Braulio: un caso que transparenta las entrañas del Sistema Político

Politicón
/ 31 enero 2016
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La próxima semana se cumplen cuatro meses desde que a Braulio Fernández Aguirre, legislador por Coahuila, se le vio por última vez en la Cámara de Senadores (8 de octubre).

En ese tiempo capturaron a “El Chapo” Guzmán, encarcelaron a Humberto Moreira y alcanzó el dólar su máximo valor histórico, sin embargo la situación laboral del político lagunero ni se altera ni se modifica pese a simbolizar un atentado al sistema electoral.

Acerca del caso se ha escrito aquí que se trata de un representante que convalece desde antes de serlo (a partir de la campaña electoral de 2012; la cual perdió, por cierto), impedido físicamente para trabajar desde la segunda mitad de 2015, y que significa un escaño vacío para Coahuila y un gasto público injustificado.

Pero los documentos presentados esta semana por la Unidad de Transparencia y Acceso a la Información del Senado a quien esto escribe le agregan una característica especial al asunto: la complicidad multinivel para defender lo indefendible.

Luego de casi tres meses de espera, recibí contestación a las primeras cuatro de 10 solicitudes que requerí sobre los motivos de las inasistencias del legislador coahuilense. Las respuestas son dignas de análisis y particularmente irónicas: entre mayor es la opacidad, con mayor transparencia le vemos las entrañas al sistema político.

A través de oficios dirigidos a Roberto Gil Zuarth, Presidente de la Mesa Directiva del Senado, la secretaria particular de Braulio comunica que “derivado a (sic) eventos con autoridades locales del Estado de Coahuila, a los cuales fue invitado, no será posible su asistencia a las sesiones”, por lo que solicita “de la manera más atenta y respetuosa”, “que no se afecte la dieta diaria y demás percepciones” del Senador.

¿Se imagina usted poder ausentarse de su trabajo con esos argumentos?, ¿no asistir a su centro de labores desde hace cuatro meses y que le siguieran pagando?

La realidad es una, y de sobra conocida: el Senador encontró el maná en las “comisiones oficiales”. Para evitar ser sancionado y le retiren su dieta de 117 mil 500 pesos mensuales (más el seguro médico anual cuya póliza costó 77 mil 829 pesos en 2015, 71 mil 723 en 2014 y 86 mil 957 en 2013), las 21 inasistencias consecutivas a sesión han sido ‘justificadas’ con ese concepto.

Es decir, Braulio no acudió a las sesiones en el Senado (su centro de trabajo) por asistir a una “brigada de limpieza” con el Ayuntamiento de Torreón, a una “reunión de trabajo” con los integrantes del Comité de Transparencia del Municipio de Matamoros, a la “rehabilitación del Cerro de la Cruz” con la Secretaría de Desarrollo Social de Coahuila, y a una “exposición de Estandartes de la División del Norte” con el PRI de Torreón.

No es broma. 

Y lo más grave del caso: la fabricación de oficios-justificantes involucra a las autoridades arriba mencionadas. Existe homogeneidad en las acciones. Nadie se atreve a quebrar el statu quo.
Por lo demás, ¿y qué tendría que andar haciendo Braulio en esos variopintos lugares si su función es legislar en la Cámara Alta?

El caso es un insulto a la inteligencia por una sencilla razón: por separado, con la evidencia fotográfica del día que se difundió a través de las respectivas oficinas de Comunicación Social, se puede comprobar que Braulio no estuvo ahí.
Y ahí no acaba el tema: en otro documento excusa su inasistencia en la fracción V del artículo 61 del Reglamento del Senado, que habla sobre “caso fortuito, o fuerza mayor”, conceptos propios de fenómenos de la naturaleza imprevisibles o inevitables. Así de absurdo.

Cortita y al pie
Tanto apasionamiento electoral, tanto dinero público invertido en campañas, para que al final aquél espacio tan disputado quede vacío. 

Y lo más interesante: vacante u ocupado, no pasa nada extraordinario. ¿Para qué existen los representantes populares entonces?, ¿sirve de algo la democracia?

La última y nos vamos
Tal vez dirá usted: bueno, y todo esto qué, si ya sabíamos cómo funciona el sistema político. 
Pues aquí tiene un caso documentado, el de Braulio. Si el día está nublado y con probabilidad de tormenta, pero al establishment no le interesa ese pronóstico, desde sus trincheras oficiales harán todo lo posible para comunicarnos que hay sol.

Imagine que esto mismo sucede con otros temas, más sensibles y dolorosos, como la desaparición forzada de personas que flageló a Coahuila hace unos años y hasta la fecha no encuentra paz ni solución.

Póngase a pensar en qué sociedad vivimos. Qué pinche terror.

carlos_plata01@hotmail.com

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