Noruega, un mundo eléctrico ideal

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/ 2 febrero 2016

El país nórdico concentra la mayor proporción de modelos a pilas por habitante del planeta

Fiordos, renos y nieve. Noruega es bien conocido por estos tres tópicos turísticos, pero debería añadirse un cuarto: los coches eléctricos. Y es que el país escandinavo funciona como un enorme imán que ejerce una atracción irresistible sobre estos modelos, que proliferan en este enclave del norte de Europa como en ningún otro lugar del mundo.

En la nación nórdica se vendieron casi 75.000 automóviles a pilas en 2015. Pueden parecer pocos, pero es el líder europeo y también uno de los mundiales, porque solo se entregaron más coches de este tipo en EE UU, China y Japón. Y, como tiene además una población reducida, de 5,1 millones de personas, resulta que termina postulándose como la referencia absoluta, porque ostenta la mayor proporción de modelos eléctricos por habitante del globo: 14,7 vehículos por cada 1.000 residentes. No hay otro país que se acerque siquiera a estos registros. EE UU va a continuación, y se queda con una tasa del 0,97.

Las preguntas se amontonan, pero Christina Bu, secretaria general de la asociación noruega del vehículo eléctrico, empieza a desvelar las claves: “La razón principal de las elevadas ventas de vehículos eléctricos en Noruega está en los incentivos fiscales del Gobierno, que permiten que los coches eléctricos tengan precios más competitivos que los de gasolina y gasóleo”. Y pone un ejemplo: “Si un VW Golf está disponible desde 300.000 coronas noruegas [unos 31.500 euros] un e-Golf [eléctrico] sale por 250.000 [unos 26.500]”.

El precio de compra podría explicar por sí mismo el auge del mercado eléctrico en el territorio nórdico, pero hay varios otros factores que se suman y terminan creando el caldo de cultivo ideal para la expansión de los coches con baterías. Y es que en Noruega hay más postes de recarga que gasolineras (6.000 en 2015), y no se ubican solo en las ciudades, sino que cubren también la red de carreteras, lo que permite a los conductores realizar viajes de larga distancia. Además, el consumo de esa electricidad es gratuito, mientras que el litro de gasolina roza los dos euros.

Pero aún hay más, porque como señala Christina Bu, es “importante que los eléctricos puedan competir en precio, pero también que se añadan ventajas a su utilización”. Así, y aparte de poder consumir electricidad gratuita, los conductores de vehículos eléctricos pueden utilizar también sin coste “las autopistas de peaje, los ferries y las plazas públicas de aparcamiento”, abunda la secretaria general de la asociación noruega del vehículo eléctrico.

El potencial económico y los recursos naturales del país juegan asimismo a favor del coche eléctrico, porque Noruega es el tercer estado con mayor renta per capita del globo (según el FMI, Fondo Monetario Internacional), al tiempo que aprovecha su abundante infraestructura de generación hidráulica (presas, saltos de agua…) para producir cantidades ingentes de electricidad y además de forma limpia, porque el 98% se obtiene sin emisiones asociadas. El Gobierno noruego cifra una producción anual de hasta 140 TWh (tera vatios hora) y señala que aunque todo el parque móvil (2,5 millones de turismos en 2014) fueran coches eléctricos, bastarían cinco TWh al año para cubrir la demanda de energía que crearían.

Frente a los casi 75.000 eléctricos vendidos en Noruega en 2015, en España se matricularon apenas 2.300 el año pasado, con una población de 47 millones de habitantes. Pero, a pesar de las abultadas diferencias, Christina Bu tiene una opinión favorable sobre la situación del coche eléctrico en España, aunque con matices: “En España se están poniendo en marcha varias iniciativas relacionadas con el vehículo eléctrico. Los fabricantes ya venden sus modelos, y también se están creando nuevos desarrollos. Por ejemplo, es el primer país en el que Nissan está ensayando su sistema de conexión del coche a la red eléctrica [una opción que convierte a los coches con baterías en una herramienta para verter energía a la red cuando falta, o acumularla cuando haya excedentes de producción]. Sin embargo, las ventas son todavía muy bajas. A nuestro modo de ver, la industria ha hecho bastante, pero el gobierno no está contribuyendo mucho”.

Ángel Aghili, presidente de AVELE, la asociación española para la promoción de la movilidad eléctrica, comparte la visión de Christina Bu: “Noruega es la referencia mundial, gracias a su política. ¿Por qué no aprendemos? ¿Por qué las subvenciones del coche eléctrico bajaban [se refiere a la menor dotación de los planes MOVELE de los últimos años], mientras subían las del PIVE? La voluntad política española parece estar en otro lado”.

Pero, quizá, el mayor mérito de Noruega no se haya comentado todavía. Y es que el estado nórdico es uno de los mayores exportadores mundiales de petróleo. Pero, en vez de haber aprovechado este recurso, como han hecho y hacen la mayoría de países que tienen este potencial energético, ha apostado por ir transformando su movilidad hacia la electricidad, en detrimento de los carburantes. Y los resultados parecen evidentes. Un mundo eléctrico ideal.

Por Marcos Baeza / El País

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