Para Luis Fernando Gómez, la educación va más allá de formar profesionistas que estén preparados para el mundo laboral; busca sembrar una semilla que los comprometa a mejorar su comunidad, su país y el mundo entero.
- 15 diciembre 2024
Por poco más de 23 años, la Universidad Americana del Noreste (UANE) ha sido sede de la cátedra de Luis Fernando Gómez de León, un profesional de las finanzas que -a la par de capacitar empresas y brindar asesorías de administración- decidió dedicar su vida a la docencia.
Para él, formar profesionales no es suficiente, pues considera que las habilidades técnicas tienen que ir acompañadas de las habilidades blandas, o soft skills, como la negociación, oratoria, delegación, toma de decisiones, adaptabilidad, entre otras.
Originario de Saltillo, es licenciado en Administración de Empresas con especialidad en Finanzas y cuenta con una maestría en Gestión Educativa y un doctorado en Ciencias Administrativas.
Su pasión por las finanzas nace después de probar otras profesiones que no terminaron por llenarle. Se dio cuenta, en los primeros años de su juventud, que el derecho, el turismo y la contabilidad no eran lo suyo.
El amplio abanico que brinda la administración de empresas le cautivó, al poder desarrollarse en el sector público y en el privado, aunque este último fue el que terminó por marcar el resto de su carrera profesional.
Tras vivir por casi 30 años en Ciudad de México, regresó a Saltillo y se asoció con un amigo para desarrollar su propia consultoría y brindar capacitación a las empresas por medio de las universidades.
El gusto por la docencia lo tenía escondido. En 1994, la directora de la especialidad que estudiaba le invitó a dar una materia “que era completamente distinta a lo que trabajaba en ese momento”. Pero se enamoró del proceso docente, que implica preparar, investigar y desarrollar temas para que otras personas generen competencias.
La combinación es perfecta; Luis no deja de enseñar: dentro del aula, a los futuros profesionales en finanzas, y afuera de la misma, a quienes ya se desempeñan en la industria. En el salón, tienen a un docente con el pulso del campo laboral, y en las empresas, a un capacitador con la sensibilidad de un profesor.
La posibilidad de aplicar los conocimientos vistos en clase a casos prácticos y a la vida real es lo que Luis Fernando considera que sus alumnos valoraron cuando lo eligieron el Mejor Maestro de la UANE durante cinco ediciones consecutivas.
Domina todas las materias que involucran finanzas, tales como análisis financiero, costos, presupuestos y planeación financiera, además de algunas administrativas, como planeación estratégica, desarrollo organizacional y desarrollo de talento humano, tanto en licenciatura como en posgrado.
Lejos de los conocimientos académicos, para él lo más importante es que los alumnos adquieran herramientas no solo para su beneficio personal, sino también para los demás.
Es vital “contribuir a desarrollar a aquellas personas que nos rodean, incluyendo no solamente a nuestras familias, no solamente a nuestros amigos, sino a todos ellos que, de alguna u otra forma, tienen contacto con nosotros de manera directa o indirecta”.
Esto aporta al desarrollo social de la comunidad, del estado y del país. “Y eso es en lo que trabajamos principalmente, para desarrollar a las personas de manera integral, no solamente en la competencia técnica, sino también en la competencia de la inteligencia emocional, sobre todo”.
Para el profesor, el aprendizaje no termina, llega de todas partes: de las acciones diarias, de lo que se vive día con día, de las relaciones, las pláticas y las nuevas personas que se conocen.
“Te empiezas a dar cuenta de que hay mucho más por descubrir, mucho más por aprender. Como trabajo con mucha gente de posgrado que vienen de la industria, que se están preparando porque quieren buscar nuevas oportunidades en las empresas, también absorbes un poquito de esa experiencia, que te va sirviendo, la vas incluyendo y la vas adaptando precisamente en los contenidos”, explica.
También considera que la docencia es la vía para generar conciencia en la población, para enfrentar retos y circunstancias que no son siempre positivas.
“Cuando van más adelantados en sus semestres, e incluso cuando ya están por salir, ves ese cambio importante, precisamente, en la manera de pensar, en la manera de ver la vida; ya van con un pensamiento más estratégico, con una visión de largo plazo, ya no nada más se preocupan por el ‘a ver qué pasará mañana’”.
Por ello, Luis Fernando está en una zona de “relax” cada que entra a las aulas. Estar frente a grupo es su momento de aprendizaje continuo, pero también de diversión.
Faustino Hernández Vidal fue maestro de Luis Fernando durante la licenciatura, de materias como estadística, economía y finanzas; de él aprendió a valorar a cada alumno para saber cómo motivarlo.
En su caso, fue a través de retos. “No vas a poder” y “traes cara de que no vas a pasar el examen” eran solo algunas frases que Faustino utilizaba con Luis Fernando. Lejos de desmotivarle, tomaba el reto y le demostraba lo contrario. Posteriormente, fue su sinodal de tesis y un gran amigo.
Luis Fernando educa para una sociedad despierta. Los docentes colocan una semilla esperando que se reproduzca, cuestionando lo que pasa en su entorno, no solo lo que incumbe a sus familias o a corto plazo.
“Soy un enamorado de mi país. Todo lo que hago, todo lo que trabajo, es precisamente para mejorar a mi país y trato de contribuir ofreciendo un poquito de conocimiento, de mis habilidades, para que los muchachos también las absorban, las puedan aplicar y empiecen a multiplicar”.