La caída de un gigante: Molinos La Colmena
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Don Conrado de la Peña Valdés, quien trabajó para la empresa que por 81 años le puso sabor a la cocina no sólo de Coahuila, sino de gran parte del país, desempolva las páginas del pasado y revive las vicisitudes que vivió como empleado de Molinos La Colmena.
Don Conrado de la Peña nació el 26 noviembre de 1941 en Saltillo, sus padres son originarios de Potrero de Ábrego, sin embargo, vivió en Saltillo la mayor parte de su vida. “Era el invierno de 1959 que calaba hasta los huesos, fue de esos fríos que duraban semanas con el termómetro marcando bajo cero, llegando hasta los -11 grados centígrados, y como consecuencia, mi hermana sufrió una neumonía fulminante que la llevó a la muerte.
“Durante el novenario en su memoria, se me acerca don Jesús Rodríguez Álvarez y me dice que me presente a trabajar en el lugar de mi hermana, quien era la cajera y fue de esa manera como el 6 de marzo de 1959 a los 17 años de edad inicié a trabajar en Negociación Harinera de Saltillo”, dice don Conrado.
“Primero de cajero, luego auxiliar de contador, de ahí pasé a la gerencia de ventas, puesto el cual se designó por oposición. Nos enviaron a varios aspirantes al puesto a las diferentes regiones del norte del país; a mí me tocó la región de Tamaulipas y quien consiguiera los mejores pedidos se quedaría con el puesto.
“Como resultado de mi trabajo me nombraron gerente de ventas. Yo a donde fui siempre hice amigos en vez de clientes.
“En la gerencia de ventas estuve por 10 años, en ese tiempo el molino molía entre 25 a 30 toneladas diarias y al entregar la gerencia producía 70 toneladas diarias.
“De ahí y gracias a mi capacidad pasé a ocupar el puesto de gerente general en la Industrial Harinera de San Buenaventura, filial de Negociación Harinera de Saltillo.
“Ahí empecé a trabajar con mis ‘amigos’ que me favorecieron con sus pedidos, decidido de tal manera a hacer crecer esta empresa con mi marca ‘Dominó’, de tal manera que empezaron a bajar las ventas en nuestra casa matriz de Saltillo, hasta que un día me llama don Jesús Rodríguez Álvarez y me dice: ‘Conrado, ya párale, nos estás quitando clientes’, a lo que respondo: ‘La única manera de pararle, don Jesús, es que usted me regrese a Saltillo, ya que soy un zángano del Molino de La Colmena’, y fue la manera en que volví a mi querida empresa.
“Regreso de San Buenaventura a un puesto de subgerente, o sea únicamente por debajo de los dueños, hasta el día de mi salida.
“Don Jesús me dio la oportunidad muy grande de estudiar, cosa que le agradezco infinitamente y me gradué de contador privado en el Instituto Bancario y Comercial, donde por cierto me dio trabajo el profesor Eliseo Torres González (catedrático por muchos años del Ateneo Fuente) para poder pagar mi colegiatura.
“A cuanto curso tenía la oportunidad, yo asistía para seguir creciendo en conocimientos y actualizaciones, de tal manera que don Jesús, al ver ese entusiasmo mío me dio la oportunidad de estudiar en el IPADE (Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas), donde hice el curso de dos años de estudio y dicho sea de paso fui de los de más altas calificaciones, de tal modo que al fin del curso me iban a entregar un diploma de aprovechamiento en la Ciudad de México a donde llevé a mi esposa y estando allá les comuniqué que yo declinaba a esa distinción y pedí que le fuera entregada a alguno de los profesionistas que ahí se encontraban y que habían tomado el curso.
“Finalmente empezaron a llegar los nietos de los fundadores, Ramiro Guajardo se va de gerente a Industrial Harinera y a los pocos años prácticamente quebró. Marcelo Rodríguez llegó de gerente administrativo a Negociación Harinera de Saltillo y al morir don Jesús Rodríguez la empresa prácticamente se desploma y es lo que finalmente causa su cierre”, narra don Conrado.
Las instalaciones fueron compradas por grupo Gruma.
La Negociación Harinera de Saltillo fue fundada el 19 de noviembre de 1934, nació de la compra de Molino de La Colmena que existía desde 1856, la que se quemó y en esas condiciones fue comprada por Segundo Rodríguez Narro, Ramiro Guajardo Rodríguez, Everto Guajardo Rodríguez, Alfredo Flores Heiss y Jesús Rodríguez Álvarez,
EL MÁS GRANDE DEL PAÍS
Fue el molino más grande del norte de la República, aquí se molía trigo producido en la Sierra de Arteaga y se transportaba en carretas y burros a través de la Sierra del Cuatro; también llegaba trigo producido en el estado de Nuevo León.
