriría en él a un gran mentor en potencia.

“Me dijo: ‘Oye, tú tienes vocación de maestro’, y yo le dije: ‘No’. De hecho, veo que ahora aprendo más enseñando”.

Kerry lo invitó a impartir cátedra en el Refugio del Rey, un instituto cristiano de evangelización para jóvenes, en su mayoría adictos al alcohol y las drogas.

Allí, Zeferino dio clases de gramática pura y redacción, una experiencia que dejó una profunda huella en su vida. Enseñar frente a un grupo de chicos le permitió compartir sus conocimientos, pero también aprender de ellos.

Durante su etapa como estudiante de Letras Españolas, Zeferino fue moldeado por cuatro grandes de la literatura de la región: Jesús de León, Julián Herbert, Gerardo Carrera y Javier Treviño.

De ellos aprendió una fórmula que parece sencilla, pero no lo es tanto: leer, leer y leer.

$!La lectura, análisis y conversar, son una fórmula en el hábito de la lectura.

“Vi en ellos la forma de leer, cómo leían, lo que leían, la profundidad de lo que leían, cómo entendían y cómo interpretaban. Era muy interesante. Cada vez que recomendaban un libro, yo lo leía y luego lo comentábamos. Era muy retroalimentador”.

Zeferino profundizó tanto en la lectura que encontró, por ejemplo, en Los detectives salvajes de Roberto Bolaño, una nueva manera de observar el mundo.

De sus profesores de primaria aprendió a convertir la lectura en algo más que un acto visual e imaginativo: un ejercicio intelectual exigente.

Hoy, tras 14 años como docente en la Universidad La Salle y en su alma mater, Zeferino sigue fiel a su fórmula: enseñar a través del humor, la lectura y la curiosidad.

El profesor Zeferino no ha dejado de aprender. Su secreto permanece intacto: leer, leer y leer.

Zeferino Moreno
Zeferino Moreno

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