Hoy, a 150 años exactos de su muerte, seguimos leyendo poco y muy mal a Manuel Acuña. Su imagen de fallido amante trágico y una equívoca dedicatoria siguen eclipsando su inmensa estatura de filósofo y poeta. Además, conocemos casi nada de su verdadera imagen. Pero ahora lentamente, empieza a emerger en fotografía su verdadero rostro. Por ello, esbozo aquí una tentativa de iconografía