Murió el filósofo francés André Glucksmann
COMPARTIR
TEMAS
El primero de su veintena de libros, "El discurso de la guerra", vio la luz en 1968, año en el que participó activamente en las revueltas estudiantiles.
André Glucksmann, uno de los filósofos estrella que se dieron a conocer con el mayo francés de 1968 y que desde entonces se convirtió en uno de los intelectuales más mediáticos del país por su intervención en numerosas polémicas, falleció la pasada noche en París a los 78 años.
Glucksmann estuvo asociado al movimiento conocido como el de los Nuevos Filósofos a comienzos de los años 1970 y tuvo una notable evolución ideológica a lo largo de su vida pública.
Lea más: Cuñada de Jorge Torres rompe el silencio
"André Glucksmann llevaba en él todos los dramas del siglo XX. (...) Impregnado por lo trágico de la historia tanto como por su deber de intelectual, no se resignaba a la fatalidad de las guerras y las masacres. Siempre estaba alerta y a la escucha del sufrimiento de los pueblos", señaló en un comunicado el Palacio del Elíseo.
"El presidente (François Hollande) saluda su memoria y dirige a su familia y a sus allegados sus sinceras condolencias", agregó.
También el primer ministro francés, Manuel Valls, tuvo palabras de recuerdo para el filósofo a través de su cuenta de Twitter: "La indignación, el destino de los pueblos, el rigor del intelectual: André Glucksmann guiaba las conciencias. Se echará en falta su voz".
Lea más: Sea World dice adiós a espectáculos con orcas en San Diego
Nacido el 19 de junio de 1937 en Boulogne Billancourt, una ciudad limítrofe con París, de padres judíos de origen austríaco, era asistente del sociólogo Raymond Aron cuando se produjeron las revueltas estudiantiles de 1968, en las que participó activamente.
Pasó de ser un militante maoísta defensor de la llamada Revolución Cultural llevada a cabo en China a romper con el marxismo y a denunciar los crímenes de los regímenes comunistas, en particular en un libro publicado en 1975 y del que se vendieron decenas de miles de ejemplares: "La Cocinera y el devorador de hombres. Reflexiones sobre el Estado, el marxismo y los campos de concentración".
En 1979, junto a Raymond Aron y al padre del existencialismo, Jean-Paul Sartre, se puso en cabeza de una iniciativa para acudir en ayuda de los refugiados que huían Vietnam con la victoria allí de los comunistas en la guerra. Miles de esos refugiados fueron acogidos entonces por Francia.
Lea más: Prohíben los remates de cabeza a los niños en EU
Muy activo en los movimientos anticolonialistas, en los años 1980 su viraje ideológico fue hacia el atlantismo, entendido como una forma de antitotalitarismo y de defensa de los derechos humanos frente a múltiples dictaduras. Por eso mismo se pronunció contra el pacifismo.
Defendió la intervención de la coalición liderada por Estados Unidos contra el Irak de Sadam Husein en la primera Guerra del Golfo en 1991, al igual que la de la OTAN en Serbia en 1999 por el conflicto con Kosovo.
A comienzos de 2007, manifestó su apoyo en favor de Nicolas Sarkozy en la campaña que llevaría al líder conservador a la presidencia de la República (2007-2012).
Posteriormente se alejó de él por la proximidad que mantuvo Sarkozy con el presidente ruso, Vladimir Putin, cuya política -en particular en Chechenia- había denunciado repetidamente.
Glucksmann, un filósofo rupturista que emergió del mayo del 68
André Glucksmann, uno de los intelectuales estrella dados a conocer con el mayo francés de 1968, hizo de la denuncia de los crímenes de los totalitarismos su combate vital, y encarnó el vínculo entre la generación de Sartre y Focault y la de los "Nuevos Filósofos" que rompieron con el marxismo en los setenta.
Con un "mi primer y mejor amigo ya no está", su hijo, el cineasta Raphaël Glucksmann, anunció hoy en las redes sociales la desaparición a los 78 años de edad del también prestigioso ensayista, uno de los más mediáticos de Francia por su intervención en numerosas polémicas.
Glucksmann nació el 19 de junio de 1937 en Boulogne Billancourt, una ciudad limítrofe con París, de padres judíos de origen austríaco, que se refugiaron en Francia en 1933.
El filósofo, que en una de sus últimas obras, "Una rabieta infantil" (2006), daba cuenta de su infancia bajo la ocupación nazi, experimentó a lo largo de su vida pública una notable evolución ideológica, que le llevó de defender el marxismo en versión maoísta a aliarse temporalmente con la derecha francesa.
Intelectual comprometido, que decía alzarse contra todas "las miserias del mundo", Glucksmann se diplomó en 1961 en Filosofía en la Escuela Normal de Letras y Ciencias de Saint-Cloud, e ingresó en el Centro Nacional francés de Investigaciones Científicas (CNRS) con el foco puesto en los engranajes de las guerras.
El primero de su veintena de libros, "El discurso de la guerra", vio la luz en 1968, año en el que participó activamente en las revueltas estudiantiles. Su discurso tomó un cariz cada vez más virulento, hasta el punto de calificar a Francia en 1972 de "dictadura fascista".
Gluscksmann pasó de ser un militante maoísta defensor de la llamada Revolución Cultural china a romper con el marxismo y denunciar los crímenes de los regímenes comunistas.
Ese giro se puede observar en particular en su principal éxito editorial, un libro publicado en 1975 y del que se vendieron decenas de miles de ejemplares: "La Cocinera y el devorador de hombres. Reflexiones sobre el Estado, el marxismo y los campos de concentración".
El filósofo comparaba en esa obra el nazismo con el comunismo, y sostenía que el marxismo provoca no solo paradojas científicas, sino también campos de concentración, una reflexión mal recibida por la élite intelectual francesa de la época.
En 1979, junto al sociólogo Raymond Aron, del que era asistente en la Sorbona, y al padre del existencialismo, Jean-Paul Sartre, encabezó una iniciativa para ayudar a los refugiados que huían de Vietnam con la victoria allí de los comunistas en la guerra. Miles de esos refugiados fueron acogidos entonces por Francia.
Ese episodio fue recordado hoy por el presidente francés, François Hollande, para quien Glucksmann, "impregnado por lo trágico de la historia tanto como por su deber de intelectual, no se resignaba a la fatalidad de las guerras y las masacres" y "siempre estaba alerta y a la escucha del sufrimiento de los pueblos".
En los años ochenta su viraje ideológico fue hacia el atlantismo, entendido como una forma de antitotalitarismo y de defensa de los Derechos Humanos frente a múltiples dictaduras, y por eso mismo fustigó el pacifismo.
Reputado por su discurso franco, en ocasiones excesivo, Glucksmann defendió la intervención de la coalición liderada por EU contra el Irak de Sadam Husein en la primera Guerra del Golfo en 1991, al igual que la de la OTAN en Serbia en 1999 por el conflicto con Kosovo.
Esa presencia constante en los medios le expuso también a las críticas, como cuando en 2007 defendió la candidatura presidencial del conservador Nicolas Sarkozy, antes de distanciarse de él por su creciente cercanía con el presidente ruso, Vladímir Putin.
Enfermo de cáncer, Glucksmann renunció en los últimos años a sus apariciones públicas, pero no a la publicación de sus ideas, reflejadas en 2014 en su última obra, "Voltaire contraataca".