Descartan que trastorno mental fuera causa de tiroteo en Connecticut

Internacional
/ 29 septiembre 2015

La enfermedad de Asperger que padecía Adam Lanza, el tirador de Connecticut, carece de relación con los motivos que llevaron al joven de 20 años a disparar contra las 26 víctimas en la matanza del pasado viernes

Chicago. De acuerdo con el sicólogo infantil Clark McKown, del Centro Médico de la Universidad Rush (UR), a raíz de la tragedia en la ciudad de Newtown se ha generado mucha especulación sobre el diagnóstico psiquiátrico del tirador.

"La gente tiende a concluir que quienes tienen un diagnóstico de Asperger o trastorno de personalidad son peligrosos. Esto simplemente no es cierto, la gran mayoría de las personas con estos diagnósticos no suelen cometer actos de violencia", según McKown.

"Lo importante sobre el estado psiquiátrico de Lanza es que estaba profundamente perturbado y que se le ocurrió esa acción en un país que presta poca atención a la prevención y tratamiento de los trastornos psiquiátricos infantiles", precisó el experto.

En un artículo publicado este martes por la UR, McKown consideró que el control de armas y una mayor atención a la salud mental de los niños ayudaría a reducir hechos como el tiroteo en Connecticut.

Por otro lado, el experto recomendó a los padres de familia limitar la exposición de sus hijos a los medios de comunicación con el fin de evitar que reciban información sobre el tiroteo, así como no hablar del tema frente a los menores.

Explicó que la intención no es ignorar los hechos, sino asegurarse de que el niño tenga la información correcta, por lo que se les debe preguntar a los menores qué han oído hablar sobre el tiroteo.

"Cuando su hijo le pregunte por qué alguien haría una cosa así, reconozca que nadie lo sabe a ciencia cierta, pero que la persona que hizo los disparos tenía problemas y no recibió la ayuda que necesitaba", agregó.

"Asegúrele que estos son eventos muy raros y que usted y los profesionales de su escuela harán todo lo posible para mantenerlo a salvo", indicó McKown, quien advirtió que los padres deben aceptar y reconocer los sentimientos de sus hijos, pero también los propios.

El sicólogo recomendó además a los padres estar atentos y buscar ayuda profesional si notan en sus hijos signos de ansiedad elevada, como problemas para dormir, pesadillas o dificultad para separarse de ellos.



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