La vida le permitió explorar decenas de caminos que al final se unieron en un sólo destino: la docencia y el amor por la lengua. Al día de hoy, no hay nada que haga sentir más satisfecha a la maestra lasallista
- 15 diciembre 2024
“Todo en esta vida son aprendizajes”, dice María del Carmen Laborde Aguirre, la mujer que descubrió poco a poco el sendero definitivo que quería recorrer, en el que se mantiene desde hace 15 años y en el que continúa innovando y creando: el de la docencia en materia de lenguaje.
El palpable deseo de encontrarse a sí misma y de llegar al lugar que te hace sentir como todo lo que una vez soñaste, es la lección que transmite a sus alumnos de Interpretación y Traducción de la Universidad La Salle, materias que imparte desde hace una década.
Sin embargo, no siempre todo estuvo tan claro. La travesía para lograrlo comenzó años antes, hace 30, aproximadamente.
De Ciencias Químicas a descubrir su vocación en el mundo de las humanidades. Así fue el camino que la maestra lasallista decidió tomar en la década de los 90, cuando a punto de iniciar en la Facultad de la Universidad Autónoma de Coahuila -ya con el examen de admisión aprobado y con el curso propedéutico terminado- su mamá la cuestionó: “¿Estás segura que vas a estudiar eso?”. Le encantaba ir al laboratorio, pero su personalidad parecía más ad hoc a lo humano ante los ojos de sus cercanos.
Spoiler alert: tenían razón.
Como si el destino se hubiera puesto de acuerdo con sus padres para guiar a Carmen por donde creían que eventualmente descubriría su pasión, se inauguró la licenciatura en Desarrollo Humano de la UANE, donde su papá era asesor. “Échale un ojito a esta carrera”, le pidió.
Bastaron unos minutos para que Laborde se diera cuenta de que se quería dedicar a ello: “me gustó mucho porque tiene todo que ver con las personas”, dice.
Para su fortuna, la gama de opciones que la vida le presentó, le permitió aprender y buscar su destino profesional. Sí, ya sabía que las humanidades, pero, ¿enfocadas en qué?
Fue entonces cuando se involucró por primera vez en la educación a través de sus prácticas.
Ella describe como un privilegio la oportunidad que tuvo de trabajar con alumnos de alfabetización que le contagiaron sus enormes ganas de aprender.
Cabe mencionar que, previo a ello -alrededor de los 17 años- fue locutora y correctora de ortografía en El Diario de Coahuila, situación que le ayudó a descubrir su atracción hacia la lengua... De ahí empezó la espinita.
El inglés siempre estuvo presente. Terminó su carrera en la UANE y con ello todos los niveles de dicho idioma. Empezó un “teacher’s training” que terminaría fusionándose con aquello que más adelante la llevó a estudiar traducción y convertirse en perito traductor, en intérprete y a estudiar una Maestría en enseñanza del inglés en la Universidad IEXPRO (2022).
Como gran amante de los idiomas, encontró la oportunidad de aprender traducción junto a su papá y su tía, con práctica y por sus propios medios.
A la par empezó a dar clases de inglés en La Salle, escuela que la recibió como maestra de inglés, pero que, tras descubrir que estaba incursionando en el mundo de la traducción, la invitó a dar esa clase para la carrera de idiomas en el 2015. Laborde confiesa que fue un gran reto, pues no se sentía preparada, pero no rechazó la oferta.
”Fue una experiencia de mucho aprendizaje, sobre todo porque fui aprendiendo de mí misma, de pasar a ser muy exigente y rígida, a relajarme y disfrutar (...) creo que mucho tenía que ver mi seguridad, que era un tema que yo no había estudiado y que yo misma practicaba”, no obstante, poco a poco logró adecuarse y a adaptar sus contenidos a cuestiones más prácticas de la mano de diplomados y cursos.
De escalón en escalón, Carmen finalmente llegó a su lugar y desde entonces se convirtió en un elemento fundamental para la casa de estudios, al ser un puente entre la sociedad civil y el sector productivo, gracias a las estrategias y técnicas que utiliza para enseñar así como a sus deseos de estar en constante innovación. Lo anterior, al trabajar con instituciones y organismos de comunidades vulnerables a través de proyectos sociales y de formación, por ejemplo, el Centro de Superación Estela V. Barragán, A. C, el programa Ayuda a la Esperanza, la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, entre muchos otros.
“Me entusiasma mucho el haber llegado hasta acá y estar abierta a lo que se siga presentando y a lo que nos va llevando la tecnología y los muchachos, que cada generación me sorprende, aprendo mucho de ellos; ninguna generación es igual a otra y, la verdad, cuando los pongo a traducir documentos que yo ya traduje, a veces también yo digo ‘wow, no se me había ocurrido esa manera o ese significado’”.
La catedrática, generación tras generación, se ha esforzado para conseguir que sus alumnos aprendan de la mejor manera posible y con situaciones reales y prácticas, por lo que considera que su clase es más como “un taller”.
Hoy, a sus 54 años, Carmen es feliz como docente. Compartir con los jóvenes, aprender de ellos y plantar esa inquietud de explorar y soñar, es lo más gratificante para ella.
”Me pongo a escuchar sus audios de interpretación y digo ‘wow, me siento como enamorada, los escucho y digo ‘qué bonita voz, qué bonito lo hicieron’. Mi satisfacción es ver cómo ellos solitos se realizan”.
La mejor parte de todo es que Laborde cuenta con su propio laboratorio de traducción, donde nacen las ideas, experimenta y trabaja. Tal como siempre lo quiso.