El Obispo vs. el Alcalde

Saltillo
/ 26 marzo 2017

    Tras criticar la intervención del obispo de Saltillo, Raúl Vera, en el movimiento en contra del confinamiento de residuos peligrosos de Noria de la Sabina, el alcalde de General Cepeda, Rodolfo Zamora, dijo estar dispuesto a apoyar las exigencias del pueblo siempre y cuando estén justificadas.

    El Edil de General Cepeda señaló que Vera López debería de dedicarse al 100 por ciento a su labor al frente de la Diócesis de Saltillo y no en movimientos que no le competen.

    “Yo soy creyente, creo en Dios, pero tienen un mal representante, esa es la realidad. Mis respetos para el Obispo, pero debería de dedicarse a cuidar su rebaño”, dijo, “que Dios lo ayude”.

    Desde mi punto de vista el Obispo es un ciudadano y como tal tiene derechos, entre ellos expresar de expresar su opinión y manifestarse.

    Los señalamientos del Obispo resultan incómodos para el gobierno. El problema es que el gobierno no está acostumbrado a que la ciudadanía participe, ni exija.

    Se supone que vivimos en un estado democrático y plural, sin embargo, el gobernante en turno con frecuencia recurre, ante una crítica que le molesta, a pretender silenciarla. Con esto se cae en prácticas tiránicas de represión a la libertad, típicas de una dictadura.

    Solo cuando el poder está en campaña medio se comporta desde épocas históricas: “Los tiranos prodigaban un cuarto de trigo, un galón de vino, una moneda de plata (hoy un tinaco). Y daba lástima oír gritar “viva el rey,” cuando los tontos no se daban cuenta de que apenas recobraba algo, esto mismo que recobraban, el tirano no se los daba sin antes habérselos quitado…

    No son mejores los que en la actualidad no hacen mal alguno sin importancia, sin antes decir algunas palabras bonitas sobre el bien público y la tranquilidad general.

    Platón decía que el filósofo debe ser el gobernante de la ciudad. El que no sabe lo que es bueno para sí mismo, menos puede saber lo que es bueno para la ciudad. Platón afirmaba que las ideas orientadas al bien se pueden usar para fines políticos. Y, en “Las leyes”, erigir su democracia, en la cual las ideas eternas se transformaron en leyes humanas.

    El Alcalde dice que el obispo mejor solo se dedique a su Diócesis. Desde la época de Platón, la ciudadanía, salvo raras excepciones, considera a los sabios como políticamente inútiles. El hombre de entendimiento, cuyas impresiones acerca del mundo, de los asuntos humanos que cualifican para el liderazgo, aunque no, por supuesto para gobernar.

    “Como en una gran ciudad, nuestro mundo moral y político está socavado por caminos subterráneos, sótanos de alcantarillas, sobre cuya conexión y condiciones de habitabilidad nadie parece pensar o reflexionar; pero aquellos que saben algo de todo esto encontrarán mucho más comprensible si aquí o allá, de vez en cuando, la tierra se resquebraja, el humo sale por la grieta y se oyen extrañas voces.” Goethe.

    Hoy pocos se detienen a reflexionar, la actitud es pasiva, indiferente, dejar hacer, dejar pasar. La ciudadanía apática, lo más que llega a hacer es votar y después de eso nada de exigir. Hoy la tierra se resquebraja y sale humo por las grietas y se oyen las voces extrañas de los acuerdos en lo oscuridad.

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