Conozca a la alcaldesa que desafió al crimen organizado

Nacional
/ 19 mayo 2016

Acudió personalmente a pagar una extorsión de 2 millones de pesos que le exigía un grupo de narcotraficantes en Atzalan, Veracruz

El lugar era muy feo por el ambiente, cigarros, botellas, olía mal. Al que me acompañaba le dicen ‘La Gringa’, un matón muy conocido”,

VERACRUZ.- Alba Leonila Méndez Herrera fue la alcaldesa que desafió al crimen organizado. Acudió personalmente a pagar una extorsión de 2 millones de pesos que le exigía un grupo de narcotraficantes en Atzalan, Veracruz. 
Hoy busca ser gobernadora de uno de los estados más poblados del país. 


El 5 de mayo de 2005 Alba Leonila, entonces alcaldesa de Atzalan, avanzaba junto con su secretario en una Pick-Up por un camino de terracería; iban a pagar la cuota que le exigía Maurilio Atanasio Encarnación, “El Toddys”, jefe de plaza en la región. 


La condición era que fuera sola, pero los nervios la traicionaron y tuvo que pedir ayuda a su secretario, a pesar de que dudaba de su lealtad. 


Una bolsa de plástico con fajos de billetes, que sólo contenían unos cuantos con valor y lo demás era papel periódico, era lo único que llevaba a quien le dicen en su pueblo “La Señora”. 


La hoy candidata del PT a la gubernatura de Veracruz llegó a una casa en pésimas condiciones. El pistolero que los recibió saludó muy amigable a su secretario y chocaron sus puños. 


“Iba a una trampa, y dije: ‘Este ya me trajo’. Me retracté y le dije a mi secretario: ‘Ten... tú llévalo’, y me dijeron: ‘No, eso no se puede’, [el sicario] me apuntó y me pidió que subiera. 


“El lugar era muy feo por el ambiente, cigarros, botellas, olía mal. Al que me acompañaba le dicen ‘La Gringa’, un matón muy conocido”, describe. 


Cuando estuvo frente a “El Toddys” lo único que quería era entregar el dinero e irse. Sin embargo, el delincuente le ofreció algo de tomar. 


Lo rechazó: “Aquí está el dinero, ojalá y ya no me esté molestando porque a mi familia la voy a defender”. 
Maurilio Atanasio le dijo que se tranquilizara porque quería platicar. “Yo te admiro, mis suegros viven en Zapotitlán y siempre me he preguntado por qué la gente te quiere si no son de tu familia. En la casa de mi suegra hay dos imágenes, la Virgen de Guadalupe y tú con una veladora; si me atrevo a decir algo de ti, me agarra a trancazos”. 
Antes de decidir entregar el dinero, Alba Leonila, quien era panista, pidió ayuda de la Federación en la capital, en especial a Felipe Calderón, quien fue su coordinador en la Cámara de Diputados. 


Él le ayudó a entrevistarse con el entonces secretario de Gobernación, Santiago Creel, y le coordinaron un operativo. La casa estaba rodeada de policías y Alba Leonila tenía 15 minutos para salir, si no las fuerzas federales entrarían “con todo” a rescatarla. 


Se moría de los nervios porque no podía contar el tiempo debido a que le quitaron su reloj. “Era un operativo federal y me habían dicho que tenía que calcular 15 minutos desde que saliera de la camioneta, ‘no te puedes tardar más ¿ehhh?, si te tardas tendremos que entrar y te tienes que tirar al piso y refugiarte en un lugar seguro’”, le dijo el encargado del operativo. 


El tiempo se le iba y “El Toddys” quería platicar, por lo que le dijo: “Discúlpeme pero me tengo que ir”, y él respondió: “A ver… yo nada más te quiero dejar algo claro… necesito que retires a los militares, que me liberes a tu comandante, no aceptaste la policía intermunicipal y nos estás afectando, no sabes en qué bronca nos estás metiendo, me caes bien, vamos a cuidar a tu familia, pero cállate. 


