27 años sin Salvador Dalí
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El pintor catalán, símbolo del surrealismo, murió a los 84 años de edad en su ciudad natal tras una dilatada carrera artística
La lenta agonía del pintor Salvador Dalí Doménech, iniciada tras la muerte de su esposa, Gala, ocurrida en junio de 1982, tocó ayer a su fin. En estos siete años y pocos meses, vividos en su Empordá natal en su castillo de Púbol, primero, y junto a su museo de Figueres, después-, el estado físico del artista, y especialmente el futuro de su obra, ha sido objeto de todo tipo de especulaciones. Cuando mañana sea enterrado en su museo de Figueres, lejos de su esposa Gala, cuyos restos permanecerán en Púbol, se abrirá una nueva etapa, que verá el disfrute público del valioso legado del genio de Port Lligat (Cadaqués) y fijará el verdadero alcance de su ejecutoria artística. Puede ser también la hora del gran negocio para los marchantes del falso Dalí, ese que la ágil mano del propio artista tanto contribuyó a crear.
Salvador Dalí falleció, según el parte médico, a las 10.15 de ayer en Figueres, a los 84 años, a consecuencia de un paro cardiaco. Dalí tuvo una muerte "tranquila y digna", subrayó poco después el abogado Miguel Doménech que, junto al alcalde de Figueres, Mariá Lorca, y Arturo Caminada, el fiel mayordomo y hombre de confianza del pintor durante los últimos 37 años, le acompañaron en sus últimos momentos. Ninguno de los familiares de Dalí acompañó al artista. Su hermana, Ana María, que sufre una fractura de fémur, permaneció en su domicilio de Cadaqués, sin poder acudir a Figueres. Su prima Montserrat declaró que no ha podido ver al artista en los últimos cinco años. "No sabré nunca si era él quien no quería verme o no le dejaban", subrayó.El cadáver fue trasladado con inusitada rapidez a la Torre Galatea, residencia del artista durante los últimos años, donde anoche fue embalsamado y donde hoy se instalará la capilla ardiente, que permanecerá abierta al público desde las ocho de la mañana de hoy hasta las tres de la tarde del miércoles. El funeral está previsto para mañana. Dalí será enterrado después del funeral, de acuerdo con su última voluntad, en una tumba instalada bajo la cúpula geodésica que domina su museo de Figueres. El cuerpo de Dalí estará revestido con una túnica que llevará inscrit.a la inicial D. El testamento del pintor se abrirá dentro de unos 20 días.
Salvador Dalí falleció en el hospital comarcal de Figueres, donde había sido ingresado el pasado miércoles tras sufrir una nueva crisis en su estado de salud, muy mermado desde la muerte de su esposa Gala, hace siete años, y el incendio de su residencia de Púbol, en 1984. Desde entoncel, Dalí había sido ingresado en varias ocasiones.
Fatal desenlace
La insuficiencia cardiaca aguda que sufría el pintor se agravó el jueves pasado con una pulmonía que le provocó una inflamación en el pulmón derecho. Carlos Ponsatí, médico de cabecera y responsable del equipo de facultativos que atendieron al artista en el hospital, reconoció, desde el primer momento, que la situación del pintor era muy crítica y aventuró que el fatal desenlace se podía producir en cualquier momento.
Fiel servidor de Dalí durante los últimos 37 años, Caminada rememoró la muerte del pintor, vivida bajo la mirada de dos enfermeras, Carmen y Luisa, profundamente afectado: "Esta mañana [por ayer] he llegado [a la clínica] hacia las ocho; le he cogido la mano, una mano muy caliente, y él me ha mirado con esos ojos tan tremendamente bonitos que tenía. Luego los ha cerrado. Seguíamos cogidos de la mano. Un calor muy extraño ha invadido su cuerpo y sus ojos han vuel to a abrirse, pero ya no para mi rarme a mí si no a la muerte". "Él y Gala", añadió Caminada, "eran mi familia; ahora necesito descansar".
Doménech y Lorca tampoco olvidarán los últimos momentos vividos junto al pintor. "Dalí ha muerto dulcelmente, confortado porque moría en su casa, en su tierra, como era su deseo, y rodeado de personas que le trataban con afecto", declaró el abogado Miguel Doménech. "Hacia las tres de la madrugrada", rememoró Lorca, "Dalí nos ha mirado dulcemente, como en señal de agradedimiento por estar a su lado en aquellos momentos, que ya sabía cercanos a su muerte".
