Dan las gracias al avión presidencial por viejo y peligroso

Nacional
/ 2 diciembre 2015

Hasta en Coahuila le sacó un susto a un Presidente; tiene historial de fallas.

MÉXICO, D.F.- Sacudido por el paso del tiempo y el uso ininterrumpido durante más de 26 años, el ayer por la madrugada —al regresar de París, Francia— concluyó la operación internacional del avión Presidente Juárez TP-01, la aeronave presidencial mexicana marcada hoy por el riesgo, la falta de refacciones y su obsolescencia ante la innovación. 

A punto de ser retirada del servicio cotidiano con la llegada del avión José María Morelos y Pavón —un Boeing 787-9 Dreamliner— el próximo 18 de diciembre, este Boeing 757-225 acumuló en los últimos cuatro años una serie de fallas, elevó su costo de mantenimiento y dejó de ser funcional. 

Integrantes de la tripulación del actual TP-01, que pidieron no ser citados, advirtieron que esta aeronave tiene tecnología antigua que complica su operación ante los nuevos estándares internacionales, y que su autonomía es insuficiente y riesgosa para los requerimientos del Jefe del Ejecutivo. 

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En noviembre de 2000, cuando el entonces presidente Ernesto Zedillo inauguró el Museo del Desierto en Coahuila, se dirigió al aeropuerto de Saltillo. Al iniciar su ascenso, una de las turbinas del TP-01 tuvo una breve descompensación, misma que provocó que el avión se sacudiera, pero no pasó a mayores. 

En el sexenio pasado, el 2 de mayo de 2008, al iniciar el descenso para aterrizar en la base militar de Newark, en Nueva York, Estados Unidos, fuertes ráfagas hicieron que el TP-01 se desestabilizara, generando en los pasajeros la impresión de que una de las alas tocaría el suelo.

A principios de abril de 2013, durante una visita a Veracruz —previo a una gira de trabajo por China—, la computadora de vuelo del TP-01 ordenó el cambio de una válvula. Ello obligó a que el presidente Peña Nieto y la comitiva que lo acompañaba regresaran a la ciudad de México a bordo del TP-02. 

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Al llegar a Panamá, donde el presidente Peña Nieto participó en la Cumbre de las Américas, el avión aterrizó sin contratiempos. El mandatario descendió con su comitiva y dio un mensaje a medios que lo esperaban. 

Pero el TP-01 ya no se movió de la plataforma de desembarco. Tuvo que ser remolcado a otra área para que el siguiente mandatario, en este caso el cubano Raúl Castro, pudiera descender. Provocó una demora de 30 minutos para las siguientes llegadas.

En marzo pasado, al regresar a México desde Escocia, tras una visita de Estado a Gran Bretaña, la aeronave sufrió una falla importante. 

Entérese: Arriba PF a Guerrero para resguardar evaluación docente En el trayecto Escocia-Canadá, la aeronave perdió una válvula en pleno vuelo, lo que obligó a que el trayecto Canadá-DF volara bajo, y que pasara cerca de ciudades canadienses y de Estados Unidos que cuentan con aeropuertos capaces de recibir eventualmente de emergencia al Boeing 757-225.

Para finales de ese mes, durante el vuelo de regreso de Puerto Príncipe, Haití, a la ciudad de México, el TP-01 fue impactado por un rayó en pleno vuelo. La aeronave se sacudió pero no pasó a mayores. Un par de días después de arribar al DF, el avión fue enviado a Estados Unidos para un mantenimiento de casi tres meses.

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Algunos secretos del TP-01. 
El avión presidencial, del frente a la cola tiene la siguiente distribución: en la cabina principal se encuentran 26 asientos ejecutivos que son amplios y separados, el asiento del Presidente de la República se ubica del lado izquierdo, pegado a la ventanilla, casi en la parte media de la aeronave. 

Sigue un camarote privado para el Presidente, donde hay una caminadora, una cama, un baño con regadera, un armario, un pequeño escritorio y una televisión. Enseguida, sigue un pequeño espacio, similar al de vuelos comerciales, con siete filas de seis asientos en cada una, en esa zona hay tres baños y sigue la cocina. La cabina principal está comunicada con la parte posterior del avión a través de un angosto pasillo que pasa a un costado del camarote privado del Ejecutivo. Ahí, sentado en el piso o en una pequeña silla se encuentra un elemento del Estado Mayor que recibe por internet datos para el vuelo. 

Lea más: Cierran pozo en Guanajuato por radiactividad en agua De acuerdo con integrantes de la tripulación, además de los protocolos técnicos y tecnológicos de seguridad, cada vez que el TP-01 aterriza es necesario realizar una revisión visual del tren de aterrizaje, fuselaje, alerones y cola, así como cuidar que la recarga de combustible no dañe la estructura del avión. 

No hay espacio destinado para las sobrecargos —todas con título profesional y algunos a punto de concluir maestrías—, por lo que es común que en vuelos internacionales se turnen para dormir en los asientos de la última fila de la cabina secundaria o en la cocina del avión. 

En enero de 2013, tras participar en la Primera Cumbre de la CELAC en Santiago de Chile, el presidente Peña Nieto ofreció al entonces presidente de Uruguay, José Mujica, llevarlo a bordo del TP-01 de regreso a Montevideo, donde realizaría una visita de trabajo. 

Entérese: Cae sujeto presuntamente requerido por autoridades de EU Mantenimiento. El actual TP-01 cuenta con dos depósitos para combustible, pero uno ya no sirve. Su tanque tiene capacidad para 11 mil 400 galones de turbosina, para un vuelo de 12 horas. El próximo avión presidencial tiene capacidad para 33 mil galones y una autonomía superior a 20 horas. 

Ruidoso
> Fuentes de la Presidencia de la República detallan que fuera de México es frecuente que al avión presidencial ya no se le permita descender en algunos aeropuertos.
> La causa  es que es ruidoso, contamina y a debido a su vieja tecnología, hace difícil su operación, por lo que es desviado a aeropuertos militares. 
> Así sucedió en Tokyo, Japón; París, Francia; y Roma, Italia.

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