Angeles Guardianes nocturnos vigilan los trenes de Chicago

Internacional
/ 23 septiembre 2015

    "No somos policías y nuestro papel es ayudar, sin entorpecer la actividad policial", dijo Fuentes.

    Chicago, EU.- No son policías ni utilizan armas, pero los Angeles Guardianes de Chicago integrados mayoritariamente por jóvenes voluntarios hispanos se han convertido en una patrulla eficiente en el combate de robos y actos violentos nocturnos en las líneas de trenes de la ciudad.

    El caso más reciente ocurrió la semana pasada cerca de la medianoche en la estación Addison de la línea roja del tren, en el norte de Chicago.

    Dos estudiantes universitarios conversaban distraídos en el andén cuando de pronto fueron sorprendidos por otros dos jóvenes como ellos, que a empujones y con amenazas verbales les robaron los teléfonos celulares y carteras.

    Los ladrones escaparon escaleras abajo y los despojados solamente atinaron a pedir auxilio a gritos a las pocas personas que estaban en el andén, y cuando todo parecía perdido aparecieron tres "ángeles" uniformados con chamarras blancas y chalecos rojos.

    La persecución fue corta y antes que los ladrones pudieran abandonar la estación fueron dominados, arrojados al suelo y esposados por dos de los guardias voluntarios, mientras que el tercero filmó todo con su teléfono para ofrecer las imágenes como evidencia a la policía.

    "Así trabajamos, valiéndonos solamente de nuestras manos y conocimientos de artes marciales", dijo a Efe en una entrevista el líder del grupo, Miguel Fuentes.

    Fuentes tiene 39 años de edad y hace 22 que integra el capítulo Chicago de los "Guardian Angels" que aquí se llaman Angeles Guardianes de Chicago.

    Es la misma organización fundada por Curtis Sliwa en Nueva York en 1979 y que hoy tiene 4,000 voluntarios divididos en 139 capítulos, dentro y fuera de los Estados Unidos.

    Fuentes dijo que en Chicago la organización funciona desde 1981 con voluntarios de todas las razas y etnias, pero en su mayoría son jóvenes hispanos que se acercan al grupo con el deseo de ayudar, sobre todo en los barrios más conflictivos de la ciudad.

    "No somos policías y nuestro papel es ayudar, sin entorpecer la actividad policial", dijo Fuentes, quien trabaja como camionero y acaba de terminar los estudios para convertirse en electricista.

    "Si vemos que alguien está atacando o robando a un pasajero, detenemos al delincuente hasta que venga la policía, siempre con el mínimo de violencia posible para evitar quejas y demandas", agregó.

    Igualmente se necesita la colaboración de las víctimas para dar intervención a la policía, dijo, porque en muchos casos las personas optan por no hacer la denuncia y todo se reduce a recuperar los objetos robados.

    Para ingresar a los Angeles Guardianes hay que tener un mínimo de 16 años de edad, no tener antecedentes penales y dedicar por lo menos cuatro horas al patrullaje, dos veces por semana.

    Como preparación, los aspirantes pasan por un curso de tres meses donde aprenden defensa personal para desarmar a un agresor con un cuchillo o arma de fuego, además de recibir entrenamiento regular en boxeo, artes marciales y taekwondo.

    El entrenamiento de los Angeles Guardianes de Chicago puede verse en You Tube y las clases de defensa personal son gratuitas, en particular para mujeres.

    Reciben asimismo una capacitación detallada de lo que pueden hacer para practicar arrestos civiles, "siempre teniendo en cuenta que no somos policías ni trabajamos para ellos", dijo el líder.

    Fuentes atribuye al grupo un modelo positivo a seguir por muchos jóvenes que viven rodados por la violencia y tentados por las pandillas.

    Precisamente, con la llegada de los meses calientes del verano la violencia callejera aumenta en Chicago y en particular los enfrentamientos pandilleros por disputa de territorio que se cobran generalmente víctimas inocentes del fuego cruzado.

    Salvo casos excepcionales, los Angeles Guardianes no intervienen en parques o espacios abiertos y se concentran en el patrullaje nocturno en las estaciones de la extensa red de trenes urbanos.

    "Trabajamos los siete días de la semana, desde las siete de la noche a las tres de la madrugada, dentro y fuera de los trenes", finalizó.

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