Vida a los 50

Politicón
/ 1 junio 2017

El ‘Sgt. Pepper's’ salió tal día como hoy en el Londres de hace medio siglo

“Living is easy with eyes closed...”. Es el inicio del “puente”, o sección B, de Strawberry fields, los campos de fresas imaginados por John Lennon que anunciaron una nueva era del pop y del estilo de vida. Todo cinéfilo sabe que el verso significa “vivir es fácil con los ojos cerrados”, que es también el título de la bellísima película de David Trueba que ganó seis Goyas hace cuatro años. La película, les recuerdo, recupera la figura de un profesor de inglés —un gran Javier Cámara— que quiere conocer a Lennon en Almería para convencerle de que los Beatles pongan las letras en sus discos. Y el siguiente LP de los Beatles fue, en efecto, el primero que las recogió. Yo tenía seis años, y aprendí así mi primer inglés. De todo esto hace ahora 50 años. El álbum con letras de los cuatro de Liverpool, el Pepper’s, salió tal día como hoy en el Londres de hace medio siglo. La gesta del profesor de inglés que convenció a Lennon había ocurrido poco antes.

Sobre el impacto de este disco en la cultura se han anegado imprentas y saturado servidores, pero no conozco mejor ilustración de él que la anécdota que cuenta el propio Paul McCartney recordando aquella época. El Pepper’s salió un viernes en Estados Unidos, y solo tres días después Jimi Hendrix interpretó su primer corte en el concierto que abría su gira inglesa. “Solo tuvo viernes, sábado y domingo para conocerlo y aprender a tocarlo”, cuenta un asombrado Paul, “pero lo hizo”. Si lo piensas un poco, la apertura del Pepper’s se adapta como un guante al estilo innovador, arrastrado y brillante de Hendrix. El álbum representa la transición del blanco y negro al color en la cultura popular de los sesenta. Y contiene todas esas canciones maravillosas que nadie —ni siquiera los más fieles imitadores de los Beatles, como Oasis— ha logrado superar medio siglo después.

Cabe preguntarse cómo es que no han surgido otros Beatles en 50 años. Como individuos, los Beatles no eran tan especiales. Si un buen productor musical (como el que tuvieron ellos, el fallecido George Martin) saliera a la calle, encontraría unos cuantos Lennons y unos cuantos McCartneys. Pero claro, si una de cada mil personas es un Lennon, y una de cada mil es un McCartney, la probabilidad de Lennon & McCartney es solo de uno entre un millón.
¿Quiere el lector construir unos nuevos Beatles? Busque a cuatro jóvenes con mucho talento y oblígueles a colaborar. No será fácil, pero puede crear una nueva era.

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