Nada más conocerse el fallecimiento, se produjeron las primeras reacciones. El Ayuntamiento de Figueres decretó tres días de luto oficial y los balcones de la ciudad se fueron poblando de crespones negros. En una declaración institucional, el consistorio subrayó que la ciudad "está en deuda infinita con este figuerense universal". El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, acudió a Figueres minutos después de conocer la noticia y permaneció junto al cadáver por espacio de unos 30 minutos. "El nombre y la obra de Dalí perdurarán durante muchos siglos; no sólo en los libros sino en la mente de la gente", declaró Pujol al salir de la Torre Galatea.
Los Reyes de España, Juan Carlos y Sofila, manifestaron ayer al presidente de la Generalitat y al municipio de Fipuleres su condolencia por la muerte de Salvador Dalí, a través de sendos teIegramas remitidos por la Casa Real. El texto enviado a Pujol señala que: "En estos momentos queremos hacerle llegar nuestro profundo dolor por el fallecimiento de un catalán, español universal, con quien nos unían lazos de afecto personal. Queremos igualmente rendir homenaje a su obra inimitable, que constituirá siempre un punto de referencia único en la historia de la pintura".
El presidente del Gobierno, Felipe González, expresó su "sentimiento de hondo pesar" por la desaparición de "uno de los máximos representantes de la pintura española contemporánea", en un telegrama al representante de la Fundación GalaDalí, Jordi Bonet Armengol.
El ministro de Cultura, Jorge Semprún, manifestó: "Dalí ha sido el último grande de una gepración de creadores que revolucionó el arte en nuestro siglo".
"Dalí creó un mundo de poesías y paradojas y nos lo ha pintado admirablemente. Fue un catalán apegado a su tierra, un español apasionado y sobre todo un artista consciente de su valor simbólico y provocador en medio de las tendencias homogeneizadoras de nuestra era".
El alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, indicó: "Espero que Cataluña sabrá homenajear a Salvador Dalí como se merece con la conservación de sus pinturas", y añadió que este homenaje, en su opinión, debía realizarse ,la través del Museo Dalí de Figueres y en e Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, que creo que tendrá que contar con algunas de sus obras". El alcalde tuvo también un recuerdo para la obra del pintor El atleta olímpico, presentado en Lausana en 1986 cuando el Comité Olímpico Internacional escogió a Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos de 1992. Maragall, acudió por la tarde a Figueres para imponer a Dalí'la medalla de oro de la ciudad, según el acuerdo de la corporación en el último pleno.
Mientras se producían las primera reacciones al fatal desenlace, el cadáver de Dalí fue trasladado a la Torre Galatea, residencia del pintor en los últimos años. Con sus populares y ya mustios bigotes recortados, según fuentes citadas por la agencia Europa Press, los restos del pintor fueron depositados en su cama, con la cabeza apoyada sobre dos almohadas y con un pequeño cojín en el cuello para mantenerle la boca cerrada, según la agencia.
Embalsamamiento
A medianoche, Dalí fue embalsamado en una operación que se debía prolongar durante unas dos horas, según las previsiones del forense Lluís Bardalet. La operación, realizada en presencia del juez por los doctores Lacaci y el propio Bardalet y una enfermera maquilladora, debía consistir en extraer las vísceras del cadáver e inyectarle un conservante a base de formol, en una cantidad equivalente al 10% del peso de su cuerpo.
El público podrá expresar hoy su pesar por la muerte del pintor en la capilla ardiente que habrá sido instalada la Torre Galatea. El funeral se celebrará en la iglesia de Sant Pere, donde el pintor recibió en su día el bautismó v la primera comunión y cuyo párroco, Narcís Costabella, administró el pasado viernes al artista la extremaunción. "Dalí se sintió muy confortado al recibir los sacramentos; así lo hacía notar con su mirada", según el sacerdote.
Finalizado el funeral, los restos de Dalí serán trasladados a su museo, bajo cuya cúpula geodésica ha sido instalada la tumba que los albergará, siguiendo sus últimas instrucciones. El féretro será trasladado a hombros por los primeros vigilantes del museo ataviados con un uniforme diseñado por el propio Dalí.