G20 acuerda reforzar la lucha contra combatientes terroristas extranjeros
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Los líderes de las potencias del G20 reconocen que el crecimiento mundial está por debajo de las expectativas.
Los líderes de las potencias del G20 señalaron hoy que la lucha contra el terrorismo es una "prioridad" y acordaron reforzar las medidas contra "los combatientes terroristas extranjeros", después de los atentados de París que causaron 129 muertos.
El G20, que reúne a los países más desarrollados con importantes naciones emergentes, señaló además que iban a reforzar las cooperación en inteligencia, aumentar la seguridad aérea y redoblar la lucha contra las fuentes financieras del terrorismo, según un comunicado.
"Nos preocupa el actual flujo creciente de combatientes terroristas extranjeros y la amenaza que supone para todos los Estados, incluidos los países de origen, tránsito y destino", indica el G20.
"Estamos decididos a hacer frente a esta amenaza mediante la mejora de nuestra cooperación y el desarrollo de medidas pertinentes para prevenir y combatir este fenómeno, incluyendo el intercambio de información operativa, la gestión de fronteras para detectar los viajes, las medidas de prevención y respuesta de la justicia penal correspondiente", agrega el comunicado.
Los líderes del G20 también se comprometen a "trabajar juntos para fortalecer la seguridad aérea mundial".
Los políticos más poderosos del planeta reconocen que se debe trabajar de manera "proactiva para prevenir el extremismo violento".
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Para ello se comprometen a adoptar medidas contra la propaganda y glorificación terrorista, la radicalización, la incitación a actos violentos y el reclutamiento, para lo que consideran fundamental "evitar que los terroristas exploten el uso de la tecnología y las comunicaciones".
La lucha contra el terrorismo ha sido una de las prioridades de una reunión que suele tener contenido fundamentalmente económico, después de los atentados de París, de los que se responsabilizó la organización terrorista Daesh (acrónimo árabe de Estado Islámico).
"La propagación de las organizaciones terroristas y el aumento significativo a escala mundial de los actos de terrorismo socavan directamente el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y pone en peligro nuestros esfuerzos para fortalecer la economía global y asegurar un crecimiento y desarrollo sostenible", señalan los líderes.
Por último, el G20 pide redoblar los esfuerzos para secar "los canales de financiación" del terrorismo por medio de una mayor cooperación internacional e intercambio de información de inteligencia que lleve a congelar sus fondos.
El G20 pide al Grupo de Acción Financiera (Gafi) -el organismo intergubernamental encargado de la lucha contra el blanqueo de capitales- que identifique nuevas medidas concretas "para fortalecer la lucha contra la financiación del terrorismo y sanciones financieras específicas".
Además solicita acelerar la aplicación de las recomendaciones y buenas prácticas del Grupo de Acción Financiera para ahogar las fuentes financieras del terrorismo.
Ya después de los atentados de París en enero contra el semanario satírico Charlie Hebdo, Francia abogó por endurecer la lucha contra la financiación de las organizaciones yihadistas.
Mejorar las medidas contra el blanqueo es un elemento fundamental para asfixiar económicamente a Daesh, ya que parte de sus fondos proceden de la explotación de pozos de petróleo en Siria.
La revista económica Forbes ha situado a Daesh como la organización terrorista más rica del mundo, con un volumen de ingresos de dos mil millones de dólares al año.
El negocio petrolero, los secuestros, el cobro de tributos y extorsiones, así como robos y saqueos, son las principales fuentes de ingresos de esa organización terrorista, según Forbes.
Acuerdan medidas de transparencia fiscal y regulación bancaria antirescate
Los líderes del G20 adoptaron hoy una normativa para favorecer la transparencia fiscal y dificultar la ingeniería impositiva de grandes compañías, además de una regulación bancaria para evitar futuros rescates de la banca.
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Los líderes de las potencias del G20 reconocen que el crecimiento mundial está por debajo de las expectativas y advierten de "riesgos e incertidumbres" en los mercados financieros, así como sobre "desafíos geopolíticos" que amenazan a la economía, señala el comunicado final de su reunión de Antalya.
El G20 sigue comprometido con impulsar el crecimiento económico mundial, que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha reducido para este año del 3.3 por ciento al 2.9 por ciento.
Los líderes políticos también reconocen que "la creciente desigualdad" social es un motivo de preocupación y puede suponer no solo "un peligro para la cohesión social", sino que también puede "socavar las perspectivas futuras de crecimiento".
La OCDE había alertado antes de la cumbre de que la desigualdad era un motivo de preocupación ya que se encuentra en sus niveles más altos en décadas en las economías desarrolladas, mientras que en los emergentes es incluso peor.
El G20 ha adoptado en esta cumbre un plan de acción de la OCDE para luchar contra la erosión de la base fiscal y la transferencia de las ganancias de las corporaciones multinacionales (BEPS, en sus siglas en inglés).
"Esta es la culminación de un intenso trabajo desde la crisis para sentar las bases de un sistema fiscal internacional más transparente, eficaz y justo", destacó durante la cumbre el mexicano Ángel Gurría, secretario general de la OCDE.
El G20 se había comprometido a reformar las políticas fiscales internacionales, que incluyen obligar a las grandes compañías multinacionales a compartir más datos con las agencias tributarias nacionales.
Algunas multinacionales aprovechan agujeros en el sistema fiscal internacional para gravar sus ganancias en países con tasas impositivas muy reducidas pese a que sus ventas se hayan producido en otros Estados.
El G20 también quiere recalcar que avanza en el objetivo de lograr un intercambio automático de datos fiscales entre sus países para 2017 o finales de 2018.
"Estamos avanzando hacia la mejora de la transparencia de nuestros sistemas fiscales y reafirmamos nuestros compromisos anteriores sobre intercambio de información (fiscal) solicitada, así como sobre intercambio automático de información para el año 2017 o finales de 2018. Invitamos a otras jurisdicciones a unirse a nosotros", señala el comunicado.
Según los datos de la OCDE, entre 100,000 y 240,000 millones de dólares se pierden anualmente en ingresos fiscales debido a este tipo de prácticas.
Estas medidas son importantes ya que el G20 reúne al 85 por ciento de la economía mundial, el 75 por ciento del comercio y el 65 por ciento de la población del planeta.
Los líderes de las naciones ricas y emergentes también han respaldado una regulación bancaria que "es el primer paso para acabar con el demasiado grande para quebrar", que se ha aplicado a bancos sistémicos que fueron rescatados con dinero público.
Esa norma incrementa la cantidad de capital que deben mantener los bancos para hacer frente a los riesgos en los que incurran.
El objetivo es evitar que un banco "sistémico" quiebre sin contar con fondos para hacer frente a los acreedores y deba recurrirse al dinero de los contribuyentes para evitar la incertidumbre, como sucedió con las turbulencias financieras tras la bancarrota de Lehman Brothers en 2008.
El G20 destaca la importancia de ese "estándar internacional común" sobre unas reservas con las que deben contar las entidades y que permite "aumentar la resistencia del sistema financiero internacional".
Así, los mayores bancos del mundo, los 30 considerados sistémicos, deberán contar desde el 1 de enero de 2019 con un colchón anticrisis que cubra un 16 por ciento de sus activos ponderados por riesgo y a partir del 1 de enero de 2022 este porcentaje, conocido como TLAC -acrónimo de "total loss absorbing capacity"-, debe alcanzar un 18 por ciento.