La nueva ofensiva talibán pone en duda los planes para Afganistán
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Tanto los afganos como los países de la coalición en Afganistán advierten que el país aún tardará en estabilizarse. “Esta no es solamente una guerra de afganos, es la guerra de todos”, dice Sediq Sediqqi, portavoz del Ministerio del Interior afgano
Kabul. La inquietud regresa a Afganistán. La breve toma de Kunduz, la primera gran ciudad afgana conquistada por los talibanes en 14 años, demostró en septiembre que la guerrilla yihadista, bajo el nuevo liderazgo del mulá Ajtar Mohamed Mansur, no está acabada. El fin de la misión internacional liderada por Estados Unidos sigue lejos. Pero ni siquiera la decisión del presidente estadounidense, Barack Obama, de aplazar la retirada de tropas ha calmado a una población que teme en cualquier momento un nuevo ataque talibán. O ahora del Estado Islámico.
Entre hileras de ropa de ocasión, el vendedor ambulante Ayub cuelga cada día en Shahr-e-now, en el centro de Kabul, decenas de retratos de los políticos y muyahidines que han marcado la historia del agitado último medio siglo de Afganistán. De los únicos de los que no hay rastro en este muro de los recuerdos es de los talibanes que dominaron el país entre 1996 y 2001. Aun así, siguen muy presentes en la memoria de los afganos. Sobre todo desde que, con la toma temporal de Kunduz, provocaron un giro en un conflicto que ya dura 14 años.
Tanto los afganos como los países de la coalición en Afganistán advierten que el país aún tardará en estabilizarse. “Esta no es solamente una guerra de afganos, es la guerra de todos”, dice Sediq Sediqqi, portavoz del Ministerio del Interior afgano.
A fin de cuentas, que no es hora aún de abandonar Afganistán, ni lo será por mucho tiempo, es algo que tenían claro las comunidades diplomática y militar occidentales de Kabul. © EL PAÍS, SL. Todos los derechos reservados.