Con 30 años de trayectoria en UANE y diversos reconocimientos, Jorge Enrique Rosales López ha forjado una carrera docente destacada. Su pasión por la enseñanza y el compromiso con el aprendizaje de sus alumnos lo han convertido en un referente en educación y tecnología en el noreste de México
- 15 diciembre 2024
Jorge Enrique Rosales López, de 57 años, ha dedicado su vida a la educación, acumulando una trayectoria que se extiende por más de tres décadas en la Universidad Americana del Noreste (UANE).
Este maestro de sistemas comenzó su carrera en 1989. Desde entonces se ha distinguido por su dominio de la tecnología, así como la pasión y dedicación con la que apoya el aprendizaje de sus estudiantes, consolidándose como una figura emblemática y una referencia de calidad en la enseñanza.
Desde sus primeros años, Rosales fue impulsado a la docencia por un amigo en el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep), quien le ofreció una oportunidad de impartir clases de apoyo, sin ser aún profesor titulado.
Este encuentro casual marcó el inicio de una vocación que lo atrapó de inmediato. “Creo que todos tenemos, de alguna manera, un momento donde tomas la decisión para caer en el lugar preciso; me enamoré, me encantó dar clases”, comparte Rosales al recordar sus primeros pasos en la enseñanza.
Poco después, el destino lo llevó a Fresnillo, Zacatecas, donde asumió el cargo de jefe del Centro de Cómputo en la Universidad Autónoma de Fresnillo. A la par de sus funciones administrativas, continuó impartiendo clases, reafirmando su gusto por el ámbito académico.
A lo largo de su carrera, Rosales ha complementado su formación académica con una Licenciatura en Sistemas Computacionales por la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) y una Maestría en Educación en UANE.
Su interés por la pedagogía lo llevó a capacitarse en áreas como sociología y técnicas didácticas, lo que le ha permitido impartir clases a otros maestros en temas de metodología educativa.
Su dedicación y calidad como profesor han sido reconocidas en múltiples ocasiones. En 2008, fue nombrado “Maestro Mejor Evaluado” en la Universidad del Valle de México (UVM). En 2016 recibió el título de “Maestro Sobresaliente” por la Universidad La Salle Saltillo.
En enero-julio de 2022 fue reconocido como “Maestro de excelencia” por la Universidad Interamericana para el Desarrollo (UNID). La misma institución lo premió como “Mejor Maestro” en el periodo de enero-junio de 2023.
En 2023, fue distinguido como “Servidor Público Íntegro” por el Gobierno de Coahuila y recibió el reconocimiento “Vinculación Sector Productivo y Educación” por Coparmex.
A lo largo de los años, Rosales ha evolucionado junto a sus estudiantes, adaptando sus métodos a las exigencias de cada época y aprovechando la tecnología como una herramienta clave para facilitar el aprendizaje.
Uno de sus recuerdos más gratificantes es haber trabajado con estudiantes que, en un inicio, temían o desconocían el uso de computadoras. Enseñarles desde lo básico, como el manejo del ratón, hasta niveles más avanzados, le permitió ver cómo sus alumnos iban creciendo y adquiriendo confianza en sus habilidades tecnológicas.
Para Rosales, el rol de un maestro va más allá de transmitir conocimiento académico. Constantemente inculca en sus estudiantes la importancia de valores morales y sociales, preparándolos para enfrentar los retos del futuro no solo con habilidades técnicas, sino también con una sólida formación ética y humana.
“Les comento que se note la universidad que cursaron, que su formación no solo sea académica, sino también en valores”, enfatiza Rosales, quien cree firmemente en educar con un enfoque integral.
En sus clases, Rosales anima a los estudiantes a no temer a los retos y a desarrollar habilidades blandas como la resiliencia, la comunicación y la adaptabilidad.
Reconoce que vivimos en una época de constantes cambios, donde la tecnología y las metodologías de aprendizaje están en constante evolución.
“Estamos educando en un contexto de incertidumbre. Les doy las herramientas técnicas básicas y también una formación humanística que les permita aprender por sí mismos, ya que no sabemos qué cambios traerá el futuro”, comenta Rosales.
Una de las frases que siempre comparte con sus alumnos es: “Nunca dejen de prepararse; enfrenten los retos sin miedo y busquen siempre mejorar como personas”.
En su rol de mentor, ha visto cómo estas palabras han motivado a generaciones de estudiantes a enfrentar con valentía los desafíos de un mundo cada vez más competitivo y complejo.
A pesar de su vasta experiencia, Rosales nunca ha dejado de aprender de sus alumnos, quienes le han mostrado nuevas formas de pensar y de abordar problemas a lo largo de los años.
“He aprendido mucho de cada generación; todas son diferentes, cada una con su propio contexto. Me sorprende su apertura y la forma en que enfrentan los problemas de su tiempo”, reflexiona.
Actualmente, además de su labor en UANE, Rosales trabaja en la Secretaría de Gobierno y la Secretaría de Finanzas en Coahuila. Sin embargo, no se ve fuera de las aulas en un futuro cercano. Recientemente fue elegido como padrino de generación, un honor que considera un símbolo de aprecio y reconocimiento por parte de sus alumnos.
Este rol, junto con la oportunidad de dar un discurso en la graduación próxima, es para él uno de los momentos más emotivos de su carrera.
Para Rosales, el futuro de la educación está en encontrar un equilibrio entre el uso de la tecnología y el fortalecimiento del factor humano.
Reconoce que herramientas como la inteligencia artificial están facilitando muchas tareas, pero insiste en que el papel del maestro seguirá siendo crucial para guiar a los estudiantes en su aprendizaje y asegurar que lo que están adquiriendo es verdaderamente significativo. “La tecnología nos hará muchas cosas más fáciles, pero el factor humano no se va a perder”, asegura.
Con su ejemplo de disciplina, compromiso y amor por la enseñanza, Jorge Enrique Rosales López continúa siendo una figura inspiradora en la educación en el noreste de México. Su legado no solo reside en sus conocimientos, sino en el impacto que ha dejado en la vida de sus alumnos, quienes llevan consigo el aprendizaje y los valores que él les ha transmitido.