“Carol”, de Todd Haynes, un filme sutil y hermoso
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"Carol", celebrada en el Festival de Cine de Cannes y considerada una posible contendiente para el Oscar, es una adaptación de la novela de Patricia Highsmith.
Sutil y hermoso, el romance de época "Carol" del director Todd Haynes estremece y asombra con un amor inesperado. Se desarrolla en la Nueva York de la década de 1950, y sus personajes (interpretados por Cate Blanchett y Rooney Mara) podrían parecer remotos para algunos, pero la gran mayoría reconocerá la emotividad de la película, incluido el director.
"Me ha hecho sentir como cuando era mucho más joven y, desafortunadamente, llené muchos diarios con observaciones meticulosas, análisis y recuerdos de eventos basura que ocurrieron en compañía de esa persona", dijo Haynes. "Lo irónico es el dilema tan solitario en el que te metes".
Que Haynes, de 54 años, fuera desde el comienzo una persona interesada en retratar pasiones no debería sorprender. En sus seis largometrajes y la miniserie de HBO "Mildred Pierce" se ha convertido en un maestro del melodrama con una habilidad para las películas ricamente matizadas que reviven épocas pasadas con precisión y poder.
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"Carol", celebrada en el Festival de Cine de Cannes y considerada una posible contendiente para el Oscar, es una adaptación de la novela de Patricia Highsmith publicada bajo un seudónimo con el título de "The Price of Salt" en 1952. Mara interpreta a Therese, una joven cajera de una tienda por departamentos que entra en una relación con Carol (Blanchett), una mujer elegante y experimentada cuyo matrimonio se está desmoronando.
Su romance se desarrolla como un crimen, oculto de los ojos de una Nueva York dominada por los hombres, con una moral en contra del lesbianismo.
"Existe todo tipo de obstáculos y están colocados de muchas maneras en la película", dijo Haynes. "Te hace pensar en fijarte y en ver quién se fija en qué y la frustración de no poder tener lo que quieres".
Estos detalles, junto con elementos como la impresionante música original de Carter Burwell y la detallada atención de la cámara a los gestos sutiles pero llenos de significado (miradas, una mano sobre el hombro), demuestran que Haynes tiene control completo sobre sus películas.
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"Embellece el lienzo meticulosamente. Puedes sentir texturas y las atmósferas que se crean y ocurren durante la filmación", dijo Blanchett, quien también actuó en el drama de Haynes sobre Bob Dylan "I'm Not There" de 2007. "Incluso llegaba a arreglarte el cabello. Es casi como un pintor en cuanto a la forma que arma todo. Se siente que sus manos lo han tocado todo".
Haynes, quien vive en Portland y nació en Los Angeles, estudió semiótica en la Universidad de Brown. Suele estar atraído por historias con superficies resplandecientes que cubren los remolinos internos de los personajes.
Su primera película "Superstar: The Karen Carpenter Story", sobre la cantante, se hizo con muñecas Barbie. Su primer largometraje "Poison" (varias historias sobre homosexualidad) fue calificada como pornografía antes de su estreno pero se convirtió en una cinta representativa del movimiento New Queer Cinema. En "Safe" exploró la vida de un ama de casa (Julianne Moore) en San Fernando Valley y en "Velvet Goldmine" se adentró en el rock de los años 70.
"Carol" es su segunda película en los años 50 tras "Far From Heaven", el drama nominado al Oscar inspirado en Douglas Sirk sobre otra ama de casa, sólo que de Connecticut (Moore) y cuyo esposo es gay.
"Hemos presenciado una gran evolución en su carrera al verlo crecer como cineasta con cada nueva película", dijo Kent Jones, director del Festival de Cine de Nueva York en el Lincoln Center, que presenta una retrospectiva de Haynes. "Pensé que con 'Mildred Pierce' dio un gran paso adelante, y lo mismo con 'Carol', creo que 'Carol' es la más matizada, la más sutil y la más hermosa que haya hecho".
Christine Vachon, quien ha sido productora de Haynes por años, dice que la obsesión por los detalles distingue al director.
"Cada cosa en el encuadre está ahí por algún motivo, que te atrae, que aumenta la emotividad", dijo Vachon. "Ya sea el color de un sofá, la música o la interpretación de un actor, la construcción de todo lo que ves y escuchas está hermosamente presentada y pensada".
Pero en el centro de prácticamente todas sus películas están las grandes actuaciones de mujeres, un distintivo que le enorgullece. A la vez le frustra la "amnesia" eterna de Hollywood ante la idea de que las películas sobre mujeres son necesarias y exitosas.
"Parece que siempre dicen '¡Ay, guau! ¿Hay un público para esto? ¡No tenía idea!", dijo Haynes, cuyo siguiente proyecto es la adaptación del libro infantil "Wonderstruck" de Brian Selznick, con Moore. "Y a pesar de esto parece que vuelven a tener la misma revelación cada vez. Parece que no se logra un patrón de compromiso para producir otros trabajos similares".
Para "Carol" Haynes quiso capturar el guion de Phillis Nagy a través de una perspectiva femenina. Se inspiró en las fotografías de Ruth Orkin y Vivienne Meyer, así como en la película "Lovers and Lollipops" de 1956.
Su afición por las cintas de época, dice, "es un deseo netamente egoísta por aprender sobre diferentes periodos, para casi sentir que viví en ellos".
Para quienes se adentran en "Carol", su romance de los años 50 no podría estar menos vivo.