Dos orejas de maestro; triunfa el Juli la Plaza México
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López cortó un par de apéndices a su segundo; El Payo se llevó uno y quedó insatisfecho por el encierro de De la Mora
México, DF. El Juli volvió a la Plaza México y dio una tarde de maestro. El matador español estuvo ausente en 2014, pero ayer compensó a los 30 mil asistentes a la Monumental Plaza México con dos orejas en la tercera corrida de la Temporada Grande 2015-16.
Julián López, maduro a sus 33 años, pudo salir con más trofeos en su regreso al principal recinto mexicano, pero la espada le impidió, en el primero y el tercero, hacerse acreedor a ellos. Aun así, con dos apéndices terminó por encima de Octavio García El Payo, que se llevó un trofeo.
Lee: A la Plaza México novillos de Saltillo Las dos orejas del matador español, llegaron en su segundo de la tarde, suficientes para salir en hombros, mientras que El Payo, de 26 años y admirador del español, se llevó un apéndice también del segundo de su lote de la ganadería Fernando de la Mora que fueron desiguales, un par protestados; incluso uno de ellos terminó devuelto a toriles.
Ser de luz fue el nombre del segundo toro para el español, que le dio la bienvenida con buen despliegue del capote, aunque breve; con la muleta puso toda su experiencia para llevar con ritmo a un burel falto de casta; al final prácticamente lo indujo a la tela para darle contados, pero magistrales pases.
En la suerte suprema dio una estocada profunda y los pañuelos empezaron a ser agitados en el tendido; el juez de plaza, Jesús Morales, le concedió dos orejas. “No ha sido fácil”, dijo Julián, quien escuchó algunos silbidos al recibir los premios, pues algunos asistentes lo consideraron un exceso.
El Payo también tuvo su mejor ejemplar en el segundo, sobre todo en lo que se refiere a lo físico, también fue breve con el capote y de rodillas empezó su faena.
Rápido se conectó con el público: un pase en redondo agradó mucho, le dio remates de pecho, luego el temerario pase por la espalda y le dio una estocada completa, aparecieron los pañuelos y recibió una oreja; el burel fue aplaudido en su arrastre. “Se sueña tantos días con este mano a mano y con estos ejemplares, no es posible quedar satisfecho”, expuso El Payo.