Los norteños solemos vivir con una suerte de crisis de identidad, sobre todo ante la fuerza del imaginario y la cultura sureña que desde las instancias oficiales son colocadas como representantes de todo el territorio.
Para preservar la memoria de aquello “muy tradicional del norte”, en 2015 el investigador Jesús Salas reunió a un grupo de mujeres dueñas de sus cocinas con la intención de propagar el orgullo que se saborea en los platillos de la región.