A un año del encuentro de las Abuelas de Plaza de Mayo

Internacional
/ 2 octubre 2015

Lo más importante es no abandonar la lucha, dice una de las abuelas de Plaza de Mayo que tuvo la suerte de encontrarse con su nieto. No por ello, abandonó la lucha.

Ciudad de México (elsemanario.com).- Hace un año que Estela de Carlotto encontró a su nieto Ignacio. Ignacio creció con un nombre que no le pertenecía, en la ciudad de Olavarría. No conocía su origen. Así, pasó 36 años de su vida, los mismos que su abuela lo buscó hasta el cansancio, mientras arrebataba su dolor escribiéndole cartas de cumpleaños. Un día las dudas abordaron a Ignacio y le hicieron enfrentar la verdad. Después de ello se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo. Lo demás es historia. Una que cierra con un final alegre.

Estela llevaba gran parte de sus días ayudando a otras abuelas a sonreír y contribuyendo para encontrar a sus nietos. Nietos que primero fueron hijos y a los que les fue arrebatado el privilegio de tener una madre y una familia. Pero el día que a Ignacio le ganaron las dudas, a Estela le tocó portar la sonrisa de satisfacción: su nieto había aparecido.

Ella lo recuerda como una fecha de paz y de recompensa. Desde ese día, los dos han construido una relación que le les había sido negada por la imposición de un régimen de terror.

Lo más importante es no abandonar la lucha, dice Estela, que sigue luchando para que otras abuelas puedan sonreír también.

Estela se encontró con la vida, según sus propias palabras. Ante eso, la sombra de la muerte por la triste pérdida de su hija, se ha iluminado:

en él está su mamá. Así yo estoy más cerca de Laura, y ella está más cerca de mí. Aunque siempre está y estuvo, pero ahora está más porque está él. En la sangre de él corre la sangre de Laura.

Desde que lo encontró, desde que las dudas avasallaron a Ignacio, desde que le informaron, ha pasado un año volando, dice, un año lindo y lleno de luz. La abuela comenta que se encuentra en un proceso de afianzamiento con él.

Ignacio es músico y compositor; además, interprete de jazz. Quién se iba a imaginar que cuando ella le escribía la carta para su cumpleaños número 18 mencionándole la música, el jazz, la música de su madre, en lugar de poesía, esos ya eran gustos del joven. Ignacio, al final, desarrolló todos esos gustos y algunas conductas de la familia que le habían quitado. Eso es lo que lo hizo buscar sus raíces, al final.

Estela de Carlotto es presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo y encontró a su nieto Ignacio Guido Montoya Carlotto, hijo de Oscar Montoya y de su hija, Laura Carlotto. Él nació con su madre en cautiverio y creció como Ignacio Hurban.

Las Abuelas de Plaza de Mayo son una organización no-gubernamental que tiene como objetivo primordial el localizar y devolver a sus legítimas familias a todos los niños secuestrados y desaparecidos por la represión militar que sufrió el pueblo Argentino a partir del Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

El ataque militar autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, comenzó con políticas de terror entre las que la desaparición fue su más clara y predominante forma de golpear al pueblo argentino. Esa forma de golpear afectó a 30, 000 personas, secuestradas y torturadas. Miles de bebés fueron arrebatados de los brazos de sus madres, mismas que eran llevadas a centros clandestinos de detención.

Niños tomados como botín de guerra fueron registrados como hijos de sus propios raptores; otros corrieron con peor suerte y fueron vendidos o abandonados.

Es por eso que Estela no ha parado. Ella encontró a su nieto; pero, ¿cuántas abuelas no tienen esa suerte?

Ella no deja de luchar, recuerda, una vez más, que lo más importante es no abandonar la lucha:

Porque falta mucho todavía, y las otras abuelas también tienen derecho a que encontremos a sus nietos. Yo presido esta institución, soy la cabeza visible, o sea que no es cuestión de que ahora diga: Ay basta, porque sería súper injusto. Y de hecho que no soy la única, muchas de las que encontraron a sus nietos siguen viniendo. Acá es como una cita para toda la vida, no hay pausa.

Estela nos da un ejemplo en el que la esperanza es el motor principal para no abandonar la lucha. La sed de verdad y justicia, ha motivado a las Abuelas de Plaza de Mayo para reencontrarse con su sangre. No han parado y no pararán, estoy seguro, hasta aclarar cada uno de los crímenes producto del Golpe de Estado en 1976.

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