Lo que parecía la tecnología más revolucionaria del momento, que cambiaría la forma en que consumiríamos arte, música, videojuegos, libros y hasta películas, terminó siendo lo que desde un inicio siempre fue: un fraude al que solo unos cuantos lograron sacarle jugo.
Los NFT (Non-Fungible Tokens o tokens no fungible, en español) tuvieron su boom durante la pandemia como la opción inevitable ante la pregunta de ¿cómo podemos demostrar que somos dueños de un producto enteramente digital? De la mano de la tecnología blockchain y dependiente de las criptomonedas, estos “recibos” de compra de bienes digitales llegaron a estar en todos lados, hasta las celebridades llegaron a lanzar los suyos.
Pero no todos atendieron las advertencias de expertos de que se trataba de una especie de estafa piramidal, donde solo los que estaban en la punta podrían obtener beneficios, mientras que el resto solo serviría para estimular las ganancias de los de arriba y conforme los meses pasaron y las aguas se calmaron, también comenzó a bajar el interés en ellos y su precio en el mercado.
Lol Twitter recently removed the NFT profile pictures feature and now GameStop is closing its NFT marketplace. Game publishers, you sure you want to keep pursuing this fad? https://t.co/QZbd5W7hJA
— Yong Yea (@YongYea) January 15, 2024
Ahora a esta baja se suma la falta de apoyo institucional, pues de ser una tendencia que todas las empresas querían implementar, ya no solo es considerada como una mala estrategia de relaciones públicas el intentar generar una marca de NFT’s, sino que también las que ya tenían proyectos establecidos los han dejado de lado, muchas veces de la manera más discreta posible.
Hasta en la sopa
Fue durante del 2020 hasta aproximadamente el 2022 que los NFT’s, de manera indiscutible, se presentaban como una atractiva inversión. Conseguirlos era sencillo hasta cierto punto y lo único que se requería para sacar una ganancia era encontrar a quien quisiera comprarlo a un precio mayor.
Por lo mismo todo el mundo quiso una tajada del pastel y empresas e individuos de muy distintos contextos comenzaron a lanzar su versión, ya fuera como los tradicionales iconos, o repartiendo la “propiedad” de algún producto, entre muchas alternativas.
Pero sin duda la industria que más resintió su presencia y amenaza fue la de los videojuegos. Por mucho tiempo fueron pocos los juegos que implementaron algún tipo de exclusividad o escasez en los objetos que se podían conseguir dentro de mismo, a final de cuentas un archivo se puede reproducir indefinidamente, siempre y cuando haya memoria suficiente.
Los NFT, sin embargo, fueron manejados por los corporativos como la solución a este “problema” de propiedad y forzados a algunos de sus más populares juegos, como lo intentó hacer Ubisoft con Quartz, su sistema prometía skins exclusivas que podías comprar y revender por dinero real.
Por otro lado surgieron juegos creados alrededor del concepto mismo de la reventa de NFT, como Axie Infinity, que dependía de que sus usuarios inyectaran dinero al sistema, comprando a sus personajes, para poder hacerlo sustentable.
Ni Ubisoft, ni Axie Infinity, ni Gamestop, con su mercado de NFT, fueron fieles a esta tendencia y en cuanto comenzaron a surgir las controversias más fuertes, los precios bajaron, los inversionistas se alejaron y los medios pasaron al siguiente tema, estas empresas también tomaron su distancia.
De vuelta al nicho
La idea de un producto cuyo precio no podía bajar parecía fantástica, y lo era, por imposible. Tras el escándalo de FTX y Sam Bankman-Fried, que reveló una estafa millonaria a través de criptomonedas, la confianza en estas tecnologías comenzó a perderse y sus precios bajaron a niveles récord, el inicio de 2024 llegó con más compañías dejando en el pasado a los NFT.
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X (Twitter) eliminó el soporte para fotos de perfil de NFT de su plataforma, aunque quienes hayan cambiado previamente su avatar lo conservan, mientras que Gamestop anunció que cerrará su mercado de estos tokens, meses después de hacer lo mismo con su espacio para criptomonedas.
Esto no significa que estén totalmente muertos, pues aún hay quienes comercian con ellos, es solo que, al igual que las cripto, se mantendrán flotando en el nicho de las tecnologías que aspiraron a cambiar el mundo y solo hicieron ricos a unos cuantos durante un tiempo.