La gozosa felicidad de López Obrador

Opinión
/ 2 octubre 2015

No recuerdo qué novelista escribió que para ser feliz hacía falta un poco de cielo azul encima de nuestras cabezas y la paz del espíritu. Entiendo por qué Andrés Manuel López Obrador está feliz.

Después de años de mal pasadas y tormentas, amanece con un cielo azul, esperanzador. Y con la paz de haber hecho lo que decía, dicho lo que quería y concretado lo que se propuso: darle forma a un partido sin transigir con nadie, salirse a probar en las urnas y ganar. Porque con El Bronco, el gran triunfador del domingo 7 de junio es Morena. Y Morena es López Obrador. Así lo quiere él y así lo quieren en Morena. Tres millones 300 mil votos, 8.5 por ciento del electorado en el debut, ponen en ridículo la idea de que es el partido de un solo hombre.

—¿Debes estar muy contento, Andrés?

—Sí, nos fue muy bien, la verdad –responde de inmejorable humor—. Estoy agradecido con los ciudadanos. Esto lo hizo la gente. Nosotros no les dimos dinero y Morena es ya la principal fuerza política de México, no sólo de la capital. Y sabes por qué, porque es la organización que tiene el mayor número de ciudadanos que de manera voluntaria y consciente trabajan por la justicia y la democracia.

Y en sus horas felices, se da vuelo: con Morena regresará la honestidad, la honradez, la justicia; acabarán con la corrupción, serán gobiernos ejemplares, y el que se salga de esos parámetros, se va de Morena. ¿Quién se anima a llevarle la contra en estos días postreros de la primavera de 2015?

La mesa estaba servida para el voto antisistema. Si se mantiene esta intemperie y López Obrador hace un trabajo inteligente, claro que puede ganar la Presidencia de la República.

—El PRD les pide una alianza de las izquierdas –le digo.

—No es tiempo de hacer alianzas con partidos que han dejado de ser opción, porque han perdido autoridad moral, sobre todo porque se han adherido al régimen.

—¿Ni a la esquina con el PRD?

—Sí, así. Lo que hay que buscar es la alianza con los ciudadanos que quieren que las cosas cambien. Ese es el partido más grande.

—¿Y con Movimiento Ciudadano?

—La mayoría de los partidos, si no están al servicio de la mafia del poder, apuestan a mantener el status quo, a que las cosas no cambien. Son partidos, en el mejor de los casos, conservadores, y nosotros lo que buscamos es un cambio de régimen, de este régimen corrupto, de injusticias y privilegios.

—¿Incluyes a Movimiento Ciudadano en esa caracterización?

—Sí, sí, porque buscan más los cargos públicos, y nosotros lo que buscamos es transformar a este país.

—¿Ya no ves a Marcelo Ebrard en ese objetivo?

—Ya no lo veo.

—¿A René Bejarano?

—Tampoco. En lo personal, los respeto mucho. Pero el proyecto nuestro busca una transformación, no queremos politiquería, más de lo mismo, simulación.

Quién lo diría. Lo imagino silbando, caminando satisfecho, feliz. Tomó los riesgos y ganó. O mejor dicho, va ganando.

MENOS DE 140 Ante la debacle del PRI en Guanajuato, hay un clamor para que el dirigente Santiago García López renuncie ya. Perdió todo.

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