Las mujeres del Estado Islámico ya no son sólo 'decoración'
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Después de los actos terroristas acontecidos en París, muchas redadas se produjeron para encontrar a los responsables. Días posteriores y en medio de la investigación, una mujer perteneciente al Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) se inmoló en medio de uno de estos operativos, por lo que el mundo volteó a ver sorprendido de que una persona del sexo femenino pudiese cometer estos actos, esto, derivado de que en este grupo yihadista, la mujer es considerada un ser inferior.
Ciudad de México.- El 9 de noviembre de 2005, Sayida Al-Rishawi trató de accionar un cinturón de explosivos en el interior del hotel Radiison de la capital jordana, sin embargó, falló y fue detenida, no así, su esposo Al Husein Al-Shamari, quien mató a 57 personas en ese atentado.
Al-Rishawi representa un punto de no retorno, al ser la primera mujer en recoger y cumplir la palabra del entonces gran referente en Al-Qaeda en Irak (AQI), Abul Masab Al-Zarqawi. Este último, había dado un paso al frente en la interpretación del papel de la mujer en la yihad.
En julio de ese 2005, Al-Zarqawi, en un audio de una hora recogido por el grupo de inteligencia Site, expresaba lo siguiente:
La mujer yihadista es la mujer que cría a sus hijos para unirse a la yihad, para luchar y morir por la yihad”.
Hasta este punto, la mujer seguía con la doctrina tradicional de sus correligionarios en Al-Qaeda, pero añadió:
Me lamento por la situación de la nación, diciéndome a mí misma que no hay hombres suficientes para las operaciones, lo cual empuja a las mujeres a reclamar su honor”.
Esta situación y la apertura de Al-Zarqawi ante la falta de hombre, permitía a las mujeres subir varios escalones hasta llegar a cumplir un rol en el campo de batalla.
A la par del intento fallido de Al-Rishawi, la belga Muriel Degauque tenía éxito, al inmolarse cerca de varios soldados norteamericanos a las afueras de Bagdad, en este atentado no hubo víctimas mortales, pero Degauque se convirtió en la primera terrorista de origen europeo, identificada en Irak.
Antes de que Al-Zarqawi abriera la puerta a que las mujeres combatiesen, el papel de las yihadistas en el seno de Al-Qaeda se limitaba a criar a los menores, estar junto a los varones y proveerles de alimento.
En 2010, el iraquí Samara Abu Bakr Al-Baghdadi se convertía en el dirigente de AQI, que pasaría a ser más tarde Estado Islámico, responsable de los últimos ataques en París y sospechoso de comandar a una mujer –que más tarde se informaría que se trataba de su prima- para hacer estallar su carga en Saint-Denis.
“EI desarrolló una campaña mucho más deliberada y extensiva para atraer a las mujeres”, manifestó la analista estadounidense Tricia Bacon, en una charla en febrero tras la muerte de Al-Rishawi. “Hay informaciones sobre el entrenamiento de una brigada sólo de mujeres.”
Una de esas brigadas de EI se hizo llamar Al-Khanssaa. En un manifiesto público, traducido por el analista Charlie Winter, la brigada decía:
“Las mujeres podrán salir” si se dan situaciones como “hacer la yihad, que el enemigo ataca su país y no hay hombres suficientes para protegerlo y los imanes promulgan una fatwa, como en el caso de Irak y Chechenia”.
Así, la mujer obtiene una participación más activa en donde no se ha de limitar a proteger las buenas costumbres sino a combatir por falta de hombres.