A la hora de la merienda en la panadería de don Jesús Carlos Mena, una panadería casi centenaria, el aroma pegajosos y dulzón del pulque cautiva, encanta y transporta de un solo respiro al pasado, a los ayeres de aquel Saltillo viejo y luminoso. De las tardes templadas y lluviosas en que los parroquianos se encaminaban solaces a la “Mena” para llevarse un pan, atraídos por el aroma y el sabor del pulque hecho empanada, mollete de huevo o ranchera.
La clave es la receta, dice don Jesús. No es solo mezclar el harina con el pulque, el secreto está en eso que llama “darle el punto al pulque”. Lo descubrió su abuela, doña Dolores Guzmán Viuda de Suárez, a principios del siglo pasado, en 1901 para ser exactos.