“Esto que me traes [el dinero], no me sirve. Necesito que dejes libre tu municipio, saca a tu pinche comandante de donde lo traes”, dijo “El Toddys”. 


Alba Leonila tenía vigilado a su comandante, la acompañaba a todos lados y hasta un cuarto en la casa de la alcaldesa tenía, lo que impedía que se reuniera con los delincuentes. 


-Operativo. 
Cuando la alcaldesa discutía con “El Toddys” escuchó el primer balazo. Detrás de ese disparo vinieron más; oyó gritos y groserías. Dejó el dinero y como pudo bajó las escaleras. 


El delincuente gritó: “¡Qué chingados pasa!”, nadie le contestó, pese a que abajo se escuchaban muchas voces. 
“Salgo a la escalera, me tiro, suben los policías y me llevan junto con él y se llevan al secretario pensando que era el presidente municipal y le cubrieron la cabeza con un pasamontañas”. 


Catearon el domicilio. Las armas en el lugar desaparecieron, lo que impidió que pudiera denunciar por asociación delictuosa a esta banda. “El Toddys” reconoció al encargado del operativo e intentó sobornarlo. El elemento lo vio y le espetó: “¡Para qué eres pendejo!”. 


Al encargado del operativo le llamaron por radio para preguntarle cómo estaba la alcaldesa. 
“No, mi jefe, no es alcaldesa, es presidente y lo tenemos muy bien”, dijo. 


“Pendejo, no es alcalde, es alcaldesa”, le respondieron. En ese momento identificaron que la única mujer era Alba Leonila y la resguardaron. 


Pidió que los llevaran a Jalacingo y exigió interponer la denuncia por extorsión, portación de armas, cohecho y asociación delictuosa contra la banda de “El Toddys”, sin embargo, las fuerzas federales abandonaron el inmueble con los detenidos. En menos de 40 minutos la gente del delincuente rodeó la cárcel y amenazaron para que los liberaran. 


Ella se aferraba y le preguntaban: “¿Sí sabes cómo nos tienen afuera?, lo único que piden es que no denuncies”. Así estuvo casi 12 horas. 


“Pedí unas horas para salir y pensar. Tenía un programa de radio e informábamos lo que pasaba”. 
En ese espacio habló a la sociedad y le dijo que estaba viviendo una situación crítica y entendía a todas las personas que habían sido extorsionadas y externó que lo le llegara a pasar a ella y su familia sería responsabilidad del entonces gobernador Fidel Herrera. 


La presión fue muy fuerte; había medios, ciudadanos: “Me salvó la radio”. 
Gente de la Subprocuraduría la ayudó a poner la denuncia: “El Toddys” estuvo en la cárcel tres meses, los demás salieron porque el delito de extorsión no era delito grave en Veracruz. Al líder de la banda también lo acusó de cohecho y la suma de los dos cargos no le permitía salir, sin embargo, lo liberaron; también se destituyó al juez. 
Esto le ayudó a cerrar el paso a los delincuentes de la región con el apoyo del gobierno federal y el estatal, después de platicar varias veces con el gobernador Fidel Herrera. Las amenazas continuaban contra ella y su familia. 
“Hasta que en Villarín en 2007, un poblado cercano a Boca del Río donde hubo una carrera de caballos pura sangre y un enfrentamiento donde murieron varios delincuentes, desapareció ‘El Toddys’, hasta ahí se tranquilizó”, relató. 


-Atentado. 
Este evento no fue el único, pues posteriormente intentó volver a ser alcaldesa en 2013 y en ese lapso le metieron 20 balazos a su camioneta. Un proyectil pasó a 20 centímetros de su hijo. 


Además la intentaron secuestrar durante un evento. 
Alba Leonila renunció al PAN, y ahora es abanderada del PT a la gubernatura de Veracruz. “Yo creo que sí se puede controlar la delincuencia. Si desde el primer día se impone, no tiene que dejar que le pisen la sombra”. 

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