El duranguense Francisco Sarabia Tinoco se hizo un espacio en la historia aeronáutica en 1939: estableció un récord de velocidad al viajar, en 10 horas 43 minutos, de Ciudad de México a Nueva York; su retrato estaba en todos los periódicos.
—Tío, cómpreme una cartulina y un lápiz.
—¿Pa’qué tú?
—Voy a dibujar al señor ese de los aviones.