Primero se construyeron 8 silos, después otros 12 y un edificio contiguo donde se construyó la primera lavadora de trigo; al lavar el grano ya venían hechas las mezclas de las diferentes variedades que se compraban y pasaba a las tolvas de reposo por 48 horas, no más, porque aunque estaba en continuo movimiento se calentaba, de tal forma que al introducir los probadores salían al rojo vivo.
De ahí pasaba el trigo a los bancos de molienda (cada banco tenía 8 cilindros) aquí se hace la primera, segunda y tercera trituración, donde se quebraba el trigo, de ahí se subía en cantilones con bandas, posteriormente se subía el trigo triturado a base de succión neumática y de gusanos transportadores para pasarlos a los cilindros finos, los que ya hacían propiamente la harina, de ahí al cernido, 8 cernidores dobles con telas de seda. Esa harina volvía a los cilindros de repaso donde se volvía a moler y a pasar a otros cernidores en donde se separaban definitivamente los subproductos como salvado, salvadillo y harina, ya separados tenían su salida a las tolvas de empaque, se empacaba y se mandaba a la bodega de productos terminados.
Para que la harina diera su máximo rendimiento debía de estar 48 horas en reposo, situación que a veces se complicaba ya que en muchas ocasiones la gran demanda de la harina Diluvio alcanzaba y rebasaba la producción, “de tal modo que nos vimos en la necesidad de comprar harina a Harinera Monclova, a Industrial Harinera, que eran filiales de nosotros, e incluso le llegamos a comprar harina a Molinos del Fénix y la envasábamos en sacos de Diluvio.
Yo siempre les hable con la verdad a los panaderos y los enteraba de que estábamos comprando harina y existen personas que no me dejarán mentir, que también de harina La Perla, empacada en sacos de Diluvio salía buen pan”, recuerda.
“Para incentivar las ventas y conquistar nuevos clientes, llevábamos muestra de nuestra harina, llegábamos con los panaderos y fuera saco y fuera corbata nos metíamos a los hornos de las panaderías a hacer las pruebas, a fabricar pan junto con ellos para convencerlos con base en resultados. De hecho, yo aprendí a hacer pan”, dice.
Para comprar los trigos debíamos tener muchísimo cuidado, principalmente con la humedad, la cual debía de estar en el 13 por ciento, pues un trigo con humedad superior a 16-18% no lo podías llevar a tus silos, era seguro que se incendiaba.
“Visitamos en una ocasión a los productores de Chihuahua, tenían enormes bodegas y nosotros llegamos a revisar el trigo antes de la compra, pero sucedió que al meter el probador en medio del trigo, sentí que chocó con algo abajo, saque mi muestra y el trigo era bueno, a la siguiente bodega lo mismo, y así sucesivamente en cuatro de ellas, yo tenía que calcular los metros cúbicos y con base al volumen era la cantidad que se pagaba al productor.
“Le llamé a don Jesús Rodríguez y le comenté la situación, me dijo, voy para allá con los abogados, llegaron, se les comprobó el fraude y a consecuencia de eso embargaron y se quedaron con un molino situado en Meoqui, Chihuahua, del cual yo tomé posesión en su tiempo”, agrega.
La industria harinera es muy especial en su manejo e involucra conocimientos tan variados como conocer de variedades de trigo, de selección de granos, transporte, de la molienda en sí con sus variados pasos, del envase y reposo del producto, de la labor de ventas intensa a cada panadero o empresa fabricante de pan, para que finalmente tengamos ese pan dulce tan delicioso en nuestras mesas que tanto disfrutamos al lado de un buen chocolate o un buen café.
¿LO SABÍA?
> En 1959 Molinos La Colmena molía entre 25 y 30 toneladas de trigo.
> Al morir don Jesús Rodríguez la empresa se desploma y es lo que finalmente causa su cierre.
> Las instalaciones fueron compradas por grupo Gruma.
> Harinera de Saltillo fue fundada en 1934.
> Molinos La Colmena nació en 1856.
> El trigo era traído de la Sierra de Arteaga a bordo de carretas.
> Era tal la demanda de la Harina de La Colmena, que se vieron en la necesidad de comprar producto de Harinera de Monclova y Molinos del Fénix y envasarlos en sacos de Diluvio.