Oxford revela los secretos de un Stradivarius
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El Museo Ashmolean conduce primero al visitante por el taller de Stradivari y luego hacia los valiosos instrumentos que provienen de museos y colecciones
Oxford.- En las vitrinas del Museo Ashmolean de Oxford resuenan el inconfundible sonido de los violines Stradivarius.
Con sólo pulsar un botón en la pantalla, el Baron Knoop (1698) interpreta la Danza española de Manuel de Falla y el Serdet, a Schubert. En total, el museo reúne 21 de estos valiosos instrumentos de la familia italiana, entre ellos violonchelos, una viola, una guitarra y una mandolina.
"No hay ningún secreto en torno a un Stradivarius", afirma el comisario de la exposición, Jon Whiteley. Para los expertos, las especulaciones sobre el tipo de madera o el pulido son absurdas. El fabricante italiano Antonio Stradivari (1644-1737) utilizó para sus instrumentos la misma madera tirolesa que el resto de fabricantes de violines, y los elementos de la cera para pulirlos también eran los mismos.
"No obstante, cambió constantemente la mezcla", añade Whiteley guiñando el ojo. Lo cierto es que la calidad y las funciones de un Stradivarius se mantienen inalteradas aunque -o precisamente por eso- el violín sea "el instrumento que menos ha cambiado", apunta el comisario.
El museo, situado en el corazón de la ciudad universitaria, conduce primero al visitante por el taller de Stradivari, en la ciudad italiana de Cremona. De allí se trajeron cinceles, sierras, cepillos de carpintero y compases que utilizaba el legendario fabricante.
Stradivari marcaba los detalles de fabricación de sus instrumentos con un compás, siguiendo escrupulosamente el modelo que había dibujado en papel. "En ese sentido, sigue siendo insuperable", señala Whiteley.
Entre los 21 objetos de la exposición destaca el Messias, de 1716. Stradivari nunca vendió este violín de unos 60 centímetros de longitud. "No podía separarse de él, estuvo en su taller hasta su muerte", explica el comisario.
Debido a ello, el Messias se encuentra en un estado "genuino" porque, al contrario que los aproximadamente 600 Stradivarius que aún se conservan, nunca se utilizó. El director de orquesta Eugen Jochun alabó una vez el "insuperable sonido dulce" del Messias.
También puede verse en la muestra al Lady Blunt, un violín de 1721 que fue subastado en Londres hace dos años por unos 12 millones de euros (casi 16 millones de dólares). O el Kreisler, el Cipriani Potter y La Pucelle.
Según el Museo Ashmolean, la mayoría de instrumentos provienen de museos y colecciones. Algunos fueron utilizados por famosos violinistas a los que se les prestaba estos caros violines. Pero en la exposición, los Stradivarius son las estrellas.
La exposición "Stradivarius" podrá verse hasta el próximo 11 de agosto. El Museo Ashmolean es, tras su ampliación y renovación hace cuatro años, el mayor museo británico fuera de Londres y recibe anualmente en torno a un millón de visitantes.