Zarpa 'Flotilla de la Libertad' con ayuda humanitaria hacia Gaza

Internacional
/ 23 septiembre 2015

Sin informar de su ubicación por temor a sabotajes, un barco francés y otro irlandés iniciaron su recorrido

Jerusalén. Los primeros navíos de la segunda Flotilla de la Libertad, que se dirige a Gaza a tratar de romper el bloqueo israelí, zarparon desde sus puertos con destino a un punto de encuentro en el Mediterráneo.

Los primeros barcos en echarse a la mar fueron uno francés y otro irlandés, que no informan de su situación geográfica por temor a ser interceptados por la Marina de guerra de Israel o a ser saboteados por sus servicios secretos, informó este miércoles el diario Haaretz.

"No cometeremos los errores del año pasado, vamos en todo esto con mucha precaución", dijo un portavoz israelí de la flotilla, que evita en todo momento revelar datos innecesarios sobre la composición, el número o la posición de los barcos.

El diario Yediot Aharonot los calculó en torno a diez embarcaciones de pequeño calado y unos 300 activistas, en su inmensa mayoría occidentales.

El punto de encuentro estará en una zona próxima a la franja pero en aguas internacionales, y allí confluirán los navíos que vayan zarpando desde los diferentes puertos en el Mediterráneo.

Fuentes de la flotilla dijeron que ni el buque francés Dignity ni el irlandés Freedom atracaran en puertos de escala para aprovisionarse, ante el temor de ser víctimas de alguna acción de sabotaje.

El lunes, el buque sueco "Juliano" -por el asesinado director de teatro judío-palestino Juliano Mer- sufrió una severa avería en su mecanismo de propulsión del que los activistas no dudaron en culpar a Israel, y que podría retrasar su partida en varios días.

Manolis Plionis, uno de los organizadores, declaró que los daños causados "no impedirán que zarpemos", y mostró su confianza en que puedan hacerlo rápidamente para no perder la cita en alta mar.

Los activistas, cuya intención es eludir el bloqueo marítimo israelí a la franja palestina y llegar al puerto de Gaza con ayuda humanitaria, relataron asimismo que autoridades portuarias en Pireo realizaron una inspección sorpresa al buque "Tharir" (Liberación), que según sostienen fue hecha a pedido de Israel.

El barco ya había sido inspeccionado y pasado todas las pruebas de seguridad, por lo que no había razón para otra, pero una denuncia de un civil acerca de que no estaba "en condiciones" para navegar propició la inspección.

Igual ocurrió la semana anterior con otro navío y en un fenómeno inusual por cuanto civiles no suelen hacer denuncias contra barcos privados.

Tras el abordaje israelí en mayo de 2010 de la primera flotilla, en la que murieron nueve ciudadanos turcos, las precauciones que toman los activistas son extremas.

Mediante contactos políticos y diplomáticos, Israel trata de evitar que los barcos zarpen de sus puertos para que no se vuelvan a repetir los sucesos del año pasado y acusa a los activistas de "provocación" innecesaria porque en Gaza no hay una crisis humanitaria.

"La flotilla que se va a encontrar está inventando historias. Cualquiera que lea los periódicos se dará cuenta que la historia de Gaza es una de parques de agua y playas, y que la distancia entre la verdadera situación y una crisis humanitaria es tan grande que no hay conexión alguna entre las dos", aseguró el comandante en jefe del IDF, Benny Gantz.

Israel consiguió la colaboración de algunos gobiernos para no alentar, o incluso persuadir, a activistas de que no tomen parte en la flotilla, y hasta el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, expidió una carta a los gobiernos de toda la región recomendando la no participación.

Ki-moon recordaba que tras la primera flotilla Israel suavizó el bloqueo a la franja gobernada por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y que, recientemente, Egipto había abierto su frontera con Gaza, pidiendo tiempo para valorar la situación.

En una campaña de desprestigio de los organizadores, Israel alertó de la posibilidad de que entre ellos se escondan "elementos violentos" que, según sus informaciones, habrían embarcado "agentes químicos para atacar a los soldados israelíes".

David Heap, miembro del comité organizador de la flotilla, rehusó responder a estas acusaciones porque, dijo, para ellos es más importante completar los preparativos que responder a un país conocido "por difundir mentiras" e insistió en que cada participante firmó un documento comprometiéndose a no recurrir a la violencia en caso de ser abordados.

El año pasado, activistas turcos del principal barco, el Mavi Marmara, recibieron a los soldados a golpes de barras de hierro y otros artefactos similares, y dos comandos fueron heridos de bala de armas no usadas por el ejército israelí que nunca fueron encontradas.

Los temores de un suceso similar ha impulsado a las partes involucradas a dotarse de cámaras para filmar todo lo que ocurra, en una lucha por la opinión pública mundial que traspasará fronteras.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, insistió en que la prensa internacional podrá cubrir los acontecimientos desde barcos de la marina de guerra, y que su gobierno respetará la libertad de prensa ofreciendo incluso materiales fidedignos que sean filmados por los soldados o que lleguen a su poder de material confiscado a los activistas.

Garantías que fueron expedidas después de una polémica advertencia de la oficina de prensa del gobierno israelí amenazando con sanciones a los periodistas que se embarquen en los navíos de la flotilla